Neutralizar la tentación ultraísta
Realizadas las elecciones autonómicas y municipales, los resultados obligaron a la convocatoria de los comicios generales. Adelantadas éstas, el PSOE aspira a aminorar la espectacular y merecida derrota sufrida.
Lejos de pretender un análisis exhaustivo de lo acontecido, únicamente deseamos apuntar a tres facetas que creemos importantes. La una, la propia posibilidad de realizar la consulta popular como no se ha hecho en estos veinte muy venezolanos años de desdichas y amarguras: un derecho humano tan elemental, como es el de participar de la decisión en torno al destino compartido, ya es algo extrañado en este lado del mundo.
Lo otro, la es integración española que ojalá el PP logre revertir en atención a los acuerdos de Pedro Sánchez con el terrorismo vasco, el curso que ha tomado el asunto de Cataluña y también aquellas iniciativas legales evidentemente improvisadas que condujeron a la liberación de los agresores sexuales, o la reducción de sus condenas.
Magistrales errores necesarios de enmendar, no todo se le puede atribuir a un patológico antisanchismo.
Luego, la desaparición de Podemos del mapa electoral nos impone de una izquierda estrafalaria de nobles orígenes en el medio académico, cuyos conductores surgieron de los movimientos de la indignación que poblaron la península.
En realidad, una izquierda que recibió recursos de Venezuela y, precursoramente, corroboró la existencia de un chavismo de exportación.
Finalmente, agreguemos una cuarta consideración: la importancia de construir un poderoso centro político convencido, comprometido y eficaz capaz de neutralizar toda tentación ultraísta. Acaso, significará reaprender las lecciones que la consabida transición arrojó.
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