Levanta tu voz

No se trata de dejar la calle atrás, tampoco de olvidar los más de 90 caídos en más de 100 días de protesta pacífica, mucho menos de claudicar u olvidar el hecho de que una cúpula se ha decido fervientemente a mantener el poder cueste lo que cueste. Se trata de algo más que eso.

No se trata de legitimar un proceso constituyente convocado de manera ilegal, tampoco de decidirse rendido y cansado, mucho menos de colocar sobre la mesa un activo para la negociación. Se trata de algo más que eso.

Se trata de entender, que la lucha involucra muchos espacios y el institucional es uno de ellos. Así lo hayan secuestrado todo: al CNE, al TSJ y las voluntades de Saab y Galindo, no pueden secuestrar el espíritu democrático de más del 80% de la población que se cansó de tanto abuso.

Luego del 16 de julio, podremos reavivar el debate sobre la gestión de una Asamblea Nacional, que a ratos luce divagante, sin un horizonte claro y con inacciones preocupantes en temas álgidos y que pareciese a lo interno, tener bastante certidumbre técnica, no obstante poco conceso entre sus principales actores. Pero esa discusión debe ser luego. El 16 de julio hay que respaldar la propuesta de la Consulta Popular.

Este domingo, el pueblo debe salir contundentemente a decirle al Gobierno, una vez más, que no va en un camino correcto, que su constituyente convocada ilegalmente, simple y llanamente, los ciudadanos no se la calan. La comunidad internacional, debe entender de una vez por todas, y esta vez cuantitativamente, la inconformidad de la población venezolana hacia la persona que ocupa la silla de Miraflores.

El domingo 16 de julio, también será un momento idóneo para exigirle a la Fuerza Armada Nacional, cumplir con su rol constitucional, que aunque en los últimos años se ha vuelto casi un pecado decirlo, es mantenerse subordinados a la ciudadanía y a las leyes. Y esto no quiere decir que apoyen a un bando político u otro, es comenzar a cuestionarse si el papel jugado en este momento histórico, en verdad les deja la moral “alta, muy alta”.

Y finalmente, este domingo se podrá decidir sobre la conformación de un Gobierno de Unión Nacional para la restitución del orden constitucional. Ese que rompió Maduro confabulado con el Tribunal Supremo de Justicia y que ha sido abiertamente reconocido como un Golpe de Estado por la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, incluso comparándolo con el Carmonazo del 2002.

Y claro, compañeros, hay muchas dudas. Si será o no vinculante, si podrán lograrse todos los objetivos, si el Gobierno no apelará al squadrismo y mandará a sus camisas rojas a amedrentar a la ciudadanía. Pero es una oportunidad valiosa para darle un golpe al oficialismo donde más lo sienten, para enseñarles que hubiese pasado si no se robaban el revocatorio y las elecciones regionales de 2016 y para reiterarles la verdad que ellos manejan, pero han sido incapaces de aceptar: son minoría.

Maduro, quizás haga caso omiso a lo que pase este 16 de julio. Pero imaginemos ese escenario en el que luego de una Consulta Popular con más de 8 millones de manifestaciones de voluntad, él intente implantar su constituyente con unos 2 millones (como se ha proyectado). El escándalo será ensordecedor, por muchas artimañas que tenga preparadas para desmeritar la participación ciudadana en la Consulta Popular, lo único que volverá a dejar claro, es que no le importa el pueblo y solo quiere hacer una Constitución a su medida.

Los militares deberán acatar el mandato popular, ellos son profesionales como cualquier otro ciudadano y tener las armas no los hace decisores, los hace iguales y deben actuar como tal. Exigiendo a los generales que se desplazan en Fortuner, comen lomito y beben 18 años, cesar en sus órdenes represivas, contribuir al restablecimiento de la República, e intentar frenar la cantidad de delitos que ya suman en su lista.

Lo más complejo, seguramente, será la realización de elecciones libres y la conformación de un Gobierno de Unión Nacional. Continúa el temor del 2002, con aquella reprochable autojuramentación y es difícil dar el paso ahora, porque nadie “quiere quemarse las manos”. Pero el contexto es otro, hoy, el Gobierno es quien no quiere contarse y está cerrando todas las vías democráticas para salir de la crisis. Es necesario mostrar al pueblo, los hombres y mujeres, que están dispuesta a gobernar este país. Y ante todo, un proyecto viable para salir de este abismo.

Así que el mensaje, compatriotas (sí, porque compatriota no es sinónimo de militar en el PSUV, como ha hecho creer el oficialismo), es salir a manifestar tu voluntad este domingo 16 de julio. Pongamos en los principales titulares del mundo, que aunque Maduro pretenda robarse el voto, no podrá callar las voces del pueblo venezolano.

A la administración pública, otro mensaje. Sé que es difícil, sé que amenazan y chantajean; sé que hablan de infiltrar a personas para obtener nombres y luego “todos pa fuera”, pero, ¿Qué más te pueden quitar?, ¿Estás dispuesto a seguir viviendo de dádivas, mientras ellos aumentan de peso? Yo, por ejemplo, no te llamaré indiferente o traidor, eso es convertirse en lo que aspiramos no ser más nunca. Pero si luego de responderte esas dos preguntas, puedes sobreponerte y levantar tu voz… Te esperamos.

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