Cómo saber si tu ego tiene mucho ego
A un ególatra es bueno identificarlo a tiempo antes de integrarlo a un equipo. Si no, puede terminar convirtiéndose en algo tan cómodo, como trotar con medias de poliéster en pleno verano de Miami. Por eso, le traemos unas señales para que sepa reconocer si alguien es sencillo o si entre su ego y él forman unos hermanos siameses. Es que el ego de alguien puede tener mucho ego cuando…
- Crea frases célebres: Las personas con ego modelo Más IVA tienen múltiples personalidades. Una de las cuales se cree Simón Bolívar y la otra, Gabriel García Márquez. Así las cosas, terminan publicando frases consideradas célebres por ellos mismos y, para más desvergüenza, las firman abajo. Son pensamientos como:
- “Agarra el vaso de la vida con las dos manos” (Carlos Heredia).
- “Maquíllate y deslumbra” (Romina Carrera).
- “Ella es calladita” (La esposa del mimo).
- Padece de “selfitis”: Las personas con ego modelo XXL son tan, pero tan tecnológicas, que ven a Instagram como una aplicación para convertir el teléfono en espejo; razón por la cual viven tomándole fotos a su perfil bueno (que obviamente son los dos, pues ellos son perfectos). ¡Ah!… y dichas fotos jamás llevan filtro. Ellos no lo necesitan.
- Tiene 10 “licenciaturas”: Las personas con ego modelo Cuatro Puertas no aceptan diagnóstico de médicos, planos de arquitecto o predicciones de bruja. Ante toda opinión calificada, siempre tienen una respuesta como: “¡No! Mi mamá ha ido al médico demasiadas veces y lo que te dijo ese doctor está mal”.
- Se vuelven acumuladores: Las personas con ego modelo Tamaño Familiar aseguran la manutención de su vejez con un plan estratégico. Tienen guardados su primer disfraz de El Zorro, sus primeras uñas acrílicas y la curita del talón de Aquiles de la primera fiesta de quince años a la que fueron. Todo, con la finalidad de subastarlo en unos años y hacerse millonarios.
- Su historia es sufrida: Las personas con ego de modelo Airbus A380 pueden haber crecido en una familia funcional, sin mayores necesidades económicas, pero apenas les hacen una entrevista de personalidad, dicen que les tocó superar una gran pobreza y muchos obstáculos para llegar hasta donde están hoy (y si le agregan lágrimas, silencio de nudo en la garganta y moqueadita, mucho mejor).
- Siempre tienen un cuento mejor: Las personas con ego modelo Talla 48 tienen una imaginación digna de ilustrador de Pixar. Si en una conversación usted llegase a comentar que se lanzó en paracaídas para vivir la experiencia, resulta que ellos ya se hicieron una hipnosis en donde vieron que en su vida anterior fueron una gota de lluvia que cayó desde el cielo, dio contra el suelo y no se mató.
- Alguien conspira en su contra: Para ponerlo en pocas palabras, las personas con ego modelo Rascacielos creen que Mark Zuckerberg cambió las políticas de privacidad de Whatsapp -en California- para atentar contra el celular Alcatel que compraron en el pueblo de Mapararí.
- Escriben su autobiografía: Las personas con ego modelo Continental no necesariamente son las que se creen merecedoras de publicar su autobiografía, no. Son las que quieren publicar su autobiografía cuando apenas tienen la longeva edad de 21 años.
- No saludan: Las personas con ego modelo Paquidérmico no toman la iniciativa de saludar. Son otros quienes deben venir a saludarles. El problema está en cuando dos ególatras se encuentran. Jamás se saludarán. Tan es así, que en mi edificio viven dos ególatras y llevan 24 años sin saludarse.
¿Ve? Así son las personas que cuentan con un ego que tiene mucho ego. Por eso siempre es bueno identificarlas a tiempo antes de integrarlas a un equipo. No vaya a ser que sea muy tarde y terminen enviándole un artículo de humor sobre el ego -digno, además, de premios Nobel y Pulitzer– para luego fastidiarle pidiendo que lo comparta con todo el mundo.
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