Mónica Montañés: El humor hace pensar
Por Ivanna Méndez
@IvannaMendezM
Mónica Montañés hace de todo. Escritora de cuentos y telenovelas, dramaturga. Acepta casi cualquier reto. Con el sentido del humor que la caracteriza, en Guayoyo en Letras conversamos con la exitosa autora de “El aplauso va por dentro” acerca de sus comienzos en el mundo de la literatura y sus futuros proyectos.
Guayoyo en Letras: ¿Cómo comienza tu amor hacia la literatura?
Mónica Montañés: Arrancó desde que yo era chiquita porque vengo de una casa de lectores. Mi papá y mi mamá son grandes lectores y siempre los cuentos eran parte de nosotros. De hecho, mi mama inventó un juego con los libros de Agatha Christie, le cambiábamos los nombres de los personajes ingleses por personas de mi familia, amigos o vecinos y así terminaba alguna amiga muerta en la alberca y otro pana era el asesino, era súper divertido y muy loco. De ahí salió todo.
G.L.: ¿Por qué estudiaste comunicación?
M.M.: Yo quería ser médico como hasta cuarto año, nunca se me había ocurrido otra cosa. No tiene mucho sentido porque yo siempre escribía, pero no se me había ocurrido que eso podía ser mi oficio y cuando llegué a 5to año resultó que ya no quería ser médico, entonces me metieron en un curso de esos de orientación profesional y salí ingeniero. Yo era muy buena para la física pero no me gustaba, no me veía en eso. La otra opción chiquitica era algo que tuviera que ver con la literatura, letras y comunicación. La comunicación paradójicamente en esa época, en los ochenta, no era una carrera conocida como es ahora. Yo no sabía bien que era, la psicóloga me explicó, me pareció chévere y estudié comunicación por eso. Resultó que al primer mes de la carrera yo era la más feliz de mundo.
G.L.: ¿Cuál es tu proceso de escritura?
M.M.: Muchísimo antes de escribir me pongo a pensar, me viene una idea, me pongo a hurgar por qué me vino, que querrá decir eso, por qué quiero contarlo, después empiezo a jugar con quienes serían los personajes y una vez que empiezan a nacer los personajes, se vuelven como una obsesión y no me dejan tranquila. Allí por fin me siento a escribir. Escribo mucho, de 8 a 10 horas diarias. Yo no creo mucho en la musa pero en todo caso si te va a encontrar, que te encuentre trabajando.
G.L.: ¿Cómo comienzas a escribir teatro?
M.M.: Mientras estudié comunicación hice todos los cursos que pude. Estudié fotografía, actuación, guion, con toda la gente que pude, después entré a trabajar en El Diario de Caracas y seguí haciendo talleres.
Cuando estudié actuación lo hice con Ricardo Lombardi y Ada Nocetti. Yo tenía todas las herramientas pero no sabía. Si ves mi historia de aquí hacia atrás crees que lo planee todo pero no es verdad, solamente fui haciendo lo que tenía que hacer. Tenía el aprendizaje de teatro y después estudié guion con David Suarez que era el mejor guionista que tenía este país y vino en una oportunidad Jean Luc Carrier el guionista de Buñuel e hice ese taller también. Después en una entrevista que le hice a Mimí Lazo, una de las cosas que me dijo fue que su sueño era tener un personaje que se pareciera más a ella y a las mujeres de Venezuela, madre soltera que mantenía a su mamá, a sus hermanos, toda esa problemática. Yo me lo tome personal, me atreví, le escribí “El aplauso va por dentro” y mi vida cambió 180 grados.
G.L.: ¿Qué significó para ti El aplauso va por dentro?
M.M.: Significó descubrir quien era yo y que es lo que quería hacer por el resto de mi vida. Hasta ese momento ejercía el periodismo y me gustaba muchísimo pero cuando Gerardo Blanco que es el director me invitó a un ensayo y vi por primera vez a mi personaje que hasta ese momento para mi era letricas y la vi entrar, respirar, hablar, ser; dije: “guao esto es lo que yo quiero hacer el resto de mi vida”.
G.L.: Actualmente tienes “La llamadita” en el microteatro, ¿cómo nace esta obra y de qué trata?
M.M.: La llamadita es una obra breve que yo escribí porque doy un taller que se llama “Cómo echar un cuento que va a ser visto”, desde hace casi 18 años, es para nóveles dramaturgos. La idea del taller es que todo el mundo salga con una obra bajo el brazo y con Gerardo, se nos ocurrió crear un premio al taller que se llama Premio Chela Atencio para premiar a la mejor obra. El premio es que al año siguiente el grupo la monta, porque no hay nada más difícil que alguien crea en ti, con “El aplauso va por dentro” pasamos por 4 directores que nos dijeron que eso era un asco hasta que conseguí a Gerardo que creyó en mi, porque yo nunca había escrito teatro antes. De esos talleres salió La llamadita, me dijeron para dirigirla y les dije que si, pensando que nos iban a decir que no y resultó que aprobaron el proyecto y me tocó dirigirla. Es una obra que coquetea con el absurdo. Es una historia de amor imposible, entre un tipo desesperado con un problema y la operadora que todos odiamos.
G.L.: En narrativa, durante el 2013 fuiste la coordinadora de la colección Vértigo de novela negra, donde también escribiste La Víctima Perfecta ¿qué fue para ti esta experiencia?
M.M.: Fue una experiencia maravillosa, la editorial Ediciones B que es la que ha editado todos mis libros se acercó a mi a proponerme que dirigiera una colección, pero claro como todo el mundo que se acerca a mi, era una colección sobre la mujer. Les dije que sí pero que me permitieran agregarle algo más que era un crimen, porque yo soy apasionada a la novela negra y porque creo que un crimen es una perfecta excusa para profundizar en la psicología de los personajes y en la sociedad en la que estos viven. Convoqué a varios escritores que admiro muchísimo, unos ya consagrados como José Pulido y otros que nunca habían escrito nada. Le dije a muchos periodistas pues ese es el oficio del cual yo vengo porque creo también que muchos periodistas son escritores en potencia, de narrativa. También tengo mucha gente que viene de otros lados como Inés Muñoz Aguirre que es dramaturga. El lineamiento era que tenía que haber una mujer que fuera la víctima, la criminal, la persona encargada de resolver el caso o todas eso dependía de cada quien.
Para hurgar también en este país que por un lado parece tan machista pero al mismo tiempo es de puras mujeres, es como femichista. Preguntándonos si las mujeres y los hombres somos distintos en cuanto a la forma de ser víctima, la forma de ser malos. Yo creo que sí somos diferentes. El resultado fue muy bueno, vienen varios títulos en camino, ha tenido mucha receptividad y me da mucho orgullo que sea hasta este momento la única colección de novela negra venezolana, me llama la atención porque en un país con tantísima criminalidad la literatura había como evadido ese tema.
G.L.: La influencia de Agatha Christie hizo efecto entonces…
M.M.: Dentro del juego de alguna manera me quedó la idea de que uno puede estar sentando en cualquier parte y haber un criminal al lado. Es algo que tenemos muy cercano. Es hurgar en eso, no tanto en el hampa como los que están detrás, en los criminales que no parecen.
G.L.: Hace poco sacaste el libro infantil “Pepito, el insecto palito” ¿cómo llegaste a escribir cuentos infantiles?
M.M.: Ese es mi quinto cuento infantil. Nunca me había atrevido a meterme con el público infantil ni en teatro ni en televisión porque los respeto demasiado. Les tenía pavor, es el publico más honesto y además me parecía muy complicado competir con algo tan extraordinario como el Wii. Pero me equivocaba porque la verdad es que el niño cuando está frente a unos actores actuando ante ellos o cuando tienes un buen cuento para ellos, reacciona de maravilla.
Cuando nació mi hijo Tomás, nos fuimos a la casa recién dada a luz y el lloraba, yo lloraba y todos llorábamos y era un drama terrible, entonces me puse como a crearle una cancioncita en verso para tratar de calmarlo así nació ese cuentico que se llama “El sapito lipón” que se convirtió en el versito que yo le recitaba cuando le daba pecho.
Después jugando con el me puse a dibujarle los personajes del cuento en la computadora.
Ilustré el cuento sapito y quedó chévere y original porque no soy ilustradora. Lo lleve a la editorial, les encantó y salió. A partir de ahí salió Sapito, Arañita, Cangrejito y Ratoncito. Todos tienen una pequeña moraleja, el primero trata de que no importa el tamaño que tengas puedes cumplir tus mas grandes sueños, la Arañita trata de que todos somos distintos y lo bueno que sea que somos todos diferentes, el Cangrejito es de los niñitos que no se quieren bañar y el Ratoncito es del miedo que tenemos todos a decir que no o a rechazar algo o expresar nuestra opinión por temor a ser rechazado. Todos son cosas que yo veía, problemas que enfrentaba Tomás en el preescolar.
Pepito ya es otra cosa, es un homenaje que le rendí a mi papá, menos mal en vida en ese momento. Mi papá siempre manejaba la idea de que hay que mantener un bajo perfil porque “la vida da muchos coñazos y si pasas desapercibido algunos te ahorras”, decía el. Entonces me puse a pensar en el animal que pasa más desapercibido y pensé que era el insecto palito que es el rey del camuflaje, le inventé este cuento que es sobre la importancia de los seres que no son públicamente famosos, de los héroes anónimos. Trabajé por primera vez con un ilustrador que se llama Quique que hizo una ilustraciones bellísimas.
G.L.: Eres conocida por tu trabajo de guionista ¿Qué te gusta de escribir telenovelas?
M.M.: Me gustan todos los géneros pero la telenovela es maravillosa por todo lo que puedes decir. Originalmente y así es, la telenovela es un negocio de entretenimiento. Pero al mismo tiempo, todo mi trabajo tiene siempre sentido del humor y me gusta que la gente me agradezca eso, que viendo mi trabajo se ríen, se despegan un poco de sus dramas personales. Al mismo tiempo a mi me gusta plantear mucha problemática del ser humano contemporáneo en los personajes y creo que para eso la telenovela es perfecta. Puedes llegar a la casa de millones de personas y plantear temas como por ejemplo el embarazo precoz que le cuesta tanto a la maestras, es poca la influencia que pueden tener, en cambio en un personaje pegado de telenovela que toque ese tema, que sea una mujer empoderada que piense en graduarse y después cuando sea dueña de su vida es que tenga hijos, puede ser un mensaje mucho más útil, lo mismo con la violencia doméstica o con la paternidad irresponsable.
G.L.: ¿Qué novela dirías que te gustó más escribir o que te marcó de alguna forma?
M.M.: De las mías tengo quizás tres, de la primera etapa que son las que escribí con Cesar Miguel, quien fue mi maestro en este género, adoro Guerra de mujeres. Fue una novela exitosísima en la que además gozamos un puyero escribiéndola, haciéndola, viéndola y rompimos un montón de cosas, porque la telenovela venezolana anterior era buena o mala pero seria y gracias a Betty La Fea se abrió una puerta a la posibilidad de que las telenovelas buenas tuvieran mucho humor o fueran contadas con humor, cosa que yo le agradezco por siempre. Nos permitió hacer entonces Guerra de mujeres, donde no había ningún misterio que develar. Después, Voltea pa que te enamores porque fue un exitazo, 346 capítulos, también muy graciosa, es la primera mía sola y es una novela de esas que marcan un antes y después, es una novela cheverísima y además disfrutamos un mundo.
Y la más reciente Válgame Dios, para mi es muy importante porque viene después de Harina de otro costal, que es mi fracaso más rotundo. Es muy doloroso, perder en televisión es terrible porque las telenovelas lo único que tienen que ser es exitosas. A Harina de otro costal por mil circunstancias le fue muy mal pero de los fracasos se aprende mucho y Válgame es eso, es el resultado de todo mi oficio, de un trabajo con Ángel Del Cerro que era un tipo maravilloso que sabía muchísimo del género, trabajamos esta novela que es si se quiere rosa. El amor imposible porque son hermanos, se ha tocado millones de veces, pero dándole la vuelta, buscando denunciar la paternidad irresponsable y buscando el humor.
Válgame nació de Gamboa, de un tipo que vi una vez en Margarita. Había un gordito con una jeva espectacular, ella se paró a buscar la comida y se quedó el en la mesa e hizo una llamada, el no sabía que yo era Mónica Montañes, y empezó a hablar: “aló flaca, mira no creo que pueda llegar a la hora del almuerzo porque estoy en una cola en el túnel de los Ocumitos”. Eso pasó de verdad, estábamos en Margarita, la escena tal cual y yo así, boquiabierta. La novela es de un tipo así y sus tres mujeres; la esposa, la amante y la tres. Le pusimos la parte clásica de la villana Marbelis que fue maravilloso, es mi primera novela con un villana clásica, goce un puyero escribiéndola y fue como mi consolidación.
G.L.: ¿Qué opinas del rumbo que ha tomado la telenovela en Venezuela?
M.M.: Es muy lamentable. Ahorita estamos pasando por una crisis terrible, se está produciendo muy poco. Afortunadamente, Venevisión nos mantiene como a cinco escritores trabajando. Está produciendo una sola telenovela al año y tiene la cosa mala de que yo por ejemplo voy por el libreto 96 de mi próximo proyecto, entregué una serie policial completa y nada está en producción ni siquiera sé quién va a actuar, ni quién dirige ni he visto nada y da mucho miedo escribir así, sin saber cuál será la reacción del público. A mi me gusta más escribir sabiendo quienes son los actores pero por otro lado este ritmo me ha permitido trabajar con un nivel de detalle, pensando muy bien todo, creo si hacen esa serie y la telenovela, no se si funcionen, pero va a quedar impecable. Ojala se logren hacer.
G.L.: ¿Qué prefieres escribir entre teatro, telenovelas, cuentos?
M.M.: Me gustan todos. Claro, como ahorita estoy en telenovela que es muy agotador, estoy loca por terminarla porque tengo dos libros, novelas, en proyecto que quiero hacer y quisiera poder dedicarme uno o dos años a eso, a la literatura o al teatro, que sobretodo al teatro lo extraño muchísimo.
G.L.: ¿Cuál es el mayor reto de cada uno?
M.M.: Bueno son retos completamente distintos. En la telenovela tienes el reto de ser exitoso, de tener la mayor conexión posible con la gente del país en el que estas escribiendo para que tu texto se puedan identificar mucha gente. El reto del teatro también, es un texto que está escribiendo para que sea visto, te permite muchas otras cosas porque es más íntimo, te diriges a un publico cautivo, te permite otras cosas pero tienes que lograr comunicarte con ellos de una manera cercana y empezar y terminar lo que vas a decir. En la telenovela tienes 120 libretos para contar lo que vayas a contar, en el teatro tienes un hora. Y en la literatura es un proceso totalmente diferente porque al público casi no lo ves nunca, cada quien está solo en su casa con tu texto, cada quien interpreta cosas diferentes y creo que el reto es lograr expresar exactamente lo que tu querías decir.
G.L.: Con la situación actual en del país, ¿este es el peor o el mejor momento para hacer arte?
M.M.: Así como está siendo el peor momento que hemos vivido en muchos años para la telenovela, es asombrosamente un gran momento para el teatro y creo que para la literatura venezolana también porque siento que el venezolano como nunca antes tiene una necesidad imperiosa de verse, de discutirse, de entenderse. En otras épocas tendíamos a preferir escritores extranjeros y yo pienso que hoy en día, el escritor venezolano está teniendo mucho público aquí como nunca antes.
Paradójicamente en estos momentos el teatro venezolano da mas dinero para mucha gente que la misma televisión. Es más fuente de empleo, el público va, muchísimas veces va a reírse, hay gente que lo critica pero no, es necesario y la risa es de lejos, uno de los mejores vehículos para hacer pensar. Claro, hay comedias que son solo eso, comedias, y me parece magnífico, te reíste, te relajaste, pero si además te hace pensar, mejor todavía. Yo creo que por ese lado es un buen momento también.
G.L.: Algunos se quejan del humor del venezolano, de tomarlo todo como una broma, entonces ¿el humor es bueno o malo?
M.M.: Somos muy evasivos es verdad. Es el arma para las dos cosas. Porque es verdad, nosotros en la situación más espantosa somos capaces de hacer un chiste pero así somos y eso no nos hace más vacíos ni que no estemos sufriendo. El humor puede ser solamente el chiste y ya, pero el humor también puede ser eso, una gran herramienta para bajarle dos a los problemas y pensar. En los países que son muy serios hacen cosas muy serias. A nosotros nos pasan cosas terribles, nos reímos y ahí vamos.
