Que gran momento para designar a Merkel como presidenta mundial de todos y todas y así sacarnos de encima de una buena vez a Trump, Bolsonaro, Lopez Obrador, Boris Johnson, Orban, Cristina, Maduro, y otros cracks que han transformado al mundo en esta belleza.
Que el bicho no se coma la Democracia

Líder mundial. Angela Merkel.

Si tuviéramos en cuenta a todos los presidentes, ministros y funcionarios que aportaron su talento para que en los últimos 29 años pasemos de 1 dólar = 1 peso a 1 dólar = 100 pesos, podríamos agregar decenas de nuevos candidatos al gran certamen del Pelotudo del Año.

Pero no los podemos sumar porque en este torneo sólo clasifican los Pelotudos destacados durante el temporada oficial 2020. Una pena.

Para aquellos que están ansiosos por definir ahora mismo al ganador, o los que ya creen haberlo encontrado, recuerden que no hay que apurarse y que el certamen debe estar organizado con seriedad y profesionalismo. No como la Superliga.

Por ahora estamos en la etapa de Eliminatorias de donde van saliendo los que clasifican a la fase de grupos. Después, los dos mejores Pelotudos de cada grupo pasarán a octavos de final, luego cuartos, semifinales y final. Recién ahí, consagraremos al campeón.

Por supuesto, como en toda competencia, hay favoritos cuyos nombres todos conocemos pero hasta que el árbitro no de el pitazo final no está dicha la última palabra.

Esta semana clasificaron otros dos peces gordos. Uno es el ñato que maneja la cuenta de twitter del presidente Fernández, que no tuvo mejor idea que retwitear un insulto al querido Jonatan Viale. Nadie sabe bien como se llama pero, después de esa burrada, clasificó de cabeza. El otro es Cristóbal López al que pescaron pelotudeando por la Patagonia con su camioneta. Dos más a la fase final.

Si le ponemos onda, el certamen podría ayudar a distraernos y a mantenernos entretenidos durante la cuarentena.

Sin embargo, hay mucha gente que no se quiere distraer y está muy preocupada porque, con la excusa de la pandemia, están viendo que algunos políticos de acá y del mundo intentan avanzar sobre el Estado de Derecho.

A los que están preocupados por esto habría que recordarles que, en el caso de algunos políticos argentinos, no necesitan de una pandemia para querer avanzar sobre el Estado de Derecho. Les nace naturalmente.

Por eso, con o sin pandemia, un buen demócrata local siempre debe estar alerta. Pero tampoco da para preocuparse demasiado. Esto no es China.

Allá Xi Jinping tiene millones de cámaras de reconocimiento facial (millones literalmente) que además de reconocer a todas la personas, les toman la temperatura corporal a distancia. Si un tipo se baja del bondi y las cámara detectan que tiene algunas rayitas de fiebre, aparecen cinco patrulleros que inmediatamente se lo llevan a él y a todos los que estaban en el colectivo.

Al mismo tiempo van rastreando mediante las celdas de los celulares a los que se bajaron en las paradas anteriores, los agarran de las pestañas y también los meten en cuarentena.

Si a alguno se le ocurre salir a comprar tomates, aparecen drones que los detectan y vaya uno a saber lo qué les hacen. De ahí a detectar lo que el tipo piensa y convencerlo a patadas de que piense otra cosa más linda, falta un pasito. Obviamente es para preocuparse, pero es en China.

Acá el Ministro de Defensa es Agustín Rossi. No jodamos, hace 5 años perdió un misil y todavía no lo pudo encontrar. Y la Ministra de Seguridad es Sabina Frederic, que anda patrullando por Twitter a la caza de subversivos que pretendan reemplazar nuestro pabellón celeste y blanco por el sucio trapo rojo y cambiar nuestra tradicional forma de vida occidental y cristiana por el totalitarismo soviético. Obviamente, todavía no encontró ninguno.

No me imagino a estos dos ministros organizando, como en China, drones que sobrevuelen las ciudades buscando personas mayores de 70 que violen la cuarentena para salir a comprar cigarrillos. Lo más probable es que la licitación de drones termine en un escándalo de corrupción, o que los drones se choquen en el aire, o que el sindicato de drones les pare la flotilla en reclamo de mejoras salariales. Esto es Argentina.

