Sexo, drogas y romance: desventuras amorosas en la historia del rock

Kurt Coban y Courney Love, Sid Vicious y Nancy Spungen 4 amantes con trágicos destinos

A finales de los psicodélicos 60´s, un reconocido cuarteto aseguraba que “All we need is love”, pero tras bastidores y bajo los reflectores de la fama, fueron  la persecución de  emociones duras, las drogas y el escándalo, experiencias que impulsaron el amor al que tanto le cantaban los Beatles por un camino que se alejaba vertiginosamente del color rosa hacia oscuros matices de negro y carmesí; luto, sangre y Rock n´ Roll.

Sid Vicious y Kurt Cobain transitaron por la senda del estrellato y  los excesos con el peso del romanticismo sobre los hombros. (En el sentido vanguardista del término), que se relaciona con el protagonista errático y los finales funestos, aunque tampoco puede negarse que sabían ser especiales con los objetos de su afecto: Courney Love y Nancy Spungen. No eran las flores ni los chocolates, sino grandes cantidades de heroína el presente  idóneo para agasajarlas.

El idilio de estas dos parejas se escribió en paralelo a la historia de dos bandas que con decibeles y distorsiones hicieron ruido en  la historia del rock: el Nirvana del Grunge, predicado en la voz de un inadaptado de Seattle y las Sex Pistols, “enfundadas” en los pantalones de 5 británicos. La cultura pop, recuerda siempre unidos los nombres de Sid y Nancy, equiparándolos a  una sórdida versión punk de Romeo y Julieta.      

La groupie americana y el anticristo anarquista   

“Era Una de esas fanáticas que se acuestan con cualquiera con tal de pertenecer a la banda”, así describió un policía a Nancy Laura Spungen, una rubia y menuda jovencita de Filadelfia que en rechazo a las expectativas sobre las chicas sureñas, dejó el hogar de su infancia a la edad de 17 años, para partir rumbo a Nueva York,  vestida de cuero, con el rostro oscurecido por el delineador y el labial.

En la Gran Manzana Nancy Siguió a bandas como Aerosmith, The Ramones y ejerció la prostitución

Los 70 estaban en pleno apogeo cuando la escena británica fue sacudida por el movimiento Punk, contracultura  encabezada por los Sex Pistols, que ganó adeptos  entre los jóvenes ingleses de la clase trabajadora, al defender  ideales  anarquistas en protesta contra  un sistema dominado por la realeza.   

En mayo de 1977, los Sex  Pistols volvían a encender la opinión pública con el lanzamiento de Good Save the Queen, tema que compartía su nombre con el himno nacional británico, pero a diferencia de este cuestionaba con versos descarnados la moral de la Reina Isabel II.

Sucedió en Noviembre, se encontraron de forma casual e inesperada, igual que Romeo y Julieta quedaron prendados el uno del otro: él se sintió  atraído  por la atmosfera de rebeldía y  personalidad pendenciera que ella proyectaba, ahora no hace falta ser un genio para deducir lo que la experimentada groupie encontró en aquel tipo: un atractivo salvaje que realzaba su fama incipiente, Entonces Sid Vicious, que tanto detestaba la monarquía se convirtió en la joya de la corona para  Nancy Spungen.    

La promiscuidad de  Nancy  terminó cuando se enamoró del bajista de los Sex Pistols

En un parpadeo pasaron del sexo casual al terreno de la posesión y el romance decadente, Sid era el anticristo anarquista de la escena inglesa, un  niño malo e inestable que estaba tan loco como su chica, ella le puso una cadena alrededor de su cuello  la aseguró con un candado y guardo la llave para sí, desde ese momento, rara vez se les veía  sin la compañía del otro,  para desgracia de Johnny Rotten, y el resto de los Sex Pistols que no soportaban a la groupie americana :disfrutaban llamándola prostituta frente a su compañero de banda y usaban con malicia jocosa  el apodo que le había dado la prensa a su Novia: “Nancy Nauseabunda”.  

