¡Gracias Maiquetía, gracias Venezuela!
Últimamente es muy común ver una foto de la imagen de la pieza del maestro Cruz Diez que identifican el aeropuerto de Maiquetía. Esta foto la hacen ahora mis hermanos de patria que se van del país.
Entonces en mi caso, quiero mostrar esa imagen, pero como una honra a uno de los momentos más importante de mi vida, el día en que mis padres y hermanos llegamos a Venezuela.
Soy una emigrante que llegó a esta tierra de niña, a los 7 (no se si a esa edad ya estaba esa pieza en el aeropuerto). Como muchos de otros casos, llegamos con recursos financieros muy limitados y los primeros años fueron de grandes desafíos. Pero esta hermosa Venezuela y sus habitantes nos abrieron los brazos, nos brindaron oportunidades, nos hizo suyos y nos cautivó. Desde hace muchos años digo que es absolutamente cierto ese nombre de Tierra de Gracia que le dieron a nuestro país. Lo sentimos sin ninguna duda durante todos los años en los que esta tierra bendita nos dio tantas y tantas cosas que sería imposible enumerar en un artículo.
Esta es también mi tierra pues aquí en Venezuela crecí, estudié y me desarrollé. Toda mi educación fue pública, pues mis padres no tenían los recursos para que mis 3 hermanos y yo accediéramos a la privada. Estudié en el Instituto Universitario de Tecnología, otro excelente lugar gratuito con el que pude sacar mi primera carrera, una corta pues necesitaba producir y ayudar a mi familia. Mi grado de Contador lo obtuve en la gloriosa UCV, y sólo para hacer el postgrado fue cuando conté con los recursos para asistir a una universidad privada, luego de haber recogido algunos frutos de mis esfuerzos.
Por otra parte, en mi maravillosa Venezuela conocí a mi esposo y parí a mi hijo, construí toda mi vida, profesional y emocional aquí, mis amigos y familia están aquí.
Cuento todo esto porque con ello no es que juzgo a quienes tienen el derecho de elegir mejores condiciones y establecerse en otros destinos, de hecho mis padres lo hicieron hace muchos años. Escribo esto porque mi deseo es honrar a esta maravillosa tierra que nos cobijó, nos dio todo para crecer, prosperar y alcanzar nuestros sueños. ¡Te amo Venezuela!
En mi trabajo como terapeuta, sé que el amor es lo que pueda ayudar a sanar todas las heridas y a transformarlo todo. Tal vez mi ilusión al escribir este texto es que nos centremos más en el amor por nuestra tierra que en las quejas sobre lo que ocurre. Esto no significa resignarnos a todas las malas cosas que están ocurriendo. Todo lo contrario, significa amar a nuestro país y encontrar en ese amor el valor para hacer lo correcto. El amor expresado en acciones es lo que creo necesitamos para crear algo distinto. Debemos actuar a la altura de las circunstancias pues este momento exige lo mejor de nosotros: promover los valores, actuar correctamente, trabajar arduamente para crear ese país en el que queremos vivir.
En mi caso, he decidido quedarme aquí. He decidido devolverle a nuestro país de lo mucho que he recibido durante todos estos años y hacer lo que esta en mis manos para contribuir a hacer de esta tierra lo que creo se merece. Sé que no soy la única y somos muchos quienes estamos haciendo nuestro aporte. ¿Contamos contigo? ¡Ojalá!
¡Dios te bendice Venezuela! Mi eterna gratitud por ser una Tierra de Gracia.
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