TeleSur: la dictadura como espectáculo
Estrictas razones profesionales obligaban a un amigo, Carlos Asuaje, a diligenciar diariamente e ejemplar físico de la Gaceta Oficial y, antes de encontrarnos, pudo darle alcance al finalizar la tarde de un viernes para reportar la novedad: la creación de TeleSur, cuyo convenio tardó en conocerse de acuerdo a la arraigada costumbre oficial. Por aquellos días de mayo de 2005, el suscrito estaba encargado de la secretaría general nacional del partido al que adscribía, trabajando en el informe y algunas propuestas a la dirección que incluía la jerarquización de temas para la rueda de prensa del lunes siguiente.
Sobreviviente la copia del acta correspondiente, la empresa televisiva en ciernes ingresó a la agenda de discusión partidista junto a otras materias, como la petrolera, la de seguridad y defensa de la nación, los derechos humanos en Cuba, entre otros. Por entonces, abordamos “la naturaleza e implicaciones de TeleSur, formulando algunas consideraciones a partir del Convenio entre la República Oriental del Uruguay y la nuestra (Gaceta Oficial Nº 38166 del 14 de abril del presente año)”. No obstante, por siempre nos pareció curioso que el asunto fuese tan subestimado o irrelevante, a pesar de exhibir el propio y desconocido número de la Gaceta en cuestión, añadidos los medios que se aferraban a las circunstancias más efímeras e inmediatas.
Consabidos los perjuicios de la transnacional, bastará con citar la reseña de los últimos acontecimientos en el parlamento venezolano: los diputados de la ultraderecha, vociferaron, fueron al centro caraqueño a agredir a las pacíficas e ingenuas fuerzas del oficialismo, intentando hacerse por la fuerza del Capitolio Federal. La mentira adquiere – así – un desvergonzado calibre, gracias al arsenal de un medio orientado al totalitarismo continental que ha contado por más de década y media con nuestra militante subestimación, hervidero de corrupción por todo lo que se filtra en el universo parasitario que explica a la dictadura socialista.
Yendo Maduro Moros a la sede legislativa que también ha usurpado, a los efectos de la transmisión, la maquillaron en todo lo posible. Puede aseverarse, el régimen se ofrece como un gran set para tratar de engañar al mundo, espectacularizando sus desmanes.
Días atrás, el presidente Guaidó anunció la reorganización del canal televisivo, o algo parecido, sin que, al menos, consultara a la Fracción Parlamentaria 16 de Julio, por lo que es necesario comentar que, en principio, contestes con el propósito, su materialización sugiere un esfuerzo político, técnico y administrativo de los que están urgidas, por ejemplo, la aprobación y aplicación del artículo 187, numeral 11 constitucional o la peligrosísima situación que confronta la universidad venezolana. Aceptemos, es el hábito, existen problemas o fenómenos creídos como secundarios que, inexorablemente, luego, quizá ya tarde, adquieren una gravedad demencial que dice sorprender a muchos para rasgarse las vestiduras.
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