Transacción gradual

El 31 de marzo toda Venezuela salió a las calles en rechazo a la disolución de la Asamblea Nacional propiciada por el régimen de Nicolás Maduro a través del ilegítimo Tribunal Supremo de Justicia. A partir del 31 de marzo los ciudadanos venezolanos nos declaramos en desobediencia contra aquellos delincuentes que hoy usurpan el poder; desde ese día ratificamos nuestro compromiso con la República y la Libertad, juramos vencer y para vencer luchamos en las calles día a día sin descanso.

Incluso el 16 de julio dimos un mandato claro, no sólo al régimen en rechazo a la asamblea nacional constituyente (lo marginal e insignificante no merecen las mayúsculas), o a la FAN de apegarse a la defensa de la soberanía, el mandato también fue a la misma Asamblea Nacional, único poder legítimo respaldado por más de 14 millones de venezolanos el pasado 6 de diciembre de 2015: “Renovación de poderes públicos, realización de elecciones libres y transparentes, y la conformación de un Gobierno de Unidad Nacional para restituir el orden constitucional”.

¿Cómo es que después de cientos de venezolanos fallecidos, encarcelados, juzgados, censurados, perseguidos, golpeados, amenazados, heridos; algunos dirigentes políticos de oposición hoy pretenden acudir al llamado del régimen para unas elecciones de gobernadores?

No creo que sea necesario, pero es bueno aclarar que yo estoy a favor de los procesos electorales y el voto, sí, pero elecciones de verdad, esas que son garantizadas en libertad, bajo un Consejo Nacional Electoral legal, legítimo, transparente e imparcial, de lo contrario ¿se respetaría mi voluntad?

No hay democracia. Esto es dictadura: Un solo poder que controla y disuelve a los otros cuantas veces les da la gana, es clara muestra que aquí no existe democracia, por tanto nada es garantizado, cualquier “victoria electoral” podría ser arrebatada como ha sucedido con la legítima Asamblea Nacional a través de la asamblea nacional constituyente. Tanto así que la comunidad Internacional nos respalda, más de 40 países hoy nos brindan su apoyo, luego de tantos años callados, hoy por fin elevan su voz en rechazo a la dictadura de Nicolás Maduro y su régimen, rechazaron la asamblea nacional constituyente y cualquier otra acción del régimen que no implique su salida definitiva.

Pero lo más importante ¿Qué le diremos a las madres de los jóvenes que perdieron su vida luchando por la libertad? Sí, porque fue luchando para vivir en libertad, no lo hicieron ni por una candidatura ni por un espacio ficticio que cuidar; de no ser así ¿Entonces ha visto usted a alguna de ellas haciendo campaña, llamando a votar u ofreciéndose para ser testigo de mesas? ¿No, verdad? ¿Entonces por qué deberíamos hacerlo nosotros?

Por supuesto que votar o no votar es una decisión personal, cada quién tiene la responsabilidad individual de actuar bajo sus principios como mejor crea correspondiente; sin embargo, debo aclarar, una vez más que mis principios me impiden asistir a un proceso viciado y nulo, un proceso teñido por la sangre de mis conciudadanos libertadores que ha muerto en esta lucha, un proceso que legitima la dictadura, los crímenes de lesa humanidad, el narcotráfico y el terrorismo.

Mis principios me impiden participar y asistir a unas elecciones de gobernadores -destaco, los diputados al consejo legislativo no se elegirán en este proceso-; si mis otros conciudadanos deciden hacerlo entonces habrán aceptado una transacción gradual sacrificando la libertad de ésta y las próximas generaciones. ¿Lo permitiremos? Yo no.

Mis principios me piden que siga en las calles en rebeldía ciudadana, pues hasta ahora ha sido lo único que ha ayudado a mantenernos unidos en un solo objetivo, incluso con aquellos que en su momento creyeron en este modelo y que hoy se sienten defraudados, lo que ha hecho que el mundo entero hoy se aboque a Venezuela y haya entendido que este no es un problema sólo nuestro, es de ellos también; ha hecho que el más del 87% de los venezolanos rechacen a Nicolás Maduro y su régimen, ha hecho que luchemos más firmes por la Libertad.

Mis principios me piden que no me rinda, yo te pido a ti que tampoco lo hagas.

La lucha es hasta vencer. Debemos vencer y para vencer, hay que seguir luchando… en las calles.

¡No te rindas, Venezuela!

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