El chavismo frente al espejo

Toda una hazaña en las actuales y consabidas circunstancias, Luis Alberto Buttó y José Alberto Olivar coordinan un extraordinario esfuerzo editorial: “El chavismo frente al espejo. El rostro de la mentira” (Negro Sobre Blanco, Caracas, 2017).  De nuevo, la academia aporta a una discusión necesaria, con el rigor indispensable: Thays Adrián Segovia versa sobre la argumentación emocional en dos discursos de Chávez Frías; Claudio Briceño Monzón coloca el acento en la militarización de la frontera colombo-venezolana; Carlos Castañeda-Mejías apunta a la política exterior; Ángel Muñoz Flores relaciona la estafa continuada al magisterio venezolano; Olivar llama la atención sobre la revolución de los arteros; y Buttó contribuye con dos trabajos sobre la revolución bolivariana y la mentira como práctica, demostrando la falacia de la yunta cívico-militar.

Puede aseverarse, hay una historia de la interpretación del fenómeno chavista, por cierto, deseándose un modelo de exportación que incluye a sus más complacientes críticos, poblada de episodios, momentos y  anécdotas legados por una crónica, además, correlativa a la de otros fenómenos que podríamos llamar proyecto país y neolarrazabalismo, en el terreno de la oposición. No exageramos al concluir que el libro en cuestión, hincando el bisturí en el análisis riguroso de un domicilio tan sombrío como el de la mentira, rompe con una historia y una interpretación  cómodas e inútiles que también nos encarcela.

En cada uno de los ensayos,  implícita y explícitamente, corre una opción diferente para superar algo más que un arresto domiciliario, y no sólo por la natural identificación de los autores con las más sentidas  exigencias ciudadanas, sino por el empuje de las propias especialidades que cultivan, llevándolos a una reflexión que tiene por mayor ventaja y vocación, la de exponerse públicamente.  Vale decir, cuentan con un importante  instrumental teórico que, lejos de recrearlos   en el aula monacal, dirimiéndose entre una computadora y una taza de café, les permite identificar y denunciar las mentiras con una severidad tal que sólo admite la refutación seria y responsable, contribuyendo a la polémica necesarísima de la hora.

Suerte de manual contra la banalidad, sentimos que, al concluir el último capítulo, contamos con herramientas para detectarla y conjurarla, como su mejor saldo. Contra-patente de corso, ayuda a valorar e, igualmente, a desechar los muchos análisis y analistas que cunden en el mercado de la oposición, donde la vanidad parece siempre empinarse, convirtiendo al gobierno en un insólito referente ornamental.

Debidamente sustentados, los autores abordan y responden cabalmente a situaciones concretas que, otros, banalizan para repetirlas indefinidamente por la lógica perversa de un régimen que legitima la mentira misma sobre sus mentiras. No obstante, asomada la materia, faltó un ensayo exclusivo sobre la industria petrolera, pues, si bien es cierto que exponemos una de las mayores reservas de crudos en el mundo, no menos lo es que ella ha quebrado y jamás servirá de soporte, sin que veamos otro, a la peregrina meta de convertirnos en país-potencia, según lo ordena el llamado Plan de la Patria de resonancias francamente militaristas.

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