Del circo al cerco
Regímenes tiránicos como el que hoy –desgraciadamente- tenemos, les es fundamental que por cada 10 puñaladas que da, exista al menos 1 show que exhibir. Es decir, por cada venezolano que sufre por el hambre, una caja clap; por cada regulación y control a la economía, un bono; por cada neonato que muere en los hospitales, una feria musical; etc.
Claramente ante un país que padece en carne propia la pobreza, el hambre y la miseria, el régimen buscará la forma de –falsamente- suplir con dádivas, y encima exigir agradecimiento. Jamás asumirá ningún tipo de culpa, pues para esos están los enemigos externos. Mientras tanto la ciudadanía sigue de calamidad en calamidad. Porque cada dádiva es una raíz más de éste sistema socialista.
Pero las dádivas no son sólo económicas o sociales, las hay también en lo político, y me atrevería a decir, mucho más graves que las anteriores.
Las ambiciones desmedidas –de algunos- de obtener el poder por el poder, entiéndase aquellos sin ningún objetivo y sin importar los medios, ha dado gran pie y ventaja al régimen para jugar, posicionarse y oxigenarse en el poder.
Al principio, cualquiera que pensara en diálogos o procesos electorales para enfrentar a un Estado criminal, vinculado a las mafias más peligrosas de la era, como carteles de narcotráfico y el terrorismo; podría pensarse de que quizás se tratase de simple pacifismo hippie, de ingenuidad o sencillamente de liderazgos cortoplacistas (que sobran); pero una vez comprobado que cada proceso de diálogo o electoral iba dirigido según las reglas de juegos que las mafias imponían y con árbitros abiertamente a su favor ¿Realmente era simple pacifismo hippie e ingenuidad? ¿O hablamos de “líderes” dispuestos a cohabitar con las mafias con tal de obtener par de concesiones de “poder”?
Ya una vez demostrado que el mismo régimen se ha burlado de los procesos de diálogos y se ha robado las elecciones cuantas veces le ha dado la gana e incluso ha impuesto adefesios (como la falsa constituyente) a través de vías “electorales y constitucionales” sin ningún tipo de aprobación ni legitimidad, ni de los venezolanos ni de la comunidad internacional, evidentemente quienes insisten en estas vías no son más que colaboracionistas o cómplices de la catástrofe y de los que la crearon.
Quienes hoy pretenden seguir insistiendo en los circos electorales para repartirse pequeños espacios de poder, aún conscientes de que lo hacen junto a un Estado mafioso que asesina de hambre y de mengua a los venezolanos, desde luego será recordado como uno más de los cómplices que poco a poco fue colaborando para la construcción del cerco que nos impide alcanzar la libertad.
Ya el tiempo de las neutralidades e indiferencias pasó. Es momento de definir si esperar dádivas de la tiranía o rebelarse y conquistar la libertad.
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