Economía para la gente
El Proteccionismo y sus mitos (V)
En el artículo anterior continuamos esta disertación sobre el Proteccionismo, básicamente argumentando a favor del libre intercambio, revisando sus loables consecuencias, y en contra de la autarquía y sus terribles resultados. También continuamos listando y analizando brevemente una serie de mitos que existen en torno al Proteccionismo, y justifican y fomentan su práctica:
Mito #1: Las importaciones (y los déficits comerciales) son malos; Las exportaciones (y los superávits comerciales) son buenos.
Mito #2: Ser una «nación deudora» es económicamente perjudicial.
Mito #3: Las importaciones están destruyendo empleos nacionales.
Ahora continuaremos nuestras reflexiones en torno a este importante tema.
Mito #4: Debido a la competencia internacional, el sector manufacturero del país está disminuyendo.
Los proteccionistas afirman que la economía doméstica se «desindustrializa» debido al supuesto fracaso de los fabricantes nacionales compitiendo en los mercados internacionales. Pero la teoría de la desindustrialización es un engaño. La producción manufacturera como porcentaje del PIB (Producto Interno Bruto) es independiente de la competencia internacional. Es decir, ese porcentaje puede ser mayor o menor gracias a la competencia internacional, pero no necesariamente menor. Lo que sí ocurre es que no necesariamente las mismas fábricas serán siempre las que se mantendrán de pie en la competencia; quiénes vencen o pierden en esta competencia, puede ir cambiando en el tiempo. Hay estudios de casos que muestran que con mayor competencia internacional, hay mayor producción manufacturera y empleo. La composición del empleo y de la producción va cambiando, como siempre sucede en una economía dinámica y en crecimiento. El crecimiento económico siempre crea muchas dislocaciones. En general, sin embargo, el sector manufacturero no se «desindustrializa».
Mito #5: Debido a la competencia internacional, muchos puestos de trabajo recién creados son de baja remuneración.
Los proteccionistas afirman que gracias al libre comercio, se pierden buenos empleos en el sector manufacturero a cambio de empleos de baja remuneración en el sector servicios, y que por ello, el comercio internacional «empobrece» al país, siendo necesaria la promoción de legislaciones proteccionistas para frustrar esa tendencia percibida.
Estudios de casos muestran que la realidad es muy diferente a la retórica proteccionista. No necesariamente los nuevos puestos de trabajo creados en períodos de libre comercio, son de baja remuneración; de hecho se muestra que tienden a ser de alta remuneración, y sólo en un porcentaje menor son de baja remuneración. Pero el punto es que esto lo determinará la libre competencia, resultando que en aquellos sectores más demandados (que mayor valor agreguen), más productivos, los salarios y beneficios salariales tenderán a ser mejores.
Mito #6: La mano de obra extranjera barata es una ventaja injusta.
Se dice a menudo que si, por ejemplo, los trabajadores de determinada industria foránea reciben un menor pago por hora que los trabajadores en la misma industria doméstica, esta no puede competir. Se supone que la protección es necesaria para que esa industria nacional pueda sobrevivir.
Este argumento puede parecer convincente al principio, pero ignora varios hechos importantes. En primer lugar, si la productividad de los trabajadores locales es más alta que los del exterior (debido a superiores niveles de capital, tecnología y formación), entonces los salarios domésticos más altos no son una desventaja.
Segundo, la idea de que los bajos salarios «explican» los patrones del comercio internacional es ilógica. Si fuera cierto, países como los EE.UU no exportarían casi nada, ya que sus salarios son más altos que en casi todas las partes del mundo. Y así ocurriría con todos esos países de elevados salarios: no exportarían casi nada. Lo que determina la ventaja comparativa de una nación en el comercio internacional es la cantidad total de recursos que debe utilizar para producir un bien dado, no sólo la mano de obra.
Un país será exportador de aquello en lo que tenga ventaja comparativa; aquello en lo que tenga un menor costo de oportunidad, un menor sacrificio que hacer para obtener un beneficio. Muchos países de bajos salarios importan mercancías de los EE.UU porque los EE.UU tienen una ventaja comparativa en la producción de esos bienes a pesar de sus salarios más altos. Además, los países de bajos salarios deben eventualmente importar mercancías de los EE.UU porque no hay nada más que puedan hacer con los dólares que reciben de sus ventas a los EE.UU.
Por último, no está claro por qué es «injusto» para los consumidores domésticos disfrutar de bienes de bajo precio y/o de mayor calidad producidos en el extranjero por países con bajos salarios.
Bueno amigos, dejémoslo en este punto por los momentos. Seguiremos disertando sobre el Proteccionismo en el próximo artículo. Entender de economía política, identificar ganadores y perdedores, nos permite entender por qué no cambia y por qué es difícil cambiar el statu quo.
- Economía para la gente
De la corrupción y su economía (II) - 25 noviembre, 2018 - Economía para la gente
De la corrupción y su economía (II) - 4 noviembre, 2018 - De la corrupción y su economía (I) - 29 octubre, 2018