MÁS ALLÁ DE LA POLARIZACIÓN

Por Ricardo del Búfalo

 

PolarizaciónVenezuelaMás allá de todas las pugnas sociopolíticas, ¿qué queremos? ¿Cuál es el sentido de estar metidos en esto? Ya sabemos que la polarización le sirve a los políticos, pero ¿para qué nos sirve a nosotros?

 

Usted y yo estaríamos de acuerdo que cuando hablo de «nosotros» automáticamente estoy excluyendo a un Otro, pero contrario a lo que yo quisiera que usted interpretara, este nosotros no se refiere a un bando político. Si yo le quisiera hablar a uno de los bandos políticos venezolanos, no puedo dirigirme a él diciéndole «sociedad», «ciudadanía» o «sociedad civil», sino que tendría que usar la palabra «pueblo». Esta apropiación lexical por parte de los políticos venezolanos ha hecho que la dualidad nosotros-otros no evoque al binomio pueblo-gobierno sino a la oposición chavista-antichavista.

 

Pero, para dejarlo muy claro, cuando me pregunté qué queremos, cuál es el sentido de estar metidos en esto y para qué nos sirve estar polarizados, me referí a nosotros los ciudadanos, nosotros el pueblo.Una primera aproximación a esas preguntas me condujeron a pensar que la polarización política y social no es nuestro problema principal como pueblo, como sociedad.

 

Nuestro problema más importante, en realidad, es la desconfianza en los demás venezolanos. Uno siempre piensa que otro venezolano lo quiere joder, y en consecuencia, jode a los demás. Por ejemplo,cuando un venezolano está una cola en una carretera doble vía ¿qué piensa?

 

—No vienen carros. Me voy a meter rapidito antes de que otro se meta y me deje aquí trancado.

 

Luego de meterse, se meten 200 más detrás de él y en cuestión de segundos terminó trancando —jodiendo— a los venezolanos que venían en la vía contraria. Si uno confiara en el otro, si uno estuviera seguro de que otro venezolano no se va a colear, no se colearía (claro, hay excepciones).

 

Esa desconfianza en el otro se expresa en una actitud claramente presente en el lenguaje cotidiano, la actitud de «a mí nadie me jode»:

 

—Yo no voto en estas elecciones porque yo no soy pendejo y a mí nadie me jode.

 

Pero hay otra actitud preventiva, que es la que ilusiona a los venezolanos y les hace pensar que somos un pueblo solidario. Es la actitud de «se pasó de pana», que consiste en ser demasiado pana con alguien para que no lo joda. Es, por ejemplo, la actitud de promotora de banco abusadora:

 

—¡Ay mi amor! ¿Cuánto tiempo tienes esperando? Tú no tienes que agarrar número, tú vienes directo para acá y yo te atiendo.

 

Es probable que ese cliente sea Diosdado.

 

Y aparte de pasarse de pana con una persona, jode a cuarenta. Es decir: los que sí tienen que agarrar número porque no son «mi amor» ¡que se jodan!

 

Esas dos actitudes hicieron que nos acostumbráramos a que otro nos intentara joder y que no nos parezca malo. Por eso, uno puede decir “anda a joder a otro” y uno se queda en paz, sin remordimiento de conciencia.

 

Esa desconfianza tumba la falacia de que en Venezuela hay dos bandos políticos homogéneos y sólidos. Falso. No existen intereses comunes ni en laoposición ni en el chavismo.No existe un nosotros chavista ni un nosotros opositor.En otras palabras, un chavista puede joder a un chavista y un opositor puede joder a un opositor. Y eso nos tiene que alegrar.

 

Recuerdo ahora la campaña para las presidenciales del 14 de abril.Un día cualquiera estaba manejando por el centro de la ciudad, donde había demasiado tráfico. Harto de una cola que se movía muy lentamente, llegué a la intersección, trancada completamente, y puse luz de cruce para la derecha (y saqué el brazo para que los demás conductores entendieran qué significaba esa luz). Cuando intenté cruzar y meterme en la otra cola, perpendicular a mí, un machito aceleró tanto que estuvo a milímetros de chocar al carro de enfrente. No me dio paso.

 

Inmediatamente, al presenciar semejante agresividad y falta de solidaridad, yo pensé:

 

—Este tiene que ser chavista. De los que se encapuchan seguramente. Enchufado además, porque con esa camioneta…

 

Nótese todos los prejuicios que brotaron en cuestión de segundos. Cuando este conductor avanzó, y logré meterme en la cola detrás de él, vi que en la puerta de la maletera tenía una calcomanía de Capriles Radonski. Y eso me hizo reflexionar:

 

—Tenemos un infiltrado.

 

Pero no, era uno de mi lado, era un opositor. Y al contrario de lo que puedan pensar, no me sentí avergonzado de mis prejuicios; me sentí feliz, porque me di cuenta que uno de los míos también me podía joder.

 

Y me sentí mejor al ver que, más adelante, el que a mí no me dio paso le dio paso a otro carro que también tenía la calcomanía de Capriles. ¡A mí me jodió, pero con él se pasó de pana!

 

Eso me hizo pensar que los venezolanos no estamos divididos ni polarizados, ni hay apátridas ni patriotas, ni chavistas ni antichavistas. Todo es una disgregación aparente. En realidad, todos buscamos lo mismo, todos tenemos un interés común: joder antes de que nos jodan y pasarnos de panas para que no nos jodan.

 

Todavía podemos salir de esta polarización en paz. Sólo tenemos que decirleal que nos esté jodiendo que vaya a joder a otro. Eso o confiar en los demás.

 

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