Sin lógica posible
Venezuela, un país hermoso, con un clima agradable, con unos habitantes solidarios, gentiles, amables, trabajadores, afectuosos, en este momento está pasando por momentos muy difíciles, tanto en el aspecto económico como en el social. Y es que el aspecto antes nombrado, incide en el social, laboral, de salud. A diario vemos cómo instituciones enteras entraron en una gran debacle. A Venezuela, pareciera que desde 1999 la cubre un manto oscuro, y es que oscura está la capital, sus calles, principales avenidas y autopistas. Esas mismas características están presentes en varias ciudades, de nuestro país, generando un escenario, un caldo de cultivo propicio para la inseguridad. Es una estrategia que forma parte de un plan, muy bien diseñado: destruir de todas las formas posibles nuestro país. Pero ¿a quién le importa? Pues en este momento estamos en un punto de ilogicidad total. Para los que siguen al gobierno, el país está happy-happy, pues reciben una dádiva: una bolsa o una caja de clap, están inscritos en misiones, por lo que mensualmente el estado les deposita una cierta cantidad de dinero, que en resumidas cuentas el mensaje que eso encierra es: No trabajes, no te esfuerces, espera sentado en tu casa, en tu apartamento de la misión Vivienda, donde no cancelas nada al estado. Esa cantidad de seguidores, contentos con su obsequio mensual, perciben la realidad de forma distorsionada. Realmente, poco le puede importar a esas personas lo que le suceda a otros, pues ellos ya están resueltos, como decimos aquí en Venezuela.
La realidad en Venezuela es que no se consiguen muchísimos rubros alimenticios, repuestos, medicinas, productos para higiene personal, limpieza, entre otros. La realidad en Venezuela es que la ilogicidad se apoderó de casi todas las empresas del estado. La ilogicidad se apoderó de los ministros del gabinete, nombrados todos a dedo por el presidente Nicolás Maduro. De acuerdo con la ilogicidad los méritos en Venezuela no cuentan para nada. Como ilógicas son las declaraciones del presidente Maduro, igual de ilógicas como las palabras del señor Freddy Bernal, amenazando con empuñar un fusil para defender su ideología, como descabellado el mensaje del señor Diosdado, llamando a la violencia y no a la paz. A los representantes de este gobierno no les importa la gran oportunidad que tienen en sus manos de generar acciones que contribuyan con la paz, con el orden y el progreso en nuestro país. La historia ya les tiene un lugar reservado tanto por sus acciones como por su verbo pletórico de violencia.
Ilógica es la situación en la que está sumida Venezuela, personas muriendo de mengua, unos buscando en la basura, otros tratando de resistir la injusticia, la impunidad y el abuso. Y esto último es lo que ha imperado en estos últimos días, mientras una inmensa mayoría, ni dos, ni tres personas, sino un río indetenible de personas decidió marchar, para expresar así su descontento, pidiendo elecciones presidenciales ya. Otra estrategia que forma parte de ese gran plan que está puesto en práctica desde hace 18 años. Los venezolanos tenemos más de tres lustros resistiendo, persistiendo, resistiendo, persistiendo.
Ilógica es la situación que tenemos, donde un terco presidente, junto a su gabinete no quiere ver el mensaje que le están enviando una gran cantidad de venezolanos que protestan, que gritan, que tocan cacerolas, que rechazan hasta el infinito y más allá la forma cómo han conducido este país por más de 18 años. Una ilógica forma de gobernar, de lanzarle al pueblo el aparato represor del estado que cada día cobra más vidas humanas, y si la justificación es una trillada frase, que pronuncian los afectos a este ilógico gobierno: “en la cuarta también las fuerzas policiales mataron bastantes estudiantes y personas inocentes”, es una frase bien inhumana para justificar la pérdida de vidas humanas.
Este ilógico régimen se llevó todos los premios contra la libertad de expresión, cierre de medios y represión policial, sin enumerar otros galardones en otras categorías, en las que por supuesto es ganador indiscutible.
Ilógico es un gobierno que reprime a un pueblo cansado ya de injusticias, de abusos, de atropellos, de inseguridad, de inflación y que merece calidad de vida, pues los venezolanos somos trabajadores, honestos, solidarios, afectuosos, constantes, perseverantes, hasta el infinito y más allá y nunca nos rendimos. Cada día cuando salimos a trabajar con determinación, con convicción, lo hacemos con la mente puesta en que Venezuela necesita vivir en la Logicidad, por el bien de todos y de las generaciones venideras.
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