Israel en Gaza

Desde un primer instante, fue inequívoco nuestro respaldo a la respuesta israelí frente al ataque sorpresivo e indiscriminado recibido, añadida la consabida y desenfadada situación de rehenes. E, incluso, atentos a las cívicas protestas en casa contra el premier Netanyahu, preocupaba el creciente autoritarismo del gobierno.

Hay razones válidas para que el país todavía se defienda, esta vez, atacando, frente a la confabulación terrorista urdida más allá de sus fronteras. Sin embargo, los gazatíes  deplorablemente empleados como un inmenso escudo humano por el terrorismo, pagan un elevadísimo costo humano y material de nefastas e ilimitadas consecuencias, siendo utilizados hasta el cansancio por Hamas, dándole sustento logístico a los yihadistas.

Costo sobre el que debe reflexionar el liderazgo israelí por los excesivos daños irreparables que se traducen en un profundo resentimiento, sólo útil para para la vil explotación de la dirección terrorista que siempre fue indiferente e irresponsablemente desafiante de las advertencias de Jerusalén.

Huelga comentar, golpea profundamente en el corazón, la devastación y hambruna de Gaza que únicamente celebran los enemigos del vecino país; como golpea que ya no puedan los gazatíes cruzar la frontera para laborar en Israel, inscribirse en la seguridad social, ser atendidos en los hospitales públicos, ahorrar en los bancos, comprar víveres y artículos de uso personal … israelíes.

Debe aceptarse que Israel ha coexistido con sus enemigos en una región políticamente sensible y volátil, y, al menor descuido, puede desaparecer para la enorme satisfacción del fundamentalismo islámico que no es precisamente referente de progreso económico, equidad social y respeto por los derechos humanos.

De esto debe saber todo habitante de la franja, manipulado hasta el hastío, considerando que ni siquiera Al-Fatah se ha preocupado por crear un Estado real con las instituciones correspondientes, por cierto, convertidos los palestinos en un problema para los propios países árabes.

Ha hecho falta un liderazgo palestino responsable y consecuente, y, ahora, una mayor prudencia del liderazgo israelí respecto a la administración de su triunfo que no es otro que el de mantener al país en pie a pesar de las cobardes agresiones cebadas contra la población civil.

Ahora, Israel debe hacerse portador de un extraordinario y audaz programa de ayuda humanitaria y de comprensión hacia el gazatí que ha tenido por exclusiva comprensión de las personas, el mundo y las cosas, la recibida de una dirigencia que hizo caso omiso de las severas advertencias de Jerusalén. 

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