El Gran Salto Adelante

Durante la década de los cincuenta y principio de los sesenta, el mundo observaría con mayor atención los resultados que venían desarrollándose en una gran nación asiática que seguía hasta cierto punto los pasos del coloso soviético. Eran los tiempos de la República Popular China de Mao Zedong, el nuevo módulo de pruebas de las teorías comunistas, donde el partido y el líder monopolizaban el control del Estado.  

Luego de un largo conflicto civil el Partido Comunista Chino se convertía a partir de 1949 en el principal (absoluto) músculo político del territorio continental de aquel país. Dirigidos por Mao Zedong impulsarán una serie de medidas ideológicas, económicas y culturales que buscaban el fortalecimiento de las ideas comunistas sobre cualquier otra. Aquel pensamiento “revolucionario” encontraba inspiración en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y en los postulados de Marx y Lenin.

En este sentido, la nación que idealizarían los seguidores de Mao tendrá en su primera fase cierta similitud con los contenidos programáticos de la Unión Soviética, de esta manera, expresiones como “colectivización” serán homólogas en ambos proyectos comunistas. Se trataba de la organización del campesinado chino en extensas comunas, esa organización desvirtuaba y en todo caso anulaba la posesión de tierras por parte de los particulares, eliminando la propiedad privada.

Mao había interpretado que la mayor fortaleza que poseía su país se encontraba en su numerosa población, factor que debía emplearse para lograr convertir a la República Popular China en una auténtica potencia agrícola. Las aspiraciones del líder asiático no terminaban allí, consideraba la posibilidad de impulsar la producción de acero, de manera que; una nación absolutamente rural con fuertes rasgos de atraso y debilitada por la Guerra Civil, estaba destinada a superar en el corto período de 15 años la capacidad industrial de Gran Bretaña. Aquella cuestión parecía tener sentido únicamente en las desaforadas fantasías de Mao Zedong.

Pensando darle vida a la idea, Mao anunciaría en 1958 el segundo plan quinquenal que ha pasado a la historia como “El Gran Salto Adelante”. Bajo la figura de las comunas y la estricta vigilancia militar se ponía en marcha el ambicioso proyecto, el cual no podía fallar. Sin embargo, pronto el sueño se cruzaría con la realidad, la pésima administración del recurso humano, falsos informes con datos manipulados pronto desencadenarían una las más grandes tragedias del siglo XX.

Una suma importante de campesinos fueron desplazados para desarrollar otras actividades (como la estéril producción de acero), situación que fue generando la imposibilidad de recoger la cosecha en su totalidad, escenario que empeoraría a partir de 1959. Adicionalmente, otras medidas igualmente desafortunadas fueron puestas en marcha, nuevas pero ineficientes técnicas de cultivo se implementaron sin ningún éxito, las plagas asolaron los cultivos ante la ausencia de los gorriones eliminados por la sistemática casería promovida por el gobierno. Empero, el partido divulgaba la efectividad de “El Gran Salto Adelante”, y el mismo Presidente anunciaría la disminución de la importación de granos y el aumento de las exportaciones como expresión del fantástico avance, reduciendo aún más las reservas para alimentar al pueblo chino.

El abismo que significó el segundo plan quinquenal de la administración de Mao Zedong, cobraría la vida de millones de chinos, siendo la inanición la principal causa de aquella mortandad. El gobierno afirmaba que todo se trataba de un sabotaje interno llevado a cabo por acaparadores del grano, situación que generó detenciones y ejecuciones.

Hoy cuando algunas figuras de la escena política venezolana nos sugieren el conejo como sustituto de las proteínas que escasean en el país, recordamos los antecedentes inmediatos que nos demuestran los resultados dramáticos de aquellos regímenes que pueden jugar sin contemplación alguna con la vida de miles de personas.

En el año 2005, Haiman El Troudi publicaría el libro intitulado “El Salto Adelante. La nueva etapa de la revolución bolivariana” donde expresa que el modelo chavista simboliza: “…un socialismo que reivindica los aciertos de otras experiencias del mundo y que contextualiza sus contenidos” (p. 23), nos preguntamos y con ello cerramos: ¿aquellos “aciertos” incluirán lo ocurrido en China entre 1958 y 1961?

 

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