Dado que el gobierno no puede detectar, ni controlar, ni mucho menos testear nada, por lo menos ha demostrado que puede dar consejos útiles.

El Ministerio de Salud, a través de un especialista, el viernes explicó que una buena práctica para sobrellevar el confinamiento es masturbarse, tener sexo virtual o algún otro divertimento. Como esta gente piensa en todo, el gobierno también nos recomendó que después de masturbarnos limpiemos el teclado de la computadora. Le juro amigo lector que esto es posta. Hemos escuchado cosas locas durante los gobiernos kirchneristas pero como esta no recuerdo ninguna.

También dijeron que quienes utilicen juguetes sexuales, luego de usarlos deberán lavarlos. Caramba, no se nos había ocurrido.

Pregunta: ¿Antes de usarlos también? ¿Balde de agua con dos cucharadas de lavandina, estará ok? Digo esto porque no lo aclararon.

Por su parte el Gobierno de la Ciudad tampoco aclaró si los mayores de 70 años deben pedir autorización para masturbarse o pueden hacerlo libremente. ¿Habrá que bajarse un permiso a través de una aplicación? ¿Y si habilitan un 0800-LADELMONO? Dudas que seguramente esta semana se despejarán.

Para los que dicen que estas cosas sólo pasan en la Argentina, sepan que el mismísimo Emmanuel Macron, presidente de Francia, acaba de prohibir que los mayores de 70 circulen por las calles. Por suerte todavía nos queda Angela Merkel para explicarle al mundo que “encerrar a nuestros mayores es un acto inaceptable desde el punto de vista ético y moral” (textual).

Que gran momento para designar a Merkel como presidenta mundial de todos y todas y así sacarnos de encima de una buena vez a Trump, Bolsonaro, Lopez Obrador, Boris Johnson, Orban, Cristina, Maduro, y otros cracks que han transformado al mundo en esta belleza.

Amigo lector, tengamos calma. Estemos alerta pero no nos preocupemos demasiado por estos primeros atropellos a la democracia. La historia argentina reciente nos demuestra que, por suerte, nuestros dirigentes son mucho más inútiles que autoritarios.

Para más pruebas, vale lo que le dije al comienzo: en una generación pasamos de 1 dólar = 1 peso a 1 dólar = 100 pesos.

Y esto no fue el resultado de extrañas conspiraciones ni enemigos corporativos ni siniestros intereses multinacionales. Semejante desastre no fue otra cosa más que la obra de una sucesión continua de Pelotudos.

Por estos días aparecieron un montón de tipos reclamando un plan económico en serio para salir de la crísis. Vamos, no le pidamos ahora un plan económico a un gobierno que tampoco lo tenía antes del Coronavirus.

En realidad, en la Argentina nunca hay plan económico. Tampoco lo tuvo Macri. Menos Cristina. Ni siquiera Néstor. El Compañero Centro Cultural tiró un rato con el plan que le dejaron armadito Duhalde/Remes Lenicov/Lavagna y hasta ahí llegó nomás. Fue la última vez que tuvimos un plan. Se ve que los argentinos no usamos.

El hecho de que el plan de Duhalde dejó el dólar a 3 pesos y, 17 años después, ya supera los 100 mangos, demuestra que nunca tuvimos plan. Y si lo hubo, fue horrible.

Por suerte, ahora están Carlos Heller y Máximo Kirchner diseñando políticas económicas. Dos académicos de la ostia para llevar tranquilidad a toda la sociedad.

En noviembre, el entonces presidente electo Tío Alberto declaró que no pensaba pedirle al FMI los 11.000 palos verdes que todavía faltaban desembolsar y ya estaban acordados y listos para ser recibidos. Dijo textualmente “¿tengo un problemón y voy a pedir 11.000 millones más? Yo quiero dejar de pedir y que me dejen pagar”. Qué bien nos vendrían ahora esos 11.000 palos, no?

Moraleja para estos tiempos: en la vida, el concepto de “problemón” te puede cambiar en un minuto.

Crédito: Clarín

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