Los partidos políticos bajo la dictadura

Georg Eickhoff¿Qué sigue para los partidos políticos en Venezuela? La Asamblea Nacional Constituyente perfeccionará la dictadura. Queda fuera de duda el rol determinante del PSUV. Los otros partidos pueden participar en elecciones mientras el partido del estado controle el poder, muy especialmente el poder militar y los alimentos. No sería la primera vez que, en plena dictadura socialista, haya otros partidos distintos al partido dominante el cual dirige la «dictadura del proletariado».

Existían varios partidos políticos distintos al partido de estado, en la República Democrática Alemana (1949-1990). Estos acataron el rol dominante del Partido Socialista Unido de Alemania (Sozialistische Einheitspartei Deutschlands, SED) y se conformaron con los espacios que la dictadura, bajo tutela soviética, les asignaba.

Había un partido demócrata cristiano, con el mismo origen y las mismas siglas del partido de Konrad Adenauer en la Alemania federal, la CDU. Había un partido liberal, el Liberal-Demokratische Partei Deutschlands (LDPD); un partido nacionalista, el Nationaldemokratische Partei Deutschlands (NDPD), y un partido de los campesinos con las siglas DBD (Demokratische Bauernpartei Deutschlands). Los dos últimos fueron creados por la misma dictadura. La idea del partido nacionalista era reciclar viejos o no tan viejos nazis para el socialismo, pero, al final, había muchos más ex nazis en el propio partido socialista.

Cada uno de los partidos menores tenía la tarea de integrar un grupo histórico y sociológico de líderes con sus mentalidades específicas y su respectivo público meta. Eran un mecanismo de cooptación de políticos profesionales desempleados, bajo condiciones de dictadura. Proporcionaban una forma de vida segura a un grupo de profesionales que preferían la deshonra a la emigración, al cambio de oficio o a la resistencia. Al final, como decía Max Weber, la política es una profesión.

Estos partidos se llamaban «partidos del bloque» (Blockparteien) porque pertenecían al bloque liderado por el partido socialista, dueño de la dictadura. Existían desde el inicio hasta el final del comunismo gobernante en Alemania. Desaparecieron solamente con la reunificación, en el año 1990. Sus estructuras y miembros fueron integrados en varios partidos ya existentes en la Alemania federal los cuales, de esta manera, se extendieron muy rápidamente en la ex RDA.

La disyuntiva venezolana del 2017 es parecida al año 1949 en Alemania Oriental. Estamos en el inicio de una nueva dictadura en Venezuela, no ante su final, aunque mucho quisiera equivocarme.

Los políticos profesionales de la oposición y los empleados de alcaldías y gobernaciones opositoras tienen que cambiar de oficio o acomodarse a la dictadura. Copiando o adaptando el modelo de partidos de la RDA, la dictadura chavista puede hacer una oferta atractiva a muchos profesionales. Una buena parte, probablemente, aceptará y, queriendo o sin querer, aportará lo suyo para dar larga vida a la dictadura.

Incluso el final feliz de los «partidos del bloque» alemanes puede incentivar a muchos individuos a buscar un modus vivendi semejante, bajo la dictadura venezolana. Cuando esta se derrumba algún día, ellos estarán en la jugada, tendrán su sitio y van a ser aceptados como jugadores en el nuevo orden, no como héroes, pero como profesionales que nunca dejaron su oficio. En política, nadie muere. No existe tal cosa como un «políticamente muerto».

En mis propias andanzas políticas en Berlín Oriental, hace década y media, tuve ocasión de interactuar con muchos políticos de base que habían pertenecido a los «partidos del bloque» y que, en algunos casos, hasta hoy, hacen su trabajo en democracia.

Siendo alcalde, coincidí, por breve tiempo, con el hijo del último presidente del partido de los campesinos DBD (un tal Mecklenburg) en la administración de varias empresas municipales. En dictadura, se había graduado como doctor en derecho con una tesis sobre el aporte del cooperativismo agrícola al socialismo. (Lo eché.)

Conozco personalmente a muchos políticos venezolanos quienes, en estos días, tienen que reflexionar sobre su futuro bajo la dictadura. Respeto la seriedad de su discernimiento individual y colectivo.

Pero, aprovecho para echar este cuento de mi patria alemana para que sirva como referencia. El rol futuro de los partidos opositores, en Venezuela, no se parece al rol de aquellos partidos que compiten en los llamados «autoritarismos competitivos». Los partidos que colaborarán con la dictadura venezolana serán mucho más parecidos a los «partidos del bloque» en la RDA.

La Mesa de Unidad era, desde sus inicios, una poderosa herramienta de expresión democrática. Ahora le puede tocar convertirse en herramienta de supervivencia de sus cuadros.

No tengo dudas de que los asesores cubanos de la dictadura venezolana sepan de la utilidad de semejantes partidos en circunstancias, como la venezolana, donde preexisten partidos fuertes, a la hora de consolidar el poder del partido dominante.

Alcaldes, diputados y activistas democráticos presos o exiliados, en este momento, son testigos vivientes de que la dictadura venezolana exige sumisión. Mis respetos a los presos y perseguidos.

(Georg Eickhoff es doctor en Historia Moderna. Vivió de 2008 a 2013 en Caracas. Fue testigo de la creación de la Mesa de Unidad Democrática.)

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