EL CHIVO Y EL MECATE
Por Ricardo Del Bufalo
La cosa es mucho más complicada de lo que pensamos. La radicalización por parte del chavismo ha obligado a la oposición a radicalizarse. Mientras el discurso oficial baila el bolero “yo te amo y ellos te odian”, el discurso opositor le dio la vuelta con “yo te digo la verdad y ellos te mienten”. Hemos llegado a donde todos los opinadores de la prensa nacional le pedían a Capriles que avanzara: a la confrontación.
Ya nadie anda con vainas. Cada quién asumió lo que realmente es: Iris convocó una rueda de prensa para expresar su deseo personal de meter preso, “cortarle el pelo y uniformar” al candidato opositor, que es un “asesino fascista”; Nico gritó que la marcha opositoraque iba al CNE de Caracas no entraba a Caracas; Dios mandó a callar a los diputados opositores en el parlamento, además de expulsarlos de sus comisiones y negarles el sueldo, lo cual es irónico, porque parlamentar significa hablar, dialogar. En cambio él les parlamentó la madre. Y les reiteró quién era el “muro de contención que frenaba” sus locuras. Es lógico que el rey se haya desnudado. Se podía entrever, aunque no era tan evidente. Sin embargo, cada vez se disipa más la duda: la democracia es, definitivamente, un disimulo.
Capriles, por su parte, se dejó de pendejadas y pidió impugnación y nuevas elecciones; dejó clarito que el gobierno se las robó y que no iba a permitirlo. La “crisis política” avanza así, pues, lentamente. Pero la confrontación trasciende la coyuntura electoral. La cosa es más complicada, porque la mitad del país está en contra del proyecto socialista y el oficialismo, en vez de fomentar el diálogo (porque es su deber como gobierno) pide re-polarizar. Supongamos por un momento que los dirigentes son lo de menos —aunque no es así. Lo verdaderamente preocupante no es que los políticos no dialoguen, sino que las masas opositoras y oficialistas ni tienen las ganas de intentarlo.
Esto se ha vuelto una apuesta por todo o nada.La MUD ofrece la reconciliación del país, y aunque la masa opositora lo pregona, no se lo cree. El opositor piensa algo así: cuando nosotros estemos en el poderva a haber reconciliación, pero si túestás en el poder la reconciliación no es posible. El oficialista es un poco más contundente: si no te gusta el socialismo, vete del país. Sea cual sea el inquilino en Miraflores, no va a haber reconciliación.
La confrontación no puede llegar a un concilio en estos momentos. Se trata de dos visiones de país completamente distintas. Se trata de la incomprensión voluntaria del otro. Las dos mitades piensan que el país se debe organizar de una forma y que la otra forma es inviable y hasta inmoral: ¿Cómo podemos reconciliarnos con ustedes si apoyan y legitiman a una cúpula criminal, golpista, fascista?
Es muy difícil desprenderse de esa rabia, sobre todo porque la sustentan argumentos bastante sólidos, aunque unos sean falaces y maniqueos. Se hace imposible la merma de la arrechera porque todos los medios de información son propagandistas. No hay verdad por ningún lado.No hay espacio alguno donde no se oiga o se lea que aquellos están llenos de odio o que aquellos son unos mentirosos.¿Cómo podemos comprendernos si tenemos los cohetones y las cacerolas en la cabeza?
El diálogo se nos pierde de vista. Ya no es necesario que una mitad se tenga que ir del país, porque el país se va de nosotros. Las dos mitades nos estamos quedando sin el chivo y sin el mecate.