La Inseguridad en el Transporte Público
Recientemente, los vecinos de Tocuyito han sido testigos del incremento de los atracos a las camionetas del transporte público. Me comentan que una de las modalidades usadas por los criminales consiste en que, en las primeras horas de la mañana, los antisociales abordan las unidades en el Puente Tocuyito y proceden a secuestrarla junto con los pasajeros en la autopista a la altura de la Ciudadela José Martí. A esas horas no hay tanta presencia policial y los criminales actúan a sus anchas.
Casos similares se han registrado en las rutas de la carretera vieja Tocuyito – Valencia, Tocuyito – Campo Carabobo y Tocuyito – Pira Pira. El tema en cuestión es que la ciudadanía, que está a merced del hampa, desea y aspira mayor seguridad para su patrimonio y su vida pero ¿Cómo podemos pedirle a los efectivos policiales que hagan frente al hampa con un sueldo de 2 dólares mensuales, sin seguro médico y sin seguro de vida? Si un efectivo policial es dado de baja en el cumplimiento de sus funciones su familia solo recibirá el sentido pésame porque no tienen protección socioeconómica ante tal circunstancia. Ellos no tienen un sindicato que hable ante el patrón, sea la alcaldía, la gobernación o el Ministerio competente y no tienen contratación colectiva que los ampare, de hecho, tales condiciones de trabajo promueven el que renuncie el policía honesto y solo se quede el policía matraquero.
¿El alcalde Juan Perozo está al tanto de esta situación? ¿El gobernador Rafael Lacava ignora estos asuntos? Es claro que si no saben que esto está pasando son incompetentes y si lo saben son negligentes porque las condiciones salariales paupérrimas de las policías no son de ayer. Mientras tanto, los vecinos que con mucho esfuerzo salen todos los días a trabajar para poder comer, en medio de la crisis que tenemos, también deben hacerlo con “el cristo en la boca” para que no le toque la lotería de ser la próxima víctima de los amigos de lo ajeno.
Se hace urgente una colaboración más estrecha entre las diferentes líneas de transporte público con sus policías, la colaboración intermunicipal entre las policías de Valencia y Libertador y la vigilancia de las paradas, pero no bastan las buenas intenciones. Una compensación salarial y condiciones contractuales dignas para las policías son claves para poder ser exigentes con los funcionarios. Cada policía tiene una familia de la cual se despide al salir del hogar, suponer que dará la vida por tres lochas no puede ser juzgado como ingenuidad de los gobernantes actuales, es un insulto frontal a la dignidad de los efectivos y desleal para con toda la ciudadanía que exige seguridad.
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