Jacinto Convit, 100 años de incansable trabajo
Por Andrés Abreu U.
@andresabreu
Hace dos semanas, entre la crisis que se continúa viviendo en el país, Venezuela despidió al Dr. Jacinto Convit quien falleció a la edad de 100 años. La pérdida de Jacinto Convit representa el adiós a un hombre que dedicó su vida al descubrimiento científico dejando muy en alto el tricolor de nuestro país.
Nació en Caracas el 11 de septiembre de 1913, hijo de Flora García Marrero y del español Francisco Convit. Fue un reconocido alumno de Rómulo Gallegos en el Colegio Andrés Bello, en 1938 recibe el título de Doctor en Ciencias Médicas en la Universidad Central de Venezuela.
En 1937, tras visitar en el Estado Vargas una vieja casona donde recluían a los enfermos de lepra, inicia sus estudios sobre esta enfermedad. Conseguir la cura para la lepra le valió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1987 y una postulación al año siguiente al Premio Nobel de la Medicina.
Se le atribuye además la creación del Instituto de Biomedicina de Caracas y de la Red Nacional de Dermatología Sanitaria. Además también aportó grandes avances en la cura de la Leishmaniasis e importantes avances en la cura contra el cáncer; estudios que realizó hasta el último día de su vida.
Como padre de familia tuvo cuatro hijos: Rafael, Antonio, Francisco y Oscar. Estaba casado con Rafaela Marotta, fallecida en 2011.
El aporte del Dr. Convit para la medicina es invaluable, en una época en donde quienes padecían lepra eran aislados, encadenados y custodiados policialmente, Jacinto Convit marcó la diferencia atendiéndolos sin ningún prejuicio y logrando la cura para tan terrible enfermedad. De igual forma, sus avances en el descubrimiento de la cura del cáncer le merecen un gran reconocimiento.
Lamentable es el hecho de que su desaparición física no se haya traducido en un sentido homenaje como el que se merece el Dr. Convit. Lamentable es el hecho que mientras a Eliezer Otaiza se le haya velado en capilla ardiente y se hayan declarado tres días de luto nacional por su muerte, la muerte del Dr. Convit no se tradujo en un luto nacional declarado por el gobierno.
El Dr. Convit nunca se identificó con el fallecido presidente Chávez, tampoco lo hizo con la oposición. El no era político, era un científico y a eso dedicó su vida; a la ciencia. Pero ¿Es eso argumento suficiente para negarle un homenaje como le es merecido y si otorgárselo a Eliezer Otaiza? No es argumento suficiente ni válido desde ningún punto de vista.
Jacinto Convit, al igual que nuestro queridísimo Tío Simón, se despiden de nosotros de una forma abrupta y sin homenaje alguno. Sin embargo, el homenaje al Dr. Convit se lo dio Venezuela en vida, se lo dio el mundo entero agradeciéndole por tan noble labor que cumplió durante sus 100 años de vida, 100 años entregados al descubrimiento científico para el bienestar de todos y no por obtener una retribución monetaria, Jacinto Convit trabajaba incansablemente de manera desinteresada.
Dr. Jacinto Convit, donde quiera que se encuentre sepa que Venezuela lo admira, que nuestro país hoy lo despide como se lo merece: De pie y con aplausos, con un agradecimiento inmenso por la labor que emprendió y esperando que su camino sea la senda para que muchos médicos continúen con su legado. Descanse en Paz.
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