EGIPTO, ENTRE UNA PRIMAVERA Y OTRA

Por Luis Edgardo Rodríguez

 

Mohamed Mursi es derrocado tras un año de Gobierno

 

Egipto, entre una primavera y otra

 

«Para conseguir la libertad que impregnaba la plaza Tahrir queda un largo camino de lucha. No será justo ahora y no será fácil, pero al menos ya podemos soñar»

Mirar al Tahawy, mayo de 2011

 

egipto 1Tras dos años de las primeras e intensas protestas que iniciaron la primavera árabe, Egipto vive nuevamente las manifestaciones de adeptos y contrarios al gobierno de Mohamed Mursi, primer presidente tras la caída de Hosni Mubarak.

 

Desde el pasado 30 de junio -fecha en la que se cumplió un año exacto del inicio del nuevo Gobierno- decenas de personas se congregaron en la plaza Tharir de El Cairo exigiendo la renuncia de Mursi por considerarlo incapaz de enfrentar los problemas económicos y de seguridad del país y de anteponer los intereses de la Hermandad Musulmana.

 

«Irhal Irhal» -«Que se vaya, que se vaya»- gritaban los egipcios en repudio a Mursi. Sin embargo, los partidarios del ahora derrocado Presidente también se han manifestado a favor del primer Gobierno de la joven democracia egipcia, pidiendo la restitución del hilo constitucional.

 

 

Mursi, el islamista post Mubarak

 

Mursi 1Mohamed Mursi, sin mucho carisma ni dotes para el convencimiento de masas, llegó a la carrera presidencial casi por casualidad. Fue elegido como candidato de los Hermanos Musulmanes –uno de los grupos político-religioso con más influencia en el mundo árabe–  tras la descalificación del candidato principal, Jairat al Shater, lo que le valió el poco honorable apodo de «neumático de repuesto».

 

Ingeniero de profesión y hombre de pueblo por nacimiento, durante su campaña y mandato disfrutó exhibir sus raíces rurales y humildes para enlazarse con los egipcios de a pie. Mursi se esforzó en mostrarse como el candidato de revolución que derrocó a Hosni Mubarak tras 30 años de Gobierno.

 

En las elecciones de 2011 resultó ganador por poco más de tres puntos en segunda vuelta, gracias al apoyo logístico de la hermandad que reunió el voto islamista y el de distintos electores que temían la victoria de Admed Shafiq, exprimer ministro de Mubarak y figura del antiguo régimen.

 

Con la joven democracia de la nación árabe, Mursi se hizo llamar «Presidente de todos los egipcios», aunque realmente logró dividir al país en dos grandes grupos. El 22 de noviembre de 2012 enfrentó nuevas revueltas sociales, que reclamaban el cumplimiento de las promesas de campaña. Sin embargo, fue la entrada en vigor de una nueva Constitución regida por el Corán del Islam lo que hizo crecer el descontento opositor que lo llamó «Nuevo Faraón».

 

 

La irrupción militar y el golpe de Estado

 

mursi 2La revolución egipcia ha demostrado ser capaz de ir contra cualquier mandatario que no cumpla con sus demandas, que son las de la mayoría de la población. El golpe de Estado dado a Mohamed Mursi y a los Hermanos Musulmanes fue apoyado por una gran cantidad de actores políticos, sociales y religiosos, incluso los activistas aseguran haber reunido 22 millones de firmas para exigir la dimisión del primer Presidente de la nueva democracia.

 

La crisis económica, con un déficit fiscal que alcanza 11%, una deuda pública de 85%, inflación de 11%  y las divisas cada vez más baja, deja a casi la mitad de la población en situación de pobreza. Los egipcios no pueden pagar el pan ni la gasolina, además deben enfrentar altos índices de inseguridad. La población también rechazó el autoritarismo de Mursi, que lo hundió al alimentar las sensibilidades políticas y querer instalar un Estado islámico.

 

Ante la amplia problemática social, el ejército de Egipto dio un ultimátum de 48 horas a las fuerzas políticas del país, que no lograron un acuerdo. Fue entonces cuando el ministro de defensa y jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, Abdel Fatah al Sisi -figura utilizada por Mursi para hacer cambios en la cúpula militar- declara ya no obedecer al Presidente y suspende la Constitución, dejando el puesto de Jefe de Estado al Presidente del Tribunal Constitucional.

 

Adli Mansur, que será reconocido como presidente interino, asumirá su cargo el jueves 11 de julio. Jurista de formación y con una larga trayectoria política, Mansur fue nombrado presidente del Tribunal Constitucional de Egipto el pasado 1 de julio. Como Jefe de Estado temporal, y ante la nueva crisis político-social que vive Egipto,  deberá velar por el adelanto de las elecciones y vigilar que se cumplan bajo el marco plural de la democracia.

 

 

La incesante revolución

 

mursi 3Tras la caída del régimen islamista, los simpatizantes de Mursi salieron a la calle para exigir la restitución del último Gobierno electo de forma democrática. Las revueltas iniciadas el 30 de junio han dejado al menos 30 muertos para el momento de redacción de este artículo. Los islamistas se mantienen en las calles, enfrentándose con piedras y cuchillos a las fuerzas de seguridad y a los opositores a Mursi.

 

Egipto vive un agitado momento que amenaza con intensificarse si no se logra un acuerdo entre las partes. Los islamistas no reconocen el gobierno interino y los opositores acusan a los oficialistas de frustrar la democracia. «Nos quedaremos en las plazas hasta que el presidente Mursi regrese de nuevo al poder», declaró el líder supremo de la Hermandad Musulmana, Mohamed Badie.

 

Los cuerpos militares han atacado en diversas ocasiones a los simpatizantes del depuesto Presidente, que se presume permanece retenido en los cuarteles de las Fuerzas Armadas de Egipto. Mientras que los simpatizantes del Gobierno transitorio continúan de júbilo en la plaza Tahrir de El Cairo, el lugar emblema de la revolución egipcia.

 

Ante el panorama actual, los civiles deben centrarse en elegir a una figura desligada al poder militar y a los Hermanos Musulmanes. Los primeros han demostrado no tener en interés en resolver los problemas del día a día en Egipto, y además representan un enlace con el régimen de Hosni Mubarak y las dictaduras de los últimos 60 años, mientras los que segundos ha dilapidado su popularidad en tan solo un año, demostrando que su plan de Gobierno no es igualitario para toda la sociedad.

 

El reto inmediato de quien gane las próximas elecciones sigue siendo recuperar la economía, reunificar al país y hacer una profunda limpieza para acabar con la corrupción institucional.

 

El mundo aguarda atento por la solución del conflicto, muchos en contra del golpe militar y otros a favor. La caída de Mursi marca un golpe a los grupos musulmanes mundiales, que parecían estar en ascenso tras la primavera árabe. Y aunque las organizaciones islámicas ya no son una mayoría, aún representan la fuerza política mejor organizada en la región.

 

Egipto es punto clave para la resolución de los problemas en Medio Oriente, pero ahora está girando en el mismo eje mientras recicla gobiernos. Los ciudadanos tienen una nueva oportunidad para escoger a un civil que atienda los problemas sociales y sea –de verdad– el Presidente de todos.

 

 

@Luisert

lrodriguez@guayoyoenletras.com

 

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