Brasil: dos certezas y dos incógnitas

La elección en Brasil todavía no está definida y tendrá recién su desenlace el próximo 30 de octubre, cuando Jair Bolsonaro enfrente en segunda vuelta a Luis Inacio “Lula” Da Silva para definir quién será el presidente de ese país los próximos cuatro años. Sin embargo, aunque no tenemos esa respuesta aún, la jornada electoral sí nos dejó dos certezas. 

La primera de ellas es que Brasil es una nación completamente polarizada entre bolsonaristas y lulistas. Son dos fuerzas antagónicas con creencias y visiones opuestas que juntas suman más del 90% de las preferencias. En la elección de ayer, Simone Tebet quedó en tercer lugar con el 4,16% de los votos, el porcentaje más bajo de la historia para alguien que haya obtenido ese lugar. Más atrás se posicionó Ciro Gómez, con el 3,08%. La nueva composición del Congreso refleja fielmente esta realidad. 

La segunda certeza que deja la contienda electoral es que las encuestas ya no son confiables. La gran mayoría de éstas le daba a Lula una ventaja muy superior a los cinco puntos porcentuales que finalmente obtuvo. Algunas pronosticaban una ventaja de 12%, 15% y hasta 17%, incluso con una victoria de Lula en primera vuelta. Muy lejos de la realidad. 

Pero no todo son certidumbres, Brasil también enfrenta algunas incógnitas. Como, por ejemplo, quién se impondrá finalmente en cuatro semanas. Si bien Lula queda mejor posicionado en términos de votos, Bolsonaro es dueño hoy del momentum y, además, tendrá el apoyo de varios gobernadores y senadores que fueron electos y son sus partidarios o aliados. A pesar de sus bajos porcentajes, los votos que en primera vuelta lograron Tebet y Gómez también pueden tener una incidencia importante debido a lo ajustado que podría ser el resultado final. 

La segunda incógnita tiene relación con la primera: ¿qué pasará si la victoria es finalmente de Lula pero por un margen no muy amplio sobre Bolsonaro? Son muchos los que muestran preocupación por este escenario y que habían mostrado su preferencia por una contundente victoria del expresidente en primera vuelta. Su mayor temor es que, como ya lo dejó deslizar en algunas oportunidades, Bolsonaro no reconozca la victoria de Lula o, por lo menos, deje caer un manto de sospecha sobre el Tribunal Superior Electoral de Brasil. Esto podría generar un escenario de inestabilidad política en ese país que, por supuesto, podría también convertirse en inestabilidad social y económica. Un contexto parecido al de Estados Unidos en sus últimas elecciones presidenciales. 

Lo cierto es que comienzan cuatro semanas que serán intensas y tensas luego de la victoria de Lula y la sorpresa de Bolsonaro. Los brasileños son conscientes de que a finales de este mes se define la continuación del proyecto de gobierno actual o el regreso del Socialismo del Siglo XXI al poder. Es mucho lo que está en juego, no solo para el país más grande de la región, sino también para el continente.  

Miguel Velarde
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