Kafka y Einstein: De la comedia al existencialismo
El dramaturgo argentino Mario Diament, hace uso de paralelismos y casualidades para trasladar al mismo escenario dos reconocidos personajes del mundo intelectual y artístico de principios del siglo XX: Franz y Albert, marcados por estigmas tan diferentes como el horror hacia la propia existencia y la avidez por desentrañar los misterios del universo, cuentan sus peripecias en una reveladora conversación.
Un hombre entra a escena con paso decidido; es alto, de tez clara y cabellos negros veteados de plata, tonalidades idénticas colorean el grueso bigote que atraviesa su labio superior. En su mano derecha sostiene un violín con todo y arco, en la izquierda acarrea el estuche del instrumento, lo deja a un lado y sonríe con expectación. Se trata del renombrado autor de la teoría de la relatividad que resucita en las tablas interpretado por Antonio Deli .
Unos murmullos afectados preceden la aparición del segundo hombre: neurótico de voz entrecortada y movimientos vacilantes, el doctor Franz Kafka es un manojo de nervios encarnado por Luigi Sciamanna, quien fuera de la ficción se encarga de dirigir la puesta en escena.
No se trata de una pieza biográfica, pues en ese sentido ofrece las justas referencias que el autor incorpora a la trama para formar un interesante conjunto.
La historia señala tímidamente a Berta Fanta, (esposa de un farmacéutico amigo, y frecuente anfitriona de reuniones intelectuales) como la responsable de presentar a los dos genios. Es en la reconstrucción de este probable dialogo donde recae la esencia de la obra, pues a partir de ciertos elementos comunes como; su ascendencia judía, el haber vivido en Praga durante los duros momentos previos a la primera Guerra Mundial, y el nombre Herman, compartido por los padres de ambos… Diament consiguió hilvanar un argumento que además de convincente resulta bastante sugestivo.
Un texto dinámico, agudo y muy inteligente constituye el plato fuerte del montaje en el que a través de cada palabra se refleja no solo la calidad de la dramaturgia, sino un complejo proceso actoral: Franz y Albert, se desarrolla en medio de múltiples dualidades que en el camino son trasgredidas por dos hombres a simple vista muy diferentes, pero tan parecidos entre sí como solo lo establece la condición humana.
Por casi dos horas, el público reflexiona al sumergirse en situaciones que encierran críticas a la sociedad de la época, rápidamente convertidas en punzantes y vigentes denuncias al proceso de justicia de nuestros días. Al momento siguiente ríen encantados, por un sentido del humor que va desde los clásicos chistes de tono absurdo alrededor del matrimonio y el sexo hasta un cuestionamiento sobre la teoría de la relatividad que un escéptico Franz Kafka plantea al visionario Albert Einstein: ¿Está usted diciendo que todas nuestras acciones ya están trazadas y que sólo somos actores recitando un texto previamente escrito?
Tras presentarse en el teatro Tinglado durante el verano de 2015, la obra viajó de Argentina a Venezuela para aterrizar en la cartelera del Trasnocho Cultural, en los espacios del Centro Comercial Paseo las Mercedes donde permanecerá hasta mediados de Diciembre. Las entradas tienen un costo de 1.800 Bs, pero pueden adquirirse con un descuento de 500 Bolívares en los populares: viernes del espectador.
En pocas palabras, quien acuda a este espectáculo va a encontrar en Franz y Albert dos hombres que se precipitan a una velocidad vertiginosa por la risa y el llanto, en un coctel de emociones fluctuantes entre la angustia y la euforia, que aún desde sus individualidades, quedan unidos por las circunstancias. hombro a hombro bailando al son de una sinfonía de Mozart.