¡Rectores y magistrados nuevos, ya!
Una injusta y desactualizada correlación de fuerzas, impone varias velocidades en el duro circuito político. La minoría oficialista, nada despreciable al andar por el 20% en los estudios de opinión (claro está, por obvias razones, mientras sea gobierno), dice puntear la pista, aunque haga toda suerte de trampas, regando de tachuelas el camino, ante la mirada espectadora de una comunidad internacional que, desde las tribunas, alguna vez creyó en el carácter democrático de la competencia.
Negada la ocasión para toda consulta popular, alzado el CNE contra la Constitución, ideada una estrategia de la constituyente que no es tal, la pólvora marca la diferencia. A caer el joven Neomar Lander frente al numeroso contingente de efectivos de la GNB, armados hasta los dientes, como si fuese obra de un diligente francotirador de los que pueblan las ventanas y azoteas de los edificios públicos, el gobierno incurre en la nada sorprendente desfachatez de decirlo como un tenebroso manipulador de los morteros que nunca ha tenido la muchachada que limpiamente protesta.
En la acera oficial, hay referentes políticos de una pasmosa lentitud que, al adversar la infeliz propuesta de Maduro Moros, tardan en repudiar públicamente la sentencia condenatoria que también les dará alcance. En la acera opositora, ha demorado demasiado la Asamblea Nacional para reemplazar a los magistrados y rectores de los irregulares CNE y TSJ que colman la paciencia.
Los diputados de Vente Venezuela, hemos solicitado reiteradamente la sustitución de todos los rectores del ente electoral que tuvieron por origen la declarada omisión legislativa que los llevó exclusivamente a trabajar para los comicios de diciembre de 2015, largo rato superada la fecha. E, igualmente, más allá de los discursos y declaraciones de ocasión, desde un primer instante, la instancia parlamentaria debió encarar real, pronta y concretamente el problema del viciado nombramiento de los magistrados, con una larga ocasión para el cumplimiento de los lapsos correspondientes.
Mientras la ciudadanía se moviliza en la calle, honrando su papel histórico, en la Asamblea Nacional atrasamos todo el vehículo institucional que legítimamente se nos confió. E irremediable, integrándola, antes que se haga muy tarde, nos hacemos eco de la demanda ciudadana a la Asamblea Nacional: ¡rectores y magistrados nuevos, ya!
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