LA VIOLENCIA, LA GRAN TRIUNFADORA DEPORTIVA

Por Andrés Abreu

@andresabreu

 

Liga de Baloncesto Profesional, Marinos de Anzoátegui y Cocodrilos de Caracas se disputan la final en el Gimnasio Luis Ramos, conocido como «La Caldera del Diablo» en Puerto la Cruz. Tras una decisión de los árbitros a favor del equipo visitante, entró en juego la ganadora absoluta de la noche: La violencia.

 

Desde el público empezó la lluvia de vasos y botellas que obligaron al equipo caraqueño a refugiarse en los camerinos mientras se seguía el procedimiento reglamentario que dió como resultado la confiscación del juego ante la imposibilidad de continuar con el mismo. El propietario del equipo Marinos de Anzoátegui, Carlos Silva fue herido en su cabeza con una botella.

 

La violencia en eventos deportivos no es algo nuevo. Recientemente en Argentina se han presentados distintos hechos de este tipo; en Lules, los fanáticos del Almirante Brown le dieron una pedrada al preparador físico del San Ramón, en Tafí Viejo los hinchas del Talleres agredieron a jugadores y fanáticos del San José, entre otros eventos de esta índole. En España, durante un encuentro entre el Real Madrid y el Barcelona en el Camp Nou fue lanzada una bengala que terminó entre el público pudiendo causar consecuencias realmente graves; ante esto el equipo local podría enfrentar una multa de hasta 600 mil euros por permitir el ingreso de material pirotécnico al recinto deportivo.

 

Históricamente, el fútbol ha sido uno de los deportes donde se presentan hechos de violencia con mayor frecuencia según afirma el profesor Robert Rodríguez, siendo el béisbol el deporte con menor número de hechos violentos en sus partidos. El básquet, por su parte, se encuentra en una categoría que podríamos llamar intermedia en esta materia. No es primera vez que en un partido de cualquier deporte resultan heridos algunos fanáticos o jugadores, sobretodo cuando se toma en cuenta la existencia de las «barras bravas» que también han tenido una actuación importante en estos actos.

 

Pero, ¿De quién es la quién es la culpa?, ¿Quién es el responsable? Son varios los personajes que intervienen en esto, no hay un único responsable. En primer lugar, la Federación Venezolana de Baloncesto (En el caso concreto) o cualquier federación deportiva por permitir el expendio de licores en los eventos deportivos, por permitir la presencia de vendedores de licores dentro de estos recintos. Sabemos que el consumo de bebidas alcohólicas influye en el comportamiento de las personas, alterando sus sentidos pudiendo aumentar la posibilidad de un impulso violento por parte de los individuos.

 

Por otro lado, el público por supuesto, tiene una gran dosis de responsabilidad por ser los causantes de la violencia. El control del público depende en gran parte del mismo público, si se desea disfrutar de un evento ameno y de calidad, el comportamiento de los asistentes debe reflejar lo que se desea, debe ser un comportamiento ejemplar y siempre respetuoso.

 

Hasta los medios de comunicación pueden tener un cierto grado de responsabilidad en sus actuaciones y declaraciones en estos eventos. Por ejemplo, si un medio de comunicación declara, como parece haber ocurrido en el partido Marinos vs Cocodrilos, que un partido se ha perdido por una mala decisión arbitral, el público se puede ver influenciado por estas declaraciones y actuar en contra del arbitro, en este caso. Entonces, los periodistas y representantes de los medios de comunicación deben tener un control sobre las declaraciones y comentarios que emiten, guardando las opiniones y posturas personales, tal y como establece el profesor Rodríguez.

 

En cuanto a las sanciones, puede ser difícil determinar quién o quiénes deben responder por estas conductas. Sancionar a los equipos puede no ser lo más acertado, los equipos no son responsables de la conducta de sus fanáticos, como tampoco pueden serlo de los hechos que ocurren dentro de su recinto deportivo cuando no pueden controlar los mismos, a diferencia de lo ocurrido en el Camp Nou en donde si puede ser responsable el equipo por la negligencia de sus funcionarios.

 

Las sanciones deben ser para el público. Debe sancionarse, de ser posible, individualmente a los responsables de tales hechos, como de haber herido a Carlos Silva, por ejemplo. El fanático que lanzó la botella debe responder penalmente por ello. Además, para evitar estos hechos se pueden realizar, como ya se ha hecho en otros países, juegos a puerta cerrada. Es decir, sin la presencia de público en el recinto; esto podría ayudar a disipar la violencia mediante un castigo a quienes son los interesados en acudir a estos eventos, no sería lo ideal pero si podría ser lo necesario. Aunado a ello se podría realizar una campaña de concienciación al público asistente para evitar estos eventos, además de reforzar la seguridad y eliminar el expendio de bebidas alcohólicas, por supuesto.

 

La violencia en eventos deportivos en nuestro país es tan solo una pequeña muestra de lo que ocurre en nuestras calles, en donde cientos de personas son víctimas de la violencia diariamente. ¿De quién es la culpa? Pues parece que todos tenemos un poco de esta carga sobre nosotros y debemos colaborar con la erradicación de este problema. Es tarea de todos, tal y como enuncia la campaña llevada a cabo por el Estado, «bajarle dos a la violencia».

(Visited 72 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras