¿Mi hijo es aficionado o adicto a los videojuegos?

La adicción a los videojuegos se está propagando entre los jóvenes de manera muy preocupante. Son tantos los casos, que el manual diagnóstico mental (DSM-V) empleado mundialmente por psicólogos y psiquiatras, decidió catalogar en el 2013 al “Trastorno por adicción a Internet o a los videojuegos”. La afición a los videojuegos se convierte en adicción cuando empieza a interferir en la vida cotidiana a nivel familiar y laboral. Cuando alguien deja de relacionarse con amigos o pierde horas laborales o clases, es señal inequívoca de que padece este problema.

Podemos decir que la adicción a los videojuegos es la imperiosa y constante necesidad de jugar y ceder a ella, incluso en los momentos menos adecuados y perjudiciales para la persona. En algunos casos graves el individuo puede dejar de comer y dormir por periodos peligrosos para la salud.

Lo que es indudable es que los videojuegos tienden a atraer de forma mucho más intensa la atención de los más pequeños respecto a otras actividades de ocio, ya sean piezas de construcción, juegos de mesa o casi cualquier otro juguete tradicional.

Los videojuegos muestran evidentes limitaciones en el área psicomotora debido a que todo se controla mediante un stick analógico o una pantalla táctil; tampoco fomentan en líneas generales la imaginación, al fin y al cabo suelen ofrecer una experiencia mucho más dirigida, rígida y prediseñada que por ejemplo, un set de piezas de LEGO; y por supuesto, tampoco fomentan las interacciones sociales en los niños más pequeños dado que las posibilidades que ofrece el juego online en este sentido, suelen presentarse en juegos pensados para usuarios de edad más avanzada

Para diagnosticar si un joven es adicto a los videojuegos cinco de los siguientes criterios deben darse a lo largo de un año:

  • Preocupación u obsesión por los juegos. El adolescente muestra una preocupación inusual con el juego o el ordenador cuando está lejos de ellos. Podría parecer distraído, irritable o desinteresado y habla sobre el juego casi constantemente. No hay otros intereses para él
  • Síntomas de abstinencia cuando no está jugando. Cambios de humor, desinteresado por hacer otras cosas, agresividad, tristeza, actitud defensiva..
  • Aumento progresivo del tiempo que dedica a jugar. Cada vez necesita de más tiempo para satisfacer la necesidad de jugar. Son una forma de entretenimiento perfecta para ofrecer continuos incentivos y recompensas para que nuestro cerebro reciba su “dosis” de dopamina y el consiguiente placer asociado a la actividad.
  • La persona ha perdido interés por otras áreas de su vida, como sus aficiones o amigos.
  • La persona miente a los demás acerca de su uso con los juegos o internet.
  • La persona ha perdido relaciones o las ha puesto en riesgo por los videojuegos o internet. 
  • Pueden darse una variedad de síntomas físicos como consecuencia del mantenimiento prolongado de la postura y la conducta de juego: sequedad ocular, dolores de cabeza, dolor de espalda y articulaciones. Pérdida de peso o excesivo aumento por una mala alimentación y deficiente ejercicio físico.
    Alteración del ritmo de sueño. Se duerme pocas horas y habitualmente lo hacen durante el día, dejando las noches para jugar.

Los métodos de prevención en niños y adolescentes son:

  • Jugar siempre que pueda con su hijo y ayudar a crear una visión crítica de los videojuegos.
  • Ponerle normas horarias que no excedan más de 4 ó 5 horas semanales.
  • Crearles una rutina de actividades de ocio que sean divertidas, al aire libre o con otros niños.
  • Aficionarlo a alguna actividad deportiva.

Pero lo más importante…. Dedicarle tiempo para escuchar sus necesidades y aficiones.

Stefania Aguzzi
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