¿Bolívar anclado al Petro?
El pasado 25 de julio el presidente Nicolás Maduro dictó -por fin- nuevas medidas económicas, muy diferentes a las ya implementadas, y quizás demasiado innovadoras para el gusto de mucha gente.
La medida que generó más confusión, y que fue menos llamativa mediáticamente, fue la expresión «bolívar anclado al petro«, lo cual indica que se empezará a implementar una política cambiaria denominada «Caja de conversión». Ahora bien, ¿Qué es eso?
En palabras simples, consiste en igualar la moneda con otra moneda, en este caso el Petro (moneda virtual basada en el valor de commodities como el oro y el petróleo). Por ejemplo, eso quiere decir que un bolívar deberá ser equivalente a un petro, que a su vez equivale -aproximadamente-, a 50 dólares. De una manera más gráfica: Bs.S 1 = 1 petro = US$50. Es como un regreso al patrón oro, pero con un intermediario virtual como el petro.
En cierta manera, la caja de conversión es una especie de dolarización, sólo que la moneda extranjera no será de curso legal, pero ella debería ser fácilmente transable. Es decir, si el bolívar equivale a un dólar, yo puedo exigir al Estado, en cualquier momento, el cambio de ese bolívar por un dólar.
¿QUÉ IMPLICA TODO ESO?
1) La muerte anunciada del control de cambio: En una caja de conversión el control cambiario que existe desde el año 2003 deberá ser eliminado, porque sencillamente carecería de sentido.
2) En teoría, la inflación deberá caer a cero: se asumen de manera automática los precios internacionales. Si la harina pan en Colombia cuesta US$ 1, entonces, de manera oficial -y no de acuerdo al mercado negro-, el precio en bolívares deberá ser equivalente a 1 dólar. Ello hace muy difícil una elevada inflación.
3) Ajuste de los sueldos a la nueva moneda: esto no se ha explicado, pero es evidente que los sueldos deberán ser ajustados al nuevo valor de moneda. No se puede mantener el sueldo mínimo actual (Bs. 3.000.000), porque su equivalente en petro sería irrisorio. Irónicamente, el equipo económico del ex-candidato presidencial Henry Falcón, propuso la implementación, en una primera fase, de una caja de conversión, en la que se fije el salario mínimo en US$ 75 [1]. A la fecha en la que se escriben estas palabras, el equipo económico del gobierno no ha proporcionado detalles a este respecto.
3) Un gran cambio desde el punto de vista político: Basta decir que la caja de conversión era una de las propuestas de CEDICE (Centro de Divulgación del Conocimiento Económico) [2], una ONG parte del eje del mal del neoliberalismo, para comprender el gran cambio desde el punto de vista político que hace el gobierno nacional.
¿INCÓGNITAS? MUCHAS
El gran problema es que anclar una moneda a otra que sólo existe virtualmente (el petro), que en teoría está respaldada en reservas de petróleo que no han sido ni siquiera extraídos del subsuelo, no goza de plena confianza. ¿Cómo va a pagar el Estado unos petros que están bajo de la tierra? De hecho, serían necesario miles de millones de dólares para sacarlos del subsuelo, y el país no cuenta con esos recursos para hacerlo. ¿Por qué no utilizar otras monedas reconocidas internacionalmente? Quizás, sencillamente, porque no hay suficientes divisas.
Otro problema es que no se conoce con exactitud el valor del petro, el cual supuestamente tiene el mismo valor que un barril de petróleo. A su vez, no se tiene conocimiento de la tasa a la que será calculado el petro en relación al bolívar vigente. Actualmente, hay dos precios de referencia en el DICOM: 1) una tasa ordinaria por un valor de Bs. 201.363,84 por dólar (a la fecha a la que se escribieron estas palabras); 2) otra tasa para cambio de remesas que equivale a Bs. 2.900.000 por dólar [3]. Sin embargo, hay una tasa de referencia en el mercado negro que se ubica en alrededor de Bs 3.500.000 por dólar. Ello hace bastante confuso hacer los cálculos por los cuales serán cambiados los bolívares vigentes por los nuevos bolívares.
¿Cuántos petros serán emitidos para la economía venezolana? El whitepaper del petro señala que son «ochenta y dos millones cuatrocientas mil (82.400.000) unidades (de petro) disponibles para la venta» [4], lo cual equivale a 4.120 millones de dólares (teniendo como base un barril a US$50). Eso no es ni siquiera la mitad de las reservas internacionales, las cuales para el 8 de junio tenían un saldo de 8.870 millones de dólares [5], las cuales son las más bajas desde 1994. Es decir, que no parece que se puedan emitir suficientes petros para financiar todos los bolívares que serán utilizados en la economía venezolana.
Aunado a ésto, es difícil que el petro tenga algún tipo de aceptación internacional, teniendo en consideración que EE.UU., en marzo de este año, emitió una orden ejecutiva que restringe «todas las transacciones relacionadas con la provisión de financiamiento y otras negociaciones en Estados Unidos, por un estadounidense o dentro del país, de cualquier moneda digital o ficha digital, emitida por, para o en nombre del Gobierno de Venezuela» [6].
Hay otros problemas de tipo «soberano», que tiene su origen en el petro, que va a estar respaldado por los recursos naturales en el subsuelo. Y es que ello significa hipotecar los recursos naturales del país. De hecho, el petro no guarda muchas diferencias a un bono de la deuda soberana, con la gran diferencia de que las mismas serán pagadas con un pedazo del subsuelo venezolano, lo cual es claramente inconstitucional y viola la Ley Orgánica de Hidrocarburos.
Como dije al principio, Maduro está aplicando una medida que es -sin exagerar-, demasiado novedosa. Es difícil predecir si, realmente, el anclaje del Bolívar al petro tendrá los beneficios que deberían venir con una caja de conversión. Quizás sí funciona, quizás no. Ya la mayoría de los economistas de oposición se decantan por la segunda, pero hay que reconocer que es un paso grande, una medida totalmente diferente a las tomadas previamente, rompiendo por fin con la definición de locura de Einstein. De lo que sí estoy seguro es que los venezolanos demandamos la estabilidad y el crecimiento de la economía.
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