Silenciarán a los medios, pero no callarán el llanto de las madres venezolanas
Por Carlos Peña
@Carlos_PP88
Amordazada, vejada, vilipendiada, casi moribunda. En una representación literaria o metafórica, esta sería la manera de describir la libertad de expresión en Venezuela. Pero, no se trata ni de una fábula, ni de una novela.
En nuestro país, desde septiembre del 2013 alrededor de once diarios y una revista dejaron de imprimirse. Y el panorama sigue siendo sombrío: 18 periódicos están a riesgo de cerrar.
Eso quiere decir que aproximadamente un 60% de los diarios privados han reducido su paginación. Estas cifras fueron dadas a conocer recientemente por Espacio Público, una ONG defensora de la libertad de expresión.
Así como las balas no cesan para quitarles la vida a los venezolanos, los ataques constantes a medios de comunicación no se detienen. En estas últimas horas, dos sucesos han alarmado nuevamente a los sectores democráticos dentro y fuera del país.
El pasado miércoles 17 de septiembre, el gobierno informó que bloqueó el acceso a los portales webs, de los canales NTN24 y NoticiasRCN de Colombia.
La discriminación en la revolución bolivariana no es solo frontal, también ha sabido debilitar por los costados. No es una presión directamente a los medios, a sus dueños e inversionistas. La embestida ha sido hacia periodistas, fotógrafos y caricaturistas.
En esta ocasión le tocó el turno a Rayma Suprani. Su despido del diario El Universal fue una “crónica de una muerte anunciada”. Los nuevos dueños del centenario diario, no dudaron en ponerle fin a la sapiencia, al ingenio y al sarcasmo de quien durante 19 años supo ilustrar, denunciar y hacer reflexionar sobre la cruda realidad que padece el venezolano.
Así es el ahora, de la desahuciada libertad de expresión, pero ¿y el ayer? hay que recordárselo al venezolano, porque lamentablemente algo negativo de nuestra idiosincrasia, es la memoria corta.
Hace siete años del cierre de RCTV -o fin de la concesión como el gobierno ha querido denominar-, cuando cientos de trabajadores de la noche a la mañana, se quedaron en la calle.
Luego comenzó la escalada de comprar -a través de terceros-, un sinfín de canales de televisión y medios impresos que ahora han “suavizado” su línea editorial.
Hoy por hoy, existe una gran cantidad de periodistas que solo tienen tres opciones. La primera ser disidente arriesgo de insultos y amenazas. La segunda opción es trabajar en medios oficiales y ser vendedores de ficciones, de historias, de cualquier cosa, menos de noticias. Y por último, probar suerte en el exterior, en donde serán “el emigrante ese”.
¿Pero qué buscan silenciar? hay verdades y hechos que no se pueden ocultar. No podrá callar el llanto de dolor y de desesperación de las madres venezolanas que han perdido a sus hijos a causa del hampa.
Vale recordar que en el 2013 se rompió un récord histórico de homicidios violentos, con la desgarradora cifra de 24.763 ciudadanos que fueron víctimas de una delincuencia que no escasea, ni se amilana. Por el contrario, parece ganar terreno y adueñarse de un país que lejos de ser amarillo, azul y rojo pasó a ser unicolor, pasó a vestirse permanentemente de negro. Sí, de negro, de un luto eterno.
Tampoco callarán los quejidos de miles de venezolanos que no tienen que comer. Y es que en esta Venezuela la escasez general superaba (para febrero del 2014), más del 30% del desabastecimiento de productos. Aunque traten que los noticieros no digan esta cifra, los anaqueles vacíos cuentan su propia historia, sin necesidad de cámaras ni de reporteros.
Y mucho menos silenciarán los gemidos de dolor de pacientes con cáncer, que luchan no sólo contra la enfermedad, sino que ahora tienen que sobrellevar la falta de medicamentos. La Sociedad Venezolana de Salud Pública aseguró que durante el segundo trimestre del año, 16 principios activos de los 26 fármacos más importantes para tratar a personas con cáncer estaban escasos.
Puede que algunos líderes rojos se afanen en amordazar medios, pero lo que no logran entender, es que hay noticias que no necesitan ser leídas. Los muertos a manos del hampa, el hambre producto la escasez y los dolores por falta de medicamentos se cuentan, se ven y se padecen en cada calle, en cada esquina, en cada pueblo y en cada ciudad de esta maltratada Venezuela.
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