Pueblo de Venezuela: La opcion de votar nulo

La falacia del falso dilema es aquella en la que se presentan sólo dos puntos de vista como las únicas opciones posibles, cuando en la realidad puede haber más de una opción. Por ejemplo, en Venezuela están convocadas —con triquiñuelas o no— las elecciones parlamentarias para diciembre de este año y ya muchos en la oposición señalan que las únicas opciones son participar o abstenerse, pero la verdad es que existen muchas opciones. Una opción posible es la de los radicales opositores, como iniciar un conflicto armado; otra es que Maduro se olvide de hacer elecciones y transforme el Estado en una dictadura clásica; y otra posible opción es una combinación entre las dos primeras: participar pero absteniéndose, es decir, votar nulo.

El voto en blanco consiste en votar, pero manifestando que ninguna de las opciones planteadas es adecuada. Para poder votar en blanco, las personas debe ir a las urnas y realizar los actos formales que establece la legislación de cada país. El modo de concretar el voto en blanco varía según el país, por ejemplo, en Colombia, se debe marcar la casilla indicada como «voto en blanco»; en otros países, se considera voto en blanco cuando el sobre de votación está vacío o contiene un trozo de papel en blanco. El voto en blanco se presta a diferentes interpretaciones: hay quien opina que quien practica el voto en blanco emite su opinión en contra de todos los candidatos en contienda, y hay quien advierte que esa opinión está en cambio expresada por el voto nulo y que el voto en blanco expresa en realidad indiferencia ante las opciones en una elección. La práctica del voto en blanco se considera como abstención activa, definiéndose como la suma de votantes que emiten votos en blanco y nulos, diferente a lo que ocurre en la abstención.

Sin embargo, es de tener en consideración que en el sistema electoral y legal venezolano, no existe el voto blanco, así que lo más cercano que tenemos es el voto nulo. Si bien como un acto individual, el voto nulo no tiene mayor significación, sí la tiene cuando se convierte en un acto de masas, y tiene el poder de representa la «voz» de la inconformidad social de las personas de un pueblo con sus gobernantes. En este sentido, el voto nulo adquiere otro significado, ya que realmente no se nulifica, se suma al grueso de los votos en esta situación, manifestando un sentimiento o resentimiento social hacia sus gobernantes. Se manifiesta como una nueva forma de protesta pacífica para, de esta manera, provocar un cambio en el sistema de gobierno. Así, los votos nulos no influyen en la elección de los candidatos, pero sí constituyen un importante parámetro de la medida de la legitimidad política, tanto del sistema electoral vigente, como de los partidos y candidatos del país.

Por regla general, los distintos sistemas electorales no consideran al voto en blanco como un verdadero voto. Al respecto, en la doctrina se habla de «votos válidamente emitidos», y se excluyen de los mismos tanto a los votos en blanco como a los votos nulos, aunque esto depende del país. En Uruguay, por ejemplo, existe la diferenciación entre el voto válido y el voto emitido, siendo el voto en blanco un voto válido (al igual que un voto positivo) que no es a favor de ningún candidato, y el voto anulado es un voto emitido pero no válido. Por lo tanto, no influyen en la elección de los candidatos, pero sí constituyen un importante parámetro de la medida de la legitimidad política, tanto del sistema electoral vigente, como de los candidatos de un determinado país.

A lo largo de la historia han surgido opciones electorales en los países democráticos que han tratado de ofrecer una forma válida de canalizar el voto en blanco o de protesta, mediante la cual el voto en blanco adquiriese propiedades que se manifestasen ante el ciudadano como otra opción de voto útil. Por ejemplo, actualmente en España el partido Escaños en Blanco ofrece dejar efectivamente vacíos los escaños que obtenga, como modo de mostrar la protesta ciudadana.

Cabe destacar un caso práctico en Colombia, en cuyas elecciones locales de 2011, en la ciudad de Bello ganó el voto en blanco. Entre los votos no marcados, los votos nulos y los votos en blanco se eleva al 56,7% frente al 43,3% del único candidato que se presentaba. Como consecuencia de todo esto, se tuvieron que repetir las elecciones en menos de un mes. Esto último no pasaría en Venezuela, evidentemente, pero es igual de cierto que sería un gran bochorno político y deslegitimaría la autoridad de la próxima Asamblea Nacional.

