The Purge, La noche de la expiación (2013)
Por Luisa Ugueto
@elproyectordedo
La naturaleza humana es sanguinaria, vengativa, miserable, al menos una parte, quizás el cincuenta por ciento. La otra mitad es bondadosa, generosa, y capaz de los más increíbles prodigios, eso dicen siempre, eso se dice sin parar: la mitad de nosotros mismos es buena, la otra mitad es mala, Dios y el Diablo conviven dentro de ti, vigila tu mitad miserable, no te salgas del carril. De hecho, es lo que se hace, las sociedades están “organizadas” para controlar o castigar a quienes se salten sus normas, a quienes pierdan el control y agredan a su prójimo o realicen acciones negativas o perjudiciales para el orden colectivo. Al menos, en teoría es así…
En The Purge, La noche de la expiación (2013) en el futuro han concertado que el modo de detener la espiral de crimen y violencia de la sociedad de Estados Unidos es permitir, una vez al año, que la población libere sus impulsos y bajos instintos. Esa noche está permitido todo, y es legal.
La familia Sandin (Ethan Hawke y compañía) se preparan a vivir esa noche del año encerrados y tranquilos mientras el mundo a su alrededor enloquece. Solo que la locura no tiene barreras, la locura no la puedes controlar o predecir, a veces (muchas veces) se sale de control.
Este film dirigido y escrito por James DeMonaco concentra tu atención usando elementos básicos del cine de género, y lo hace bien, juro que salte en el asiento en varias ocasiones. Pero a la vez inocula algunas ideas que, aunque no son novedosas, crean en el clima de la película el verdadero motivo para que no puedas dejar de verla.
En este mundo, donde lo importante parece ser sobrevivir, valiéndote de cualquier cosa, donde eres bueno o malo según el bando en el que te encuentres, en este mundo de moral distraída y falsa piedad, de odio clandestino y rencores de closet, de hipocresía al por mayor (también de amor, de generosidad, honor, dignidad y decencia), el planteamiento de una cinta como esta no suena ni tan absurdo ni tan ajeno ni tan descabellado, y sí es, quizás, un modo de llamar la atención ante un tema cotidiano: la violencia, la banalización de la muerte y el poco valor que se le da a la vida humana, con la que es muy fácil terminar, tan solo después de una mala mirada.
Esta película me recordó moralmente a la temática de La zona, film del 2007, donde los “buenos” actúan como “malos”. ¿Quiénes son los malos y quiénes son los buenos? ¿Somos mejores o peores, culpables o inocentes? No lo sé, el desconcierto en el que nos deja la cinta, quizás se parezca a ese con el que vivimos, esperando simplemente sobrevivir, un día mas, y luego otro, con algo de suerte.
Muy buenas actuaciones y muy acertado el gran Ethan Hawke, quien nunca desmerece.
Calificación: 10/10