La esencia del venezolano: ¡Un mensaje de Esperanza!

Por Carla Acebey de Sánchez

@carladesanchez

 

 

 

Pareciera que hay dos Venezuelas, la de la gente viva y deshonesta y la de aquellos que trabajamos, servimos y damos lo mejor. ¿Con cual te quieres quedar? ¿Con cuál de ellas quieres contribuir?

Recientemente estuve haciendo un Curso de Locución en la UCV, hace muchos años que no me acercaba a este entorno y en este artículo quisiera compartir contigo mi experiencia. Lo hago con el deseo de que te reconcilies con lo que somos.

 

Cuando lees noticias en las redes, en muchos casos hay un sabor amargo y te preguntas ¿qué nos ha pasado? Un carro accidentado y gente que en lugar de ayudar a los que allí estaban, los asaltan! ¿Dónde esta esa maravillosa bondad y generosidad que caracterizaba a los venezolanos? Aunque el evento descrito haya sido cierto, aquí yo también te presento otra cara de esta moneda, la de la Venezuela buena.

 

Se ha dicho tanto de la fuga de profesores capacitados por los malos salarios que reciben, que mis expectativas del curso no eran muchas. Sin embargo, quede gratamente sorprendida al ver la calidad de las personas que me enseñaron. Saber de toda su formación y experiencia y verlos transmitiendo todos sus conocimientos de manera tan generosa fue un regalo. Más aún, ver que la formación de locución fuese casi personalizada, con un excelente maestro que no sólo quiso sacar lo mejor de nosotros a nivel de locución, si no que animó a los estudiantes que tenían dudas sobres sus capacidades a nivel personal para que no se rindieran, que siguieran con fe y esfuerzo superándose. Ver la dedicación de todo el personal docente fue una experiencia inolvidable y ciertamente valoro que sigan cumpliendo con su vocación aunque la recompensa económica no sea la que se merecen. Ojalá sepan que hacen una diferencia inequívoca en sus estudiantes.

 

Adicionalmente, el personal administrativo fue maravilloso, el servicio que prestan, callado, tranquilo, sin embargo con flexibilidad, excelencia y el compromiso de que todo sea un éxito para cada persona inscrita. En mi caso, tuve que hacer muchos cambios y todos ellos fueron atendidos. Para mi fue una bendición ver en ellos hacer el trabajo, simplemente porque se sabe que eso es lo correcto, no porque se está esperando ningún reconocimiento. ¡Bravo por ellos!

 

Con respecto a mis compañeros, fue otro gran regalo, gente de todas las edades, distintas profesiones, viniendo de muchos lugares, algunos incluso alejados de la ciudad, comprometidos con su mejoramiento profesional y con deseos de contribuir con sus comunidades. El último día del entrenamiento se nos pidió que lleváramos cosas para compartir en el almuerzo. Más allá de la situación económica que a todos nos afecta, de la escasez que dificulta cualquier compra, había más que suficiente, ¡incluso para almorzar otro día! Esa es la generosidad y la abundancia que amo del venezolano.

 

Finalmente te cuento este detalle que puede lucir tonto, pero para mi significativo. El día del compartir llevé un paquete de café para preparar y se lo di a la chica de administración que tenía la cafetera. Todos sabemos de la dificultad para conseguir este insumo. Sin embargo, al darnos el deseado cafecito colado, la chica me devolvió lo que quedaba del paquete. Pudo habérselo quedado, (de hecho lo llevé también para ellos) pero su honestidad hizo que lo entregara. El hecho de hacer lo correcto, no porque nadie te esté supervisando, sino porque en tu corazón sabes que es lo que corresponde, es una muestra de sus valores, que son los de muchos de nosotros.

 

Esta es la Venezuela que conozco, que quiero seguir viendo y los venezolanos de los que me quiero rodear. Además no tengo duda de que los buenos, los bondadosos somos mayoría y más temprano que tarde eso se manifestará.  Así que te invito a que confíes en nuestra esencia, a que la cultives en ti si te has desviado del camino. ¡Venezuela y tu se lo merecen!

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