Vamos a ver para otro lado
Llevamos muchísimo tiempo en este trance. Quienes creemos que vamos por mal camino, nos empeñamos en destacar lo obvio, seguros de que más nadie se da cuenta, y casi caminamos por la paredes ante cada fracaso cantado o encubierto. Es necesario ver para otro lado.
¡Pero cuidado, ver para otro lado no significa desentenderse, ni recrearse en una burbuja cada vez más pequeña y vulnerable.
Los venezolanos que comprendimos que esta situación es la consecuencia de la política de mafias, de la corrupción, de la ineficiencia de quienes gobiernan y de quienes se les oponen, tenemos la obligación de ver para otro lado y comenzar a descubrir posibilidades factibles y concretas.
¿Para qué recrearnos en una narración de hechos absurdos, si todos los estamos padeciendo?¿De qué vale describir la sinrazón?¿Cuál es el sentido de diagnosticar la metástasis social?
Nos corresponde actuar, y actuar fuera de esta caja de lugares comunes, en la que unos quieren ser más populistas que otros, en la que el debate parte desde el chantaje, la división, la sumisión, la redistribución de una riqueza que nadie ha trabajado y que, en cambio, todos aspiran a dilapidar en romerías fantasiosas, que en ningún caso invitan al trabajo, el esfuerzo, el estudio, la constancia, la disciplina.
Si miramos para otro lado, y comenzamos a descubrir a auténticos emprendedores, a disciplinados estudiantes ganadores de competencias académicas, a entusiastas gerentes, capaces de llevar adelante las riendas de las más importantes empresas del mundo, como Google por ejemplo… Entonces notaremos que hay otra narrativa posible, que no todo se agota en una baranda maliciosa, ni en un tribunal regentado por un expresidiario no redimido ni exculpado.
Ha llegado la hora de ver para otro lado y reconstruir, no desde los escombros, sino desde las infinitas oportunidades, un país que tiene todo para serlo, y que aunque algunos nos vayamos y otros nos quedemos, tenemos un nosotros infinito que no conoce de fronteras, mientras exista la posibilidad de reivindicar un gentilicio que no se relaciona con narcos, ni con terrorismo, ni con brutalidad, ni con falta de preparación… Un gentilicio que no es mísero, como el régimen que ha triunfado en la imposición de su doctrina narrativa.
Vamos a ver para otro lado. Seguro cada cual conoce a alguien con éxito en su nuevo destino. Segura cada uno de los que llegue a leer esta líneas tiene en su entorno algún “privilegiado” que estudió, y se esforzó y hoy es un ejemplo a seguir desde su perspectiva de lucha. Veamos para otro lado y anclemos nuestros objetivos en algo más que una validación externa. Veamos para otro lado y superemos el lastre de una diatriba malsana que nos desgasta y nos hace perder la vida en discusiones estériles, llenas de angustia, desilusión, desesperanza.
Vamos a ver para otro lado, y descubriremos que ahora es cuando hay motivos, muchos más que razones.
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