La perversión populista y sus secuelas

Nada casual que la entronización del llamado socialismo del siglo XXI, coincida con una evidente quiebra editorial del país, convencional y digital, obstaculizando toda la articulación y profundización del debate siempre necesario,  a favor de una banalidad asfixiante.  Hemos pasado con tanta facilidad las páginas de la implosión del sistema soviético y  de buena parte de sus satélites, obviando condiciones y causas, que, por asombroso que parezca, lo ha reeditado impunemente el nuevo mundo, obligándonos – ahora – a  partir de los planteamientos más básicos, retrocediendo en términos de cultura política, permitiéndonos apreciar y celebrar, además, por el propio y excepcional hecho de su publicación, aportes tan didácticos y recientes,  como de José Ignacio Moreno León: “La perversión populista y sus secuelas. Casos emblemáticos latinoamericanos” (CELAUP-Unimet, Caracas, 2018).

Importante diagnóstico objetivo aparte, respecto a la gravísima situación social y económica de la Venezuela  actual, el autor insiste en la alternativa de una economía social de mercado (20 ss.), propugnando la reinvención de la política (159), aunque discrepamos del régimen parlamentario que  propone (160), inculpando al presidencialismo o quizá soslayando la concepción y el ejercicio mismo de las libertades públicas y personales que cultivamos, caricaturizando la democracia adjetivada hasta el cansancio. Bemoles aparte, el suyo constituye un acto de responsabilidad del académico que ha macerado una larga experiencia política que, reivindicada, ofrece otra perspectiva diferente a los más cómodos críticos de un oficio insustituible.

El populismo y sus manifestaciones macroeconómicas, asociado a una cultura del subdesarrollo (24 ss., 32 ss., 47 ss.), nos remiten al fenómeno de una distintiva identidad, como el neopopulismo (81 ss.).  Y, por supuesto, a sus más elocuentes propulsores que le dieron,  o dicen darle, otra tradición al continente,  en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela (90 ss.), cuyos escombros tardaremos bastante tiempo en remover.

Moreno León hace un oportuno énfasis en el marxismo, ejemplificada la tragedia con Allende en Chile y los sandinistas en Nicaragua (73 ss.), ascendidos por el voto popular (77 ss.). Refiere a la lucha de clases (25), aunque ésta, con la corrupción y el populismo tan campante (36 ss., 70 ss.), cobra una terrible y muy significativa realidad en la configuración de sendas mafias que logran insertarse en el lado maldito de la globalización para eternizarse.

El chavismo/madurismo (111-152), es el capítulo más importante del libro, inspirado en la noción de la llamada ideología de reemplazo de Germán Carrera Damas, por cierto, prologuista de la obra, que, al corroborar los pilares de la inútil aventura, exhibe las cifras – