Gritan las mejillas

Por Jennifer Ávila

@jenn_avila

 

 

 

“… ¡Era mi papá! El hombre cariñoso que me sentaba en sus piernas, quien me contaba cuentos, mi héroe de historias, mi ídolo… era él quien golpeaba a mi mamá, lo pude ver tras el orificio de la puerta, y no hice nada para detenerlo. ¿Qué podía hacer? Era solo una niña de diez años”.

Las líneas que anteceden este párrafo pertenecen al guión teatral Gritan las mejillas, el cual denuncia el flagelo universal en que se ha convertido la violencia contra la mujer. En el contexto teatral es una escena irreal, con la desafortunada coincidencia de que todos los días se humaniza en algún lugar de nuestro país. Basta ver los recientes titulares de la prensa local para llegar al hartazgo ante tanta violencia. Si solo una mujer asesinada representa un escándalo condenable, ¿Qué podemos decir entonces, si ya son 96 las féminas asesinadas en lo que va de 2015? -cifra revelada por el diario El Nacional-, tras el homicidio de una ciudadana palestina a manos de su pareja la semana pasada en la Gran Caracas. Hecho ocurrido en presencia de una niña de 13 años, hija de la víctima.

 

El meollo

La violencia contra la mujer es la violación de derechos humanos más frecuente en el mundo. Su forma más habitual es la violencia a manos de la pareja, en el hogar y en la familia. El Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), la describe como “cualquier acción ó conducta que pueda causar a la mujer tanto la muerte, como daños físicos, sexuales ó psicológicos en el ámbito público ó en el privado”. Estudios de la Organización de Naciones Unidas, arrojan por término medio, que al menos una de cada tres mujeres en el mundo sufre violencia a manos de su pareja en algún momento de su vida. 

 

En Venezuela no tenemos la excepción. Según cifras recopiladas por organizaciones nacionales de mujeres, cada 15 minutos como media, una mujer sufre abusos a manos de su pareja. En el 2007, celebramos la promulgación de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Amnistía Internacional destacó, “La Ley abarca muchos y diversos aspectos y tipologías de violencia contra las mujeres. Define la violencia contra las mujeres como una violación de derechos humanos, reafirma la responsabilidad del Estado y sus autoridades de erradicarla y establece medidas para prevenirla, para proteger a las mujeres en peligro y para castigar a los responsables (…) La Ley tiene el potencial de traer consigo mejoras reales para la vida de las mujeres. No obstante, el que ese potencial se haga realidad depende de la voluntad política y de la disponibilidad de recursos”.

 

Siete años más tarde, el presidente Nicolás Maduro otorga el ejecútese a la reforma de la Ley, estableciendo el feminicidio como delito tipificado en Venezuela. Pero más allá de los visibles esfuerzos y avances que tiene la Ley en lograr reivindicar los derechos fundamentales de la mujer venezolana, existen circunstancias específicas donde el Estado sigue estando en deuda. La sensibilización es una de ellas.

 

La violencia contra la mujer trae consigo daños colaterales graves: contra la familia, el hogar, los hijos. No es problema de marido y mujer, su alcance no se restringe a la víctima y su agresor. El hogar, lugar donde los niños tejen sus redes de protección para desarrollarse como individuos libres y seguros es lo primero que se vulnera. Es muy probable que en esos hogares violentos se geste el hombre agresivo de mañana, suscitando una cadena abusiva por generaciones enteras. Una justicia expedita y la educación preventiva es fundamental para frenar su avance. La orfandad de valores tiene a los venezolanos ahogados en su proceder. Por un lado una sociedad que estigmatiza a la mujer víctima de violencia, sumado al peso de prejuicios sobre el rol femenino en la relación de pareja, poco ayudan en el campo de lo real.

 

La información no puede reducirse a tímidas campañas esporádicas, las mujeres deben conocer sus derechos siempre. Todos los días. Por ejemplo, conocer si titubear que existe la línea telefónica 0800-Mujeres, donde de forma anónima, confidencial y gratuita, pueden ser orientadas y recibir asesoría legal si sufren algún caso de violencia de género.

 

La sensibilización también debe pasar por los funcionarios públicos que acogen en primera instancia a la mujer abusada. La aplicación de las medidas de protección para la víctima, son fundamentales. Cuando una mujer decide denunciar, el respeto y trato que reciba de las autoridades determinará significativamente la continuación del proceso. Desde los actos más amables comienza la justicia.

 

La obra

Como autora, Gritan las mejillas fue el resultado de una experiencia transformadora, escuchar tantas historias de violencia narradas por sus protagonistas sellaron un compromiso. Más nunca podría ser indiferente. Es un pesar que a una década de su estreno en el Ateneo de Caracas, su denuncia social siga vigente. Para entonces, la dirección de la obra estuvo a cargo del maestro Levy Rossell y la imagen artística de Nelson Garrido. Contó con las actuaciones de Flor Elena González y Carmen Julia Álvarez. El próximo mes de noviembre, en el marco del Día Internacional Contra la Violencia de Género, Gritan las mejillas volverá a ser voz y verbo en un teatro de Caracas. 

 

(Visited 130 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras