Lo que preocupa de la Venezuela por venir

La situación política, económica y social de Venezuela es de completa crispación. El gobierno califica a los partidos políticos de oposición de lacayos del capitalismo mundial, responsables de llevar a cabo una “guerra económica” causa de todos los males que sufrimos en el país. Por su parte, la oposición culpa al gobierno, con mucha razón, por su mala administración, la violación sistemática de derechos humanos y su falta de voluntad para llevar a cabo las reformas necesarias para revertir la merma de libertad política y prosperidad económica y social del venezolano.

Venezuela parece sufrir un cáncer social ya en metástasis. Aunque desde el punto de vista político parece haber una la luz -cada vez más grande- al final del túnel consecuencia de la lucha que durante más de 80 días están librando los ciudadanos venezolanos con mucha valentía y dignidad, desde el punto de vista económico y social el panorama es preocupante y por momentos desolador. Se podría pensar que la situación económica de Venezuela cambiará radicalmente cuando las fuerzas políticas opositoras tomen el control del poder, pero ¿realmente qué le depara al país cuándo la mayoría de la oposición política venezolana se declara progresista, de izquierda o se manifiesta abiertamente en pro de la intervención de la economía por parte del Estado?  

Para gran parte de la sociedad venezolana la culpa de todos los males de la Venezuela actual se debe única y exclusivamente al modelo económico y social del régimen chavista (socialismo), peor aún, para una gran cantidad de chavistas desencantados con la situación actual del país el problema se debe únicamente al “mal gobierno” del presidente Maduro; incluso existen miembros de la oposición que han afirmado que Maduro ha destruido el legado de Chávez (¿?). Todos ellos no parecen darse cuenta que desde el punto de vista ideológico las propuestas económicas y sociales del chavismo y de una parte importante de la oposición tienen más puntos en común de lo que puede verse a simple vista. Por lo tanto, es muy preocupante que a estas alturas de la historia no se tenga claro que la situación política, económica y social que vive actualmente Venezuela sea consecuencia de las políticas económicas y sociales adoptadas desde mediados del siglo XX y que en gran medida son las mismas que plantea actualmente gran parte de la oposición.

¿Una exageración? No si se escucha con atención los discursos y las propuestas de la mayoría del estamento político y se toma en cuenta que la mayoría de los venezolanos desde los años sesenta y sobre todo setenta ha aprendido a convivir con una visión populista del poder y de la sociedad. Asumen, sin ningún tipo de cuestionamiento, que la función del gobierno es planificar la economía, y no lo que realmente le corresponde: obedecer las leyes y las instituciones. Creen fervientemente que el objetivo del gobierno es distribuir la riqueza existente, “sin darse” cuenta que están fomentando la dependencia y no la responsabilidad individual; cultivando así el clientelismo político, por lo que la ciudadanía se ha acostumbrado a esperar dádivas y privilegios del partido de gobierno o del candidato de turno a cambio de su voto. Todo esto en paralelo a la difusión de un mensaje que asegura que el “pueblo” es víctima del despojo de unos bienes que le pertenecen y que alguien –el imperio, la burguesía, el capitalismo, los empresarios, por último, el mal gobierno- le ha quitado, por lo que la gran mayoría de los ciudadanos carece de recursos, son pobres.

Por lo tanto, mientras no se entienda que el éxito de los países prósperos radica en la instauración de la democracia y la economía de mercado, que las libertades políticas y económicas sustentadas por la propiedad privada y el imperio de la ley son el marco principal a partir del cual estas sociedades surgen, y que es la creación de riqueza y no la distribución de la misma la clave del éxito económico (tal como lo expone F.A. Hayek en su obra Camino de Servidumbre del año 1944), será muy difícil que recuperemos la senda perdida desde mediados de los años setenta del siglo pasado y tengamos la prosperidad y vida digna que nos merecemos los ciudadanos venezolanos.

Hugo Bravo
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