Decreto de guerra

¡Gringos invasores!, no disimularemos nuestros planes de guerra bajo ninguna excusa de “ayuda humanitaria”. Tampoco los presentaremos en un cuadernito amarillo como John Bolton. Prepárense más bien para un enfrentamiento que superará incluso conflictos bélicos de gran escala como el de Roberto Mesutti y Omar Enrique. Atentos a nuestras condiciones, que no repetiremos.

La guerra solo se peleará lunes, jueves y medio día del viernes. Los martes y miércoles hay Champions, viernes en la noche ya uno está mamado y el fin de semana es para la familia y para recorrer todos los sitios que uno debe recorrer para hacer mercado. ¡Eso sí!, si la guerra comienza ya, tengan previsto asueto de Carnaval y Semana Santa. Esos días no se trabaja.

Toda batalla librada, comenzará a las diez de la mañana y en la zona del Metro. Si no, a nuestros milicianos se les hará muy difícil llegar. Entiendan, el transporte público no está fácil. Cuando hay unidades, no hay efectivo y cuando hay efectivo, el cajero no te da suficiente. Lo de las diez de la mañana es porque en el Metro uno debe esperar como cuatro vagones para poderse montar. Por eso mismo, la jornada de batallas culminará a las cuatro de la tarde. Así evitamos que a nuestros soldados les agarre la noche en la calle. Hay mucho malandro suelto.

La jornada de contienda tendrá una pausa de una hora a las 12 del mediodía. No es para almorzar. Es que a esa hora ponen el agua y debemos correr a llenar los tobos, lavar los platos y bajar las pocetas. Ojo, y eso si todo está normal, pues si llega harina de maíz, arroz, azúcar o leche al supermercado, se suspende el resto de la jornada para que nuestros milicianos vayan a hacer la cola de los productos regulados.

En cuanto a la dinámica de la guerra, ésta será de una bala a la vez y solo entre francotiradores. Eso de estar disparando ráfagas de ametralladoras como unos locos, se acabó. Las balas están muy caras y nos las cobran en dólares. Y si uno las quiere conseguir legalitas, nos las venden una vez por semana por número de cédula.

Nada de estar decomisando celulares ni laptops como le hicieron a Raúl Reyes de las FARC hace unos años. En los convenios nacionales de Venezuela, dichos aparatos son considerados material humanitario por si toca pedir medicamentos en redes sociales cuando uno de nuestros soldados esté herido.

¿Copiaron, no? Eso es todo. Ya saben. Guerra avisada, no mata a soldado. Pero si acaso a ustedes les diera por violar este Decreto, lamentablemente les tocará enfrentar algo más feo que la fiesta de Halloween de la Asamblea Nacional Constituyente. No daremos tregua, pues tenemos tácticas avanzadísimas de guerra asimétrica. Por ejemplo:

Si osan pelear en horas nocturnas, sacaremos nuestra arma secreta: corte de luz. Los años de entrenamiento con Corpoelec nos han hecho expertos en visión nocturna.

Reuben Morales
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