La moral del mercado o Goldman Sachs y la ética empresarial
En días recientes se ha generado un importante -y no nuevo- debate sobre la moral del mercado a raíz de la compra de bonos de PDVSA (empresa petrolera venezolana, propiedad del Estado) por parte de Goldman Sachs, uno de los grupos de banca de inversión y valores más grandes del mundo.
En este debate lo primero que se puede identificar es cierta confusión respecto a lo que es la ética y la moral por un lado y respecto a lo que es el mercado por otro. Además, se observa que personas que coinciden en apoyar el libre mercado discrepan en el carácter ético de la compra de estos bonos.
En vista de esta situación, como aporte a la discusión conviene en primera instancia hacer algunas aclaratorias respecto a los conceptos: ética, moral y mercado, y en segundo lugar definir qué es la ética empresarial y fijar posición respecto al carácter ético de la transacción objeto de este debate.
De acuerdo al Diccionario de la Real Académica Española de la Lengua (DRAE) la ética y la moral remiten al recto obrar de las personas en orden a su bien; obrar que concierne al fuero interno de los individuos y no depende del orden jurídico vigente. En otras palabras, lo característico del acto ético es que esté orientado al bien personal y colectivo, por lo que la persona debe primero pensar y luego decidir si el bien apetecido es realmente bueno.
Más aún, el acto humano para ser ético debe ser libre porque implica responsabilidad personal, por lo que no puede ser algo impuesto desde afuera de la persona, ya sea por coacción o como consecuencia exclusiva de un convenio de cooperación social (ya que se corre el riesgo caer en el relativismo, donde lo bueno o malo dependerá de lo que sea aceptado socialmente en un momento en particular).
Por otro lado, de acuerdo al DRAE el mercado es un lugar de intercambio, donde las personas o empresas transan bienes y servicios en función a la valoración subjetiva que tengan respecto a los mismos. En otras palabras, la persona o empresa “A” valora en menor grado el bien o servicio que está dispuesta a darle a la empresa “B” si lo compara con el bien o servicio que va a recibir, y esta valoración es completamente subjetiva porque lo dictaminan las necesidades o gustos de los actores del mercado en un momento en particular. En todo caso, es importante destacar que este intercambio de bienes y servicios debe ser libre (sin coacción o violencia por ninguna de las partes) para que sea calificado como justo y podamos hablar de libre mercado.
Por lo tanto, el mercado -como tal- no es ético o moral, sino las personas o empresas (comunidad de personas) protagonistas del mismo, en función a lo bueno o malo que sean los bienes y servicios que están dispuestos a intercambiar.
De acuerdo a lo explicado anteriormente el actuar ético está orientado al bien y requiere que el ser humano actúe con inteligencia (en contraposición a dejarse llevar por los impulsos y emociones) y tome en cuenta los intereses de los demás (en contraposición a actuar de manera puramente egoísta). Por lo tanto, considerando que la empresa es una comunidad de personas, podemos afirmar que la ética empresarial no debe ser una ciencia de mínimos o de principios rectores que dicen lo que no se debe hacer. Por lo contrario, la actuación ética en la empresa tiene como fin la propia realización personal, contribuir al desarrollo de los demás y, en el terreno de los negocios, hacer posible el logro de niveles más elevados de calidad organizacional que derive en una mejor oferta de bienes y servicios, así como una mejor y positiva interacción con su entorno. No se limita, sólo a evitar daños o inconvenientes, sino a coadyuvar a la excelencia humana en general.
Habiendo llegado a este punto, nos tenemos que hacer la pregunta ¿se puede catalogar de ética la reciente compra de los bonos de PDVSA por parte de Goldman Sachs? Si la respuesta no es evidente a estas alturas, podemos agregar que la manera más sencilla de saberlo es utilizando dos principios universales de la ética que entiende el ser humano intuitivamente independientemente de su credo o religión: 1) Haz el bien y evita el mal, y 2) No hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti. En el caso de Goldman Sachs es muy difícil pensar que alguien pueda responder positivamente a estos
dos principios, considerando que el fruto de la venta de los bonos de PDVSA va a las arcas de un gobierno abiertamente tiránico que está reprimiendo a los ciudadanos venezolanos que están desde hace más de setenta días protestando para que se le respeten, entre otros, dos derechos humanos básicos: el derecho a la vida y a la libertad.
Por lo tanto, business is not just business o sea los negocios no son solo negocios. Para que podamos hablar de Negocios (con N mayúscula) no podemos excluir bajo ningún precepto la ética en la acción de las empresas y las personas involucradas en las mismas. Y si queremos recuperar a Venezuela debemos comenzar a entender esto con todas su obligaciones y consecuencias.
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