G.L.: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
M.M.: Tengo la serie policial que escribí para Venevisión junto con José Manuel Pelaez que de verdad desearía que la hicieran porque estoy súper orgullosa del trabajo que hicimos. Otra que estoy escribiendo es Amor a primera vista, una telenovela normal, un clásico de amores imposibles con dos detalles que la hacen distinta. Tiene varios protagonistas de distintas edades porque mi idea con esta novela es trabajar a ver si uno vive el amor diferente a los 20, a los 30, a los 40, a los 50, incluso a los 60. Hay unos que se enamoran a primera vista, otros a la primera risa, otros a la primera conversa. Por otro lado tengo un villano varón que es malo y además inteligentísimo y el reto que tengo es tratar de ser tan inteligente como el. Dos novelas en la cabeza y una obra de teatro, volviendo a mi origen de los monólogos, vamos a ver que pasa.
G.L.: ¿Cuál dirías que fue tu personaje favorito?
M.M.: Diré uno de cada género. De teatro, por supuesto, es Valeria del Aplauso porque me cambió la vida, me abrió todas las puertas a lo que soy y lo que quiero ser y bueno porque además le habló a todas las mujeres, el año que viene cumple 20 años en escena y creo que todas nos identificamos con ella. De telenovela, mi personaje favorito es Gladys López, la de Voltea pa que te enamores, no porque seamos todas parecidas a Gladys, en telenovela uno no debe hablar de lo que somos sino de lo que queremos ser. Es igualita a lo que quisiéramos, esa mujer fuerte, aguerrida, que puede con todo que además es bella, sensual, graciosa. De literatura es un varón, es Guto de mi libro “Desconocidos”, ese libro está escrito cada capítulo en primera persona de personajes diferentes. Son tres mujeres y un hombre que es Guto y el reto más grande para mi era poderme meter en la cabeza de un hombre. Es mi personaje favorito de lo que he escrito en literatura porque he recibido montones de hombres que se me acercan a decirme que son iguales a Guto y entonces dije “ ¿qué? Lo logre!”. Por eso es mi personaje favorito.
G.L.: ¿Qué consejo le darías a los que quieren entrar al mundo del teatro, narrativa o telenovela?
M.M.: Lo que le digo a todos mis alumnos cuando empezamos, el primero, que lean mucho, que estudien, que hagan todos los talleres que puedan, que se formen, que aprovechen que tenemos el único oficio en el que podemos tener a los maestros en la mesita de noche. Y el otro es que sean desfachatados, que crean mucho en ustedes, que crean en si mismos, por eso siempre pongo el ejemplo de El aplauso va por dentro que fue rechazado por cuatro directores que me dijeron que era una porquería y resultó que después pasó lo que pasó y eso lo que te enseña es que a veces los sabios rechazan cosas creyendo que son malas y a veces no son malas sino que son nuevas.
Un café con…
¿Si fuera un café cuál serías?
Un expresso, negro sin azúcar.
Un aroma
El del café o el de las arepas en la mañana
Un lugar
Mi escritorio frente a mi computadora
Un escritor con el que te gustaría conversar o tomar algo
Uno es Andrea Camilleri, un escritor italiano de novela negra del que soy fanática. Otro sería el español Perez Reverte y la otra es Laura Restrepo con la que he hablado bastante pero nunca me he podido tomar un trago y me encantaría ya que es una de mis escritoras favoritas.
Un libro que te gustaría haber escrito
Un mundo para Julius de Bryce Echenique. Me parece una obra maravillosa que retrata un Peru que no había retratado antes alguien, con una gracia y aparente simpleza. Es uno de mis libros favoritos y también me cambio la vida porque hasta ese momento me gustaba la idea de ser escritora pero no me atrevía porque estaba de moda el boom latinoamericano , el realismo mágico y yo decía “a mi no me pasa nada de eso”, este libro hablaba de cosas normales. El otro es “Demasiados héroes” de Laura Restrepo , me erizó la piel, porque el personaje que ella dibuja y su relación son su hijo era demasiado yo y me hubiera gustado escribirlo.
Una frase que te defina
La inteligencia que no se usa para ser feliz se pierde
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