El Nobel a la infamia
Hace poco se hizo pública una carta firmada por 100 premios noveles, en donde hacen una defensa a los alimentos transgénicos, los cuales han sido fuertemente criticados, en diversas campañas de la organización Greenpeace. Los premiados sentenciaron que la ONG comete “crímenes a la humanidad” al tener la intención de impedir la utilización de semillas, de hormonas y de cualquier producto bioquímico, que altere la genética de los cultivos y rebaños a nivel mundial, puesto que estar en contra de estas innovaciones es poner en riesgo la alimentación de millones de personas en el futuro, lo cual es una de las más grandes falacias de este siglo.
Al estar involucrados científicos y personalidades respaldadas por el famoso premio naturalmente creeríamos que son nobles los intereses de esta misiva, pero cuando se analiza con más detenimiento y se busca información sobre los transgénicos que se defienden, nos daremos cuenta que quienes se benefician por esta tecnología no es la humanidad y su futuro, sino una empresa manchada por la infamia, denunciada en cientos de oportunidades, por haber utilizado productos químicos dañinos para la salud y haber ocultado los efectos nocivos en las personas, que llevaron a muchos a la muerte. Esa tras nacional, representación máxima del capitalismo más salvaje es Monsanto.
Esta corporación, creadora del agente naranja; químico utilizado por las fuerzas armadas de los Estados Unidos durante la Guerra de Vietnam, que aún sigue generando muerte y mutaciones genéticas en el suroeste asiático, pretende que todos los alimentos del planeta, sean desarrollados y acaparados por su firma, sin importar si lo que producen, hace daño a la colectividad. Para su fin han amenazado, sobornado y difamado a muchos de los que se han opuesto a sus prácticas anti democráticas y anti humanitarias, representando así, todos los vicios a los que se les ha acusado al capitalismo, pasando por encima de la institucionalidad y corrompiendo los sistemas republicanos en varios países, a fuerza de dinero y amedrentamiento.
Son cientos las denuncias que recorren Internet, que señalan los actos de corrupción de Monsanto, los encubrimientos de los daños por el uso de químicos nocivos para la salud y la manipulación de sus influencias, para desacreditar a sus oponentes. En el 2008, se realizó un documental francés llamado “El mundo según Monsanto” en donde se agrupan varias de las denuncias, así como los testimonios de algunas personas, que perdieron trabajos, salud y dinero, a causa de enfrentarse a las mentiras de la corporación mencionada, así como las contradicciones de ciertos funcionarios estatales, quienes apoyaron legislaciones que ayudaron a la promoción de los transgénicos y ocultaron los hallazgos negativos de estos productos, teniendo en común, puestos de trabajo en la multinacional, que sigue haciendo de la mentira, la mayor arma para expandir su imperio insecticida.
¿Sabrán sobre los engaños de Monsanto los premiados por el Nobel? No lo sé, sin embargo inocentes o culpables, cada uno de los firmantes de esa epístola sofista, deben ser reconocidos como unos apologistas de la falacia, una vergüenza para la humanidad y una muestra más, de la hipocresía de instituciones como los premios nobel, que tienen entre la lista de sus ganadores, a varios personajes, que esconden sus sombríos legados, en la luz neón de tan famosa premiación.
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