Make Lavamanos and Fregaderos Big Again

¿Qué pasó en la evolución de la humanidad que ahora los lavamanos parecen “lavamenos” y los fregaderos solo friegan la paciencia de sus dueños? Al comienzo pensaba que se trataba solo de mí, por ser alto y tener manos de urólogo tamaño familiar. Aunque ya me di cuenta de que es algo en contra de todos; pues ahora pareciera que los lavamanos y los fregaderos los diseña un pitufo minimalista.

¡Cuánto extraño esos gloriosos días en donde bañábamos a los recién nacidos en un lavamanos! ¡Anhelados tiempos en donde un chihuahua veía un fregadero como una piscina olímpica!

¡Pero no!… Esos días terminaron. Ahora los lavamanos y fregaderos más bien parecen un bowl (pero tamaño muestra). Y los de aviones, una tacita de café (pero de expreso). Porque ahora no puedes bañar ni a un hámster en ellos y si se te ocurre lavar uvas en el fregadero sin terminar en un tsunami, debes lavarlas una por una y con un hilito de agua como el de un glaciar derritiéndose.

Es que, para fregar los platos hoy en día, al menos hay que ponerse traje de baño y botas de lluvia. Porque si practicar el deporte extremo de lavar una olla mondonguera, deberás lavar una mitad hoy y la otra mañana. Y si quieres lavarla toda de una vez, entonces métete con la olla en la ducha o mándala al autolavado.

Muy parecido a lo ocurrido en el baño, donde ya ningún hombre puede lavarse las manos sin que su pantalón termine salpicado y como si se hubiese hecho pipí. Y ni hablemos del pobre espejo, porque nadie le avisó que lo convirtieron en limpiaparabrisas. Además de que el resto de los muebles ahora le hacen bullying diciéndole “aguado”.

¿Qué será del futuro de la humanidad si todo esto sigue así? La gente tendrá que salir con las manos sucias de los restaurantes de alitas o pescado frito. Y ni hablar de los mecánicos.

¿Será que acaso es una conspiración oculta para controlar la sobrepoblación del planeta? Porque con lavamanos pequeños no provoca lavarse los dientes y mucho menos escupir enjuague bucal como si uno fuese el Salto Ángel. ¿Quién termina conquistando así?

Además de que cada vez habrá más sospechas de que un hombre no se lavó las manos al salir del baño. Si acaso, se mojará los dedos estrictamente usados en la operación o aplicará la máxima de la flojera masculina: tocar la punta del lavamanos con los dedos para remojar las bacterias.

¿Será que acaso los fabricantes de lavamanos y fregaderos tienen un convenio secreto con las empresas de pañitos y toallas absorbentes? ¿Será que también hicieron negocios con las grandes compañías de platos y vasos plásticos para que no lavemos más? ¿Será que en un futuro solo lavaremos los platos con agua en aerosol?

De ser así, que entonces vendan los lavamanos y fregaderos con un mensaje parecido al de las cajas de cigarrillos: “Advertencia: se ha determinado que el uso de lavaplatos y fregaderos trae efectos secundarios, como peleas maritales, resbalones y remodelaciones de estantes de cocina con aglomerados podridos”.

¡Ya basta! Alcemos de una vez por todas nuestra voz de protesta para volver a un mundo en donde se respete el derecho de todo ser humano a tener un lavamanos y un fregadero grande. Porque jamás será verdad eso de que lo importante no es el tamaño, sino cómo se use. Pues al hablar de lavamanos y fregaderos, siempre será mejor que lo tengas grandote.

Reuben Morales
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