SILVER LININGS PLAYBOOK: A VECES HAY QUE VER EL LADO BUENO DE LAS COSAS
Por Roberto Franchi
Silver Linings Playbook es una comedia romántica pura y dura. No se escapa ni por un segundo de los cánones establecidos del género. Cuenta con sus movimientos milimetrados para funcionar bajo esa mirada de sencillez indie a pesar de que por detrás esté apadrinada por la maquinaria de los Weinstein. Y pareciera que ha llegado tan arriba gracias a ellos.
O. Russell en este caso nos muestra la historia de dos personas con problemas bipolares, propios de institución, que solos no podrían valerse. Uno es agresivo, la otra es ninfómana. Al unirlos, pues la vida decadente de cada uno no deja de ser decadente pero se abre paso a una integración, a la búsqueda de estabilidad, a lo correcto y a la moralidad. Ambos viven y seguirán viviendo en su mundo deambulante a pesar de tenerse el uno al otro.
Alrededor de los dos personajes protagonistas están los familiares, quienes también se tambalean en una cuerda floja. Nadie se salva. El padre de familia está quebrado y se las juega en apuestas ilegales. La casa no es una salvación para el héroe, sino que pasa por el lugar tranquilo y cómodo: es el hogar, el lugar donde habitan los de la misma sangre.
La película comienza con aires de comedia crítica, sin autocensura y divertida. Los minutos van pasando y pareciera que la trama se pierde en las aguas de la autoayuda y la corrección política. Es un bajón que se escapa de las manos, hasta que, en cierto punto, vuelve a retomar su curso.
No es una comedia romántica única que desmonte al género y se haga espacio a un lado. Más bien es una comedia romántica que funciona. Con fanatismo deportivo y todo incluido. Es puro humor americano. Del bueno. Del inteligente.
El mensaje es claro. Sí se puede ver el lado bueno de las cosas. El baile aparece como causa de salvación de los dos enfermos. Es la cura, es el tratamiento temporal para llenar un vacío existencial, que a su vez funciona como método de conciliación familiar. El baile es de las mejores secuencias de la película. De hecho, de las mejores secuencias de baile que ha dado el cine.
El elenco es quizá lo mejor y más potente que tiene el film. Varios nominados con total merecimiento. Por momentos estamos viendo a un Bradley Cooper que no nos creemos que es Bradley Cooper. Robert De Niro renace de las cenizas y se rescata a sí mismo en el papel secundario del padre apostador. Aplausos de pie, es todo un renacer de esa estrella que estaba pérdida tal como el personaje protagonista. Jennifer Lawrence de lejos está entre lo mejor dentro de esta nueva generación de actrices, y es alta candidata para llevarse el premio de la Academia. Hasta Chris Tucker está más que a la altura, es para reconciliarse con el comediante.
La película merece ser vista como lo que es, sin pretensión alguna. Es predecible, pero se le acepta. Es una comedia genialmente dirigida. De lo mejor de O. Russell después de The Fighter. Tiene su final feliz y conocido. Los atormentados y los apartados sociales triunfan. Nosotros celebramos junto a ellos. Cada vez que la Lawrence aparece en plano es un deleite. Todos están a la altura. El cine tiene su lado bueno de las cosas y aquí queda más que demostrado. Es para verla y disfrutarla. De las mejores comedias del año.