Cómo identificar a un chismoso

Menos mal que a Frankenstein lo fabricaron en Europa y no en Latinoamérica. Si no, hubiese sido alto, pálido y bien chismoso; revelando los secretos más oscuros hasta del mismísimo Drácula. Y esto se lo digo porque yo soy de las personas que tiembla cuando un conocido me pregunta: “Disculpa que me meta, pero… ¿cuánto pagas por tu apartamento y el colegio de tu hijo?”.
Si usted es como yo, que sufro de “chismosofobia”, entonces le traigo este perfil del chismoso. Un estudio que hice analizando la conducta de algunos miembros de la asociación más grande de viejas chismosas que existe en el planeta: el FBI. Su resultado muestra cómo son las personas chismosas en cuatro ámbitos:
Anatomía del chismoso:
- Tiene oído supersónico: para escuchar todo lo que pasa en casa de cualquier vecino (así el vecino sea un mimo).
- Cuenta con cuello de periscopio: para asomarse por cualquier ventana y observar los 360º de su alrededor cual búho en cacería.
- Los ojos le brillan: al escuchar frases como: “¡Te tengo un bombazo!”.
- Su vista es telescópica: para leer cualquier pantalla de celular que esté a una cuadra de distancia.
- Presenta dedos inquietos: capaces de reenviar cualquier audio de WhatsApp que tenga un chisme político.
- Sus piernas son largas: para meter el pie en cualquier puerta y ver lo que pasa adentro.
- Sufre de taquicardia e hipertensión: al escuchar la palabra “cachos”.
- Su sistema nervioso es sano: porque no consume cafeína. Su cafeína es el chisme.
- Tiene hemisferios cerebrales independientes: capaces de manejar la caja de un supermercado y chismear con la cajera de al lado a la misma vez. Dicha independencia es más acentuada si el chismoso en cuestión trabaja en una peluquería.
Psicología del chismoso:
- Padece ataques de ansiedad: siempre que le dan un chisme incompleto.
- Su memoria es selectiva: porque puede olvidar una deuda, pero jamás el color de la correa que usó la vecina en una fiesta del 2009.
- Tiene moral flexible: porque si los otros chismean, son unos tóxicos. Ahora, cuando el chisme lo dice él no es chisme. Es información de interés público.
- Segrega mucha dopamina y poco cortisol: cuando le cuentan un chisme o se topa con una vecina que está saliendo de su casa con un hombre que no es su marido.
- Presenta irritabilidad: cuando le cuentan un chisme, pero el chisme es suyo.
- Cree en una sola religión: la del chisme es mi pastor, nada me falta.
- Sufre de insomnio: si se va a dormir y tiene un cuento incompleto.
- Puede ser mitómano: cuando el chisme que está contando no emociona y tiene que envenenarlo.
- No cree en terapia: su terapia es el chisme.
- Su condición se cura: si es detenido por un policía estadounidense que le diga: “Tiene derecho a guardar en silencio. Todo lo que diga podrá ser usado en su contra en un tribunal”.
Perfil laboral del chismoso:
- Presenta aptitud para profesiones como: conserje, vigilante y espía del gobierno (aunque le gusta tanto el chisme, que podría caer en labores de contraespionaje).
- Tiene poca aptitud para profesiones como: astronauta, pues en el espacio escasean los chismes y no hay a quien contárselos.
- Aspiración salarial: cinco mil dólares mensuales, pero si no los tienen se da por pagado con una tanda diaria de chismes sobre sus colegas.
- Aspiración laboral: ser jefe, pero si no se puede, igual controla la oficina a punta de chismes.
- No disfruta de las fiestas de la oficina: en estas no baila ni bebe. Solo observa a sus compañeros para chismear de ellos al otro día.
Maneras de comunicarse del chismoso:
Se le puede reconocer porque usa frases como:
- “¡De lo que me acabo de enterar!”.
- “El chisme no me gusta. Me entretiene”.
- “No es por hablar mal de nadie, pero…”.
- “¿Estás sentado?”.
- “Te lo digo para que estés pendiente y no te pase”.
- “Yo no soy chismoso, pero…”.
- “Aquí entre nos”.
- “Te lo cuento, así como me llegó”.
- “Me dijeron que no le dijera a nadie, pero…”.
- “Como yo no soy escaparate de nadie…”.
- “¿¿¿Supiste la última???”.
Así se completa el estudio sobre el perfil del chismoso. Todo para que usted pueda escapar a tiempo antes de que se le atraviesen. A no ser que sean las doce de la noche, esté lloviendo, tronando y de la nada se le aparez
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