Un viaje a la Libertad
Hace días estuve en Santiago de Chile, de mis lugares favoritos, siempre quise conocerlo, y tuve la oportunidad.
Yo me atrevo a decir que es un país del primer mundo, la gente vive estable, va al supermercado y compra lo que quiere, nadie está pendiente si estás comprando muchas harinas o muchos arroces, no te piden cédula para comprar un shampoo, ni tampoco te meten presa por tomarle foto a los anaqueles; bueno allá los anaqueles están llenos de productos variados, quizás por eso.
Puedes andar con el teléfono en la calle, salvo algunas excepciones, pero puedes hacerlo. Creo que los ladrones que existen sólo son carteristas, allá nadie sabe lo que es que te coloquen un arma en la frente por un teléfono celular.
Los perritos de la calle están gordísimos, son hermosos, la gente le hace casitas con abrigo para el frío, lo más sorprendente es que dejan bolsas de perrarina en las calles para que se alimenten. En serio, allá colocan muchas bolsas de perrarinas en las calles. Y aquí y que la gente se las comía en la 4ta, pero ahora comer es un privilegio.
Incluso estando allá me enteré que mi grupo de rock favorito daría un concierto, lo escuché también por radio y vi los grandes avisos por toda la ciudad.
Yo no creo que GN’R vuelva ya a Venezuela, lo harán cuando salga la Dictadura, pero a este paso que vamos, quién sabe. The Rollings Stones dieron un concierto el pasado año en Cuba. Yo no quiero que seamos como Cuba. Yo quiero que seamos Venezuela Libre.
Usé los servicios Uber, me encantó, pero es ilegal, sin embargo funciona mejor que los taxis «legalizados» por el Estado. Un chofer de Uber me preguntó si era venezolana, y lo afirmé. Luego me preguntó si era de Izquierda o Derecha; yo le dije que ese debate no se daba acá, pues prefería el debate de Socialista o Liberal, pero si le sirve, yo soy Liberal y de Derecha.
Me dijo que él era de izquierda pero que no estaba de acuerdo con Nicolás Maduro, porque obvio lo que nosotros vivimos «no son cosas de la izquierda». Me contó que Allende lo sacaron los ‘yankees’ porque él aumentó el precio del cobre y ya a los gringos no le convenía ese precio. “Tal cual un chavista enclosetado” fue lo que pensé pero no le dije nada, sólo lo escuché. Después me contó de las injusticias que suceden en las empresas chilenas. La verdad es que yo sólo pensaba en qué fácil es ser de izquierda en un país que lo tiene absolutamente todo gracias al libre mercado; el carajo tenía un teléfono incomprable en mi país (Iphone 7), trabajaba en un servicio de mercado negro (que funciona excelentemente bien, Oferta – Demanda) -pero aún así sigue siendo perseguido por el Estado- y seguramente no tenía la más mínima preocupación de que mañana no le amanecía harina para darle de comer a sus hijos.
Pero yo no le dije nada. Yo sólo era una turista o transeúnte (?), esos debates, sin duda, prefiero darlos en mi país.
Llegué a pensar qué podría pasar si me quedaba, si trabajaba y ahorraba para la Universidad de mi hermana, yo soy la hermana mayor; o si aprovechaba de tener la oportunidad de conocer al amor de mi vida, Axl Rose, quién sabe si muere antes; o si sencillamente me daba la oportunidad de vivir como un ser humano normal. Y bastante que me dijeron ¡quédate! Pero no pude.
Pienso que hay que seguir echando el resto. A pesar de no ser culpable de este desastre que lleva más de 18 años, no me siento culpable, pero soy responsable, soy responsable si las próximas generaciones viven o no en un país libre y próspero.
Yo siempre he dicho que no podemos condenar a las próximas generaciones, y desde afuera no sé que tanto hubiese hecho; pero quise, tenía y debía regresar.
Muchos llegaron a pensar que era una venezolana inmigrante, de esos disidentes que luchan desde afuera (y bastante que hacen, se los agradezco), pero no, yo lucho aquí, me enfrento aquí.
Intenté decirles a todos que aquí hay demasiado que hacer y mucho que recuperar, que la Ciudadanía pese a todo sigue en Rebeldía, que nadie se rinde, y que como dijo uno de nuestros próceres: «No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer» y yo estoy segura que venceremos.
Venezuela, es bonita, les dije.
Aquí sigo. Luchando hasta vencer.
Viva Venezuela Libre, hoy y siempre.
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