Dignos protagonistas de una tragedia de Shakespeare

Alimentado por  la violencia y las drogas como poderosos afrodisiacos, el amor de Sid y Nancy superó incluso la música de los Sex Pistols cuando pese a los esfuerzos el grupo acabó separándose en 1978, durante su gira por los Estados Unidos.  Entonces la señorita Spungen tuvo una revelación: Ella podía ocuparse de la carrera de su novio. ¡Había estado con muchas estrellas de rock y sabia cómo funcionaba el negocio!, pensó.

_ Eras el alma de ese grupo, ya no los necesitas, que se jodan… _ aseguro a  Sid mientras presionaba hacia abajo el embolo de la Jeringa, besaba la marca en su brazo, y le tendía el suyo para que él la inyectara. Estaba pletórica de orgullo: ya no era simplemente la novia de un cantante de punk. ¡Ella era la manager de Sid Vicious! que la verdad sea dicha no tuvo gran impacto como solista, pero su antigua fama le garantizó algunas presentaciones y la presencia constante de los paparazzi que cámara en mano los seguían buscando captar alguna de sus numerosas peleas con Nancy, ahora responsable de devolverlo al estrellato.

La mañana del 12 de Octubre de 1978, entró al baño buscando a su amante, era la rutina costumbre: dos o tres presentaciones por noche, bajar del escenario y volver a casa para volar con la heroína. El sexo desenfrenado era siempre la cereza del pastel; sobre la cama, tumbados en el suelo o bajo la ducha, pero lo que vio reflejado en el espejo roto hizo que todo dejara de tener sentido.  

En su ropa interior de encaje negro, Nancy Spungen yacía sobre el suelo del baño como una Ofelia asfixiada en el charco de su propia sangre, que había manado de su vientre y corrido por el suelo hasta secarse. Enloqueció, ¿él la había asesinado?, ¡no era posible!, pero tampoco podía recordar nada de la noche anterior…

Se alejó tambaleándose  hacia el Teléfono.

_ Aló ¿Policía? Le han hecho algo a mi chica, estamos en el  Chelsea..

Aquella mañana en esa habitación de hotel neoyorquino´, el que enfrentó el interrogatorio de la policía no era Sid Vicious, Tampoco respondía a su nombre de pila. Jhon Simon Richie se habia transformado en un  Hamlet moderno: enloquecido y atormentado por la culpa, solitario y acusado de un crimen que no recordaba haber cometido.

El señor y la señora Cobain

De haber vivido lo suficiente para casarse y formar una familia, Sid y Nancy resultarían otra  versión de Courney Love y Kurt Cobain. Compararlos es inevitable, el patrón se repite, cortado por la misma tijera, con algunas diferencias sutiles: la “madurez impuesta” por la edad adulta,  el nacimiento de Frances Bean, y la constante lucha del vocalista de Nirvana por  superar su adicción a la heroína, retomar el control de sus emociones y continuar haciendo música.

Frances Bean Cobain nació el 18 de agosto de 1992, un año antes del Suicidio de su padre

Lo demás se mantuvo intacto, muchas veces se  refirieron a ellos  como la versión noventera de  la pareja más famosa del punk y en ocasiones hacían honor al título, como aquella vez que desmintieron una denuncia anónima de violencia domestica: “Solo estábamos tocando la guitarra y luchando por la casa”, dijeron. Sus figuras e historias, se difuminan de tal forma que es difícil distinguir a   Sid de Kurt: dos adolescentes que se refugiaron en la música como un paliativo para su soledad, y recurriendo a las drogas cuando esta no funcionaba del todo. Tras experimentar con múltiples grupos, ambos consiguieron capitalizar los sentimientos de la juventud y alzarse como la voz de toda una generación.

Con el lanzamiento de Nevermind en 1991, Nirvana se sumergió de lleno en el turbulento océano de la fama. Smells like Teen Spirit,  primer sencillo del álbum consiguió movilizar a las masas de adolescentes furiosos e incomprendidos hacia las filas del movimiento Grunge.

 Junto a ellos Nancy y Courney, se perfilan calcadas casi con exactitud. Rubias, egocéntricas, maleducadas y huecas, ninguna de las dos le caía bien a la gente. El  parecido era tal que la señora de Cobain intentó conseguir el papel de Spungen en Sid y Nancy, la cinta biográfica de Alex Cox, y aunque no consiguió el estelar , su rol de vocalista en la banda Hole, unas pocas entrevistas titulares polémicos como: “Heroína Bebés y yo”, fueron pequeñas victorias que sumadas al hecho de que aún vive a sus 52 años, beneficiándose  de la antigua gloria de su esposo  cada vez que puede, le permite ufanarse de ser más inteligente que aquella a quien pretendía representar.

