Yoshimi, Fernando y José
Sentimos el natural temor de chequear nuestras cuentas sociales, porque cada vez son más numerosas las notas: el óbito de una persona respetada, cercana y querida que nos sorprende. Y, cierto, son tiempos de pandemia, pero en Venezuela también de un Estado que no es tal, expuesta irresponsablemente la población al zarpazo injusto y repentino de la muerte.
La de obituarios fue una sección indeseada, aunque necesaria y rentable, en la vieja prensa escrita. En las redes digitales ya está desdepartamentalizada y, en cualquier instante, nos sorprende la noticia que, a veces, no es tan reciente. Es tanto el flujo de datos que también nos percatamos tarde de los asuntos importantes, molidos por la exagerada banalidad propia y ajena.
Un día amanecemos con la ida de Yoshimi Zambrano, extraordinaria persona con la que compartimos una ya lejana militancia política, siendo importante que se sepa de su trayectoria magisterial y apego a las muy fuertes convicciones de inspiración cristiana. O con la de Fernando Alvarez Paz, líder político zuliano con el que no hace poco tuvimos una larga y grata conversación través de su programa: una probada experiencia y sabiduría política que espera por sus legítimos herederos.
Incluso, una noche, conversando María Efe y el suscrito en torno al Facebook, la primera red a la ambos accedimos, principiando 2008 o 2009, uno de los nombres que surgió fue el de José Hermoso Sierra, a quien nunca conocimos personalmente, por estos avatares de la vida, siendo – además – mi elector en el estado Aragua. Compartimos muchísimo en los grupos relacionados con la historia venezolana y libros, era la otra voz autorizada en la página La afición histórica, aunque siempre fue extremadamente prudente y hasta una vez le enviamos copia del curso de apreciación musical de Calcaño: hablamos por ciclos, pero tan sólo ahora nos enteramos del infarto que lo fulminó cuatro meses atrás.
Estos son los días que nos ha tocado, se dirá. Y, muy cierto, sin posibilidad de elegir, pertenecemos a una promoción generacional de la más impactada por la muerte harto recurrente y prematura, como ninguna otra en lo que va de país.
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