THE HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO
Por María José Castro
El 2012 cerró con un agradable sabor a nostalgia y con broche de oro para quienes disfrutan las películas relacionadas con las historias de J. R. R. Tolkien. Casi una década después de la ganadora de once Oscar: “El señor de los anillos: El retorno del rey (‘The Lord of the Rings: The Return of the King”), Peter Jackson regresa con una nueva trilogía y presenta los revolucionarios cuarenta y ocho fotogramas por segundo. Hay quienes dicen que pueden entrar y salir de la sala sin problema, ya que no se pierden de nada, mientras que para los fanáticos resulta increíble el trabajo detallado que presenta la cinta.
Esta etapa de la Edad Media transcurre en una tranquilidad incierta. La excusa de que Bilbo está escribiendo sus memorias sirve a los guionistas para situar al espectador 60 años antes de los acontecimientos que vimos en “El señor de los anillos”. Nuevamente en La Comarca, Martin Freeman interpreta a Bilbo Bolsón, un personaje más joven y más acomodado, sin sed de aventuras. Al menos eso le dice a Gandalf (Ian McKellen) cuando el mago aparece y le ofrece formar parte de una expedición. En compañía del mago, y de trece enanos (Dwalin, Balin, Kili, Fili, Dori, Nori, Óin, Glóin, Bifur, Bofur, Bombur, Ori, y Thorin Escudo de Roble), el hobbit emprende un viaje a través del país de los elfos y los bosques de los trolls, desde las mazmorras de los orcos hasta la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug esconde el tesoro de los enanos. Al igual que Frodo, Bilbo acepta a regañadientes su destino: convertirse en un héroe. Es en esta época que aparece Gollum, y el hipnótico objeto que será la causa de las sangrientas batallas de la Tierra Media: el Anillo Único.
Si en el prólogo de “La comunidad del anillo” se contaba la creación y la pérdida del Anillo Único, incluyendo una gran batalla en la que Sauron era derrotado; en “El Hobbit: Un viaje inesperado” toca ver el declive del reino de los enanos (de nuevo el mensaje de la corrupción por el poder y la riqueza) y la pérdida de Erebor ante la llegada del dragón.
Desde la construcción del relato hasta la narrativa visual responde a la misma estrategia que desarrolló Jackson en su primera incursión a la Tierra Media. Aquellos que ansíen regresar a La Comarca o Rivendell y explorar las cuevas del universo creado por Tolkien quedarán nuevamente embelesados de principio a fin, pero los que no estén dispuestos a aprenderse los nombres de dos decenas de personajes, con su raza, genealogía e historia de fondo propias, también recaerán en el mismo aburrimiento de hace diez años.