En el fondo Kurt nunca dejó de ser  el adolescente atormentado, al que la policía detuvo en varias ocasiones por llenar las paredes de Subversivos grafitis que rezaban: “Detengan a Cristo, o Dios es Gay”. Aunque la música le proporcionó una válvula  que le permitió  drenar su frustración., los ingresos millonarios, provenientes de  nirvana, su sonido sucio y versos furiosos, añadieron más contradicciones a las que ya lo atormentaban. Sus canciones eran un guiño al movimiento punk  que se oponía al   consumismo, pero él vivía en una casa avaluada en varios millones de dólares.

Confundido y afectado por intensas dolores molestias estomacales, se sumergió en la heroína para mitigar el dolor, y ni siquiera  el amor que sentía hacia su hija, (quien incluso aparece en uno de sus videos), fue suficiente para apartarlo de las drogas.  Cobain siempre tuvo problemas con el reconocimiento que obtuvo al convertirse en una celebridad: “he aprendido a manejar el hecho de ser una estrella de rock  y lo grande que se ha vuelto la banda, ya no estoy tan molesto como antes, declaró a la prensa.

Cuando ya no pudo seguir soportándolo, fue  la cochera, y como Ernest Hemingway,  se disparó con una escopeta. En su carta de suicido,  dirigida a un tal Boddad: manifestó que ya no sentía emoción por lo que hacía, y rehusándose a  engañar a sus admiradores les pidió Paz,  amor y comprensión. Igual que Cobain, el bajista de los Sex Pistols también se quitó la vida, o eso fue lo que se creyó en un principio, hasta que se reveló que fue su madre quien le administro una fatal dosis de heroína para acabar con el sufrimiento de su hijo, que a pesar de haber sido absuelto nunca superó  la pérdida de su amada Nancy.

Hasta nuestros días continúan sin aclararse un par de misterios en torno al trágico destino de estas parejas: ¿Realmente Sid mató a Nancy? y  ¿Fue   suicidio o  tal vez la desequilibrada viuda quien apretó el  gatillo,  que nos arrebató al líder de Nirvana un dia de Abril en 1993?      

Paz amor y separaciones

En la era del Flower Power, las drogas intentaron separar  a John Lennon y Yoko Ono, sin duda el romance menos decadente de los  relatados hasta ahora., pero no por ello estuvo exento de polémica. En 1973 la pareja cedía bajo el peso de las acusaciones que señalaban a la japonesa como la responsable de la separación de los Beatles.  La deportación de Jhon a Gran Bretaña, por posesión de sustancias ilícitas, fue el detonante de la decisión.

El amor de John y Yoko estuvo marcado por el activismo y las colaboraciones musicales

18 meses después,  la distancia entre los dos era cosa del pasado y con el nacimiento de su hijo Sean, en Octubre de 1975 la pareja tuvo un nuevo comienzo. Atrás quedaba la tormenta desatada, cuando el líder de Los 4 grandes y una artista conceptual de origen asiático tiraron por la borda sus respectivos matrimonios para experimentar el amor libre, aunque el castigo por cometer adulterio, llegó en forma de complicadas audiencias en los tribunales , perdida de dinero,  y cruentas luchas por la custodia de sus hijos, que termino con la hija de Ono, la pequeña  Kyoko, secuestrada por su padre Anthony Cox.

Esta pareja habría podido alcanzar la felicidad de no ser por Mark David Chapman, el desequilibrado admirador de Lennon que le disparó por la espalda. Herido por 4 balas el cantautor británico murió a los 40 años de edad, estaba frente a la puerta de su casa, había ido allí por casualidad al salir del estudio de grabación, acababa de lanzar Double Fantasy, un disco en honor a todo el amor que sentía por su esposa e hijo.
Sid y Nancy, Kurt, y Courney, John y Yoko, fueron  parejas que pueden enseñarnos algo este febrero: el amor es un sentimiento muy puro, que en ocasiones puede ser destructivo.  

Kevin Melean
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