Además, esta opción es la más válida para captar la atención del chavismo descontento. La maquinaria electoral chavista incluye el clientelismo y el chantaje, por lo que mucha gente, ya sea identificada con el chavismo o no, no puede dejar de votar por todo lo que ello implica, ya sea por temor a perder algún beneficio social, una beca o el empleo, lo cual no es nada deleznable en un contexto de grave crisis económica. De hecho, tradicionalmente la oposición se ha olvidado de este grupo en su estrategia política, y no los ha tomado en cuenta para ninguna situación. Podríamos hacer un símil con la pérdida de la Primera y Segunda República de Venezuela, cuyos gobiernos no tomaron en cuenta a los sectores más desposeídos, como los grupos de los pardos y los esclavos, lo cual inevitablemente los llevó a su caída. Por eso se suele repetir que si no aprendemos de la historia estaremos condenados a repetirla, en estos casos, en cada año electoral. Es decir, el llamado al voto nulo debe ser un llamado a la solidaridad con aquellos que serán obligados a votar.

Ahora bien, ¿Cómo se hace para votar nulo en Venezuela? Pues la Ley Orgánica de Procesos Electorales nos dice:

Artículo 136. Será nulo el voto cuando en la votación manual:

  1. El elector o la electora marque fuera del espacio establecido para ello en la boleta electoral.
  2. No aparezca marcado ninguno de los espacios establecidos para ello en la boleta electoral.
  3. Aparezcan marcados en la boleta electoral más de un espacio, salvo que se trate de alianzas, en cuyo caso el voto se escrutar en la casilla correspondiente a varias tarjetas válidas (V.T.V).
  4. La boleta electoral se encuentre mutilada o destruida con pérdida de sus datos esenciales impidiendo la determinación de la intención de voto del elector o de la electora.

Artículo 137. En la Mesa Electoral con sistema automatizado será nulo el voto cuando:

  1. EL elector o la electora no seleccione candidato alguno o candidata alguna.
  2. Caduque el tiempo previsto para ejercer su derecho.
  3. En las demás causales previstas en el reglamento.

Para el año 2017, durante el cual se celebraron las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, se explicó que el método tecnológico para votar nulo era bastante complicado, pero posible. Esa dificultad para votar nulo demuestra en cierta manera lo mucho que el gobierno necesita votos válidos, y que si alguien vota nulo es porque tiene intención de hacerlo y no puede ser atribuido a un error. De esta manera, se presentaron dos opciones:

Opción 1: Esperar 3 minutos después de habilitada la máquina sin hacer ninguna selección. Automáticamente el voto será nulo.

Opción 2: Seleccionar cualquier candidato. Deseleccionar. Presionar votar. Se debe repetir 3 veces este procedimiento.

No sabemos cómo será en una próxima elección, pero es posible que el voto nulo se consiga de manera similar en otro evento electoral.

La posibilidad de postular un candidato o candidata debe considerarse como algo totalmente inútil, ya que realmente el mayor problema no es el sistema electoral que acusan de fraudulento, sino que incluso ganando esas elecciones, el status quo en el cual el gobierno controla la mayor parte de los poderes públicos, no garantiza que realmente puedan ejercer funciones. Las elecciones presidenciales podrían ser hoy y ganar la oposición, pero ese presidente no tendrá la capacidad de maniobrar con un Tribunal Supremo de Justicia, una Asamblea Nacional Constituyente y el resto de los poderes en contra. Eso hace todavía más atractivo el ejercicio del voto nulo, ya que postular candidatos bajo esa espada de Damocles es estúpido y así la ciudadanía tiene la oportunidad de demostrar activa y pacíficamente su descontento con el sistema político venezolano.

Inclusive desde el punto de vista de la estrategia política, al menos desde el punto de vista de la oposición, conviene más la participación que la abstención. Ya está harto demostrado que al gobierno no le interesa la abstención, ni siquiera cuando es avasallante como durante las presidenciales de 2018, las cuales llegaron al 54%. Sin embargo, cuando la oposición ganó las elecciones parlamentarias de 2015, eso le trancó la jugada al gobierno, siendo que ya no contaban con la capacidad de legislar al gusto. La oposición todavía tiene la opción de sabotear al chavismo y dejarlo sin la capacidad legislativa que necesitan para, por ejemplo, privatizar la industria petrolera, lo cual debe ser su gran deseo en estos momentos. Incluso si no se puede ejercer la función legislativa, la oposición podría deleitarse al sabotear las aspiraciones políticas del chavismo.

Hay una frase que le atribuyen a Einstein: «Locura es hacer todo el tiempo lo mismo y esperar resultados distintos». Aunque quizás él nunca dijo eso, la frase no carece de menos razón. Es tiempo de trazar nuevas estrategias. Y una de esas estrategias, entre muchas otras posibles, es la de considerar el voto nulo masivo como demostración al rechazo de todo lo que los venezolanos y venezolanas estamos padeciendo, sin protagonismos políticos, y como un pueblo unido. Y no está demás decir que, para eso, no necesitamos de los líderes ni partidos políticos, porque el voto es, al fin y al cabo, una decisión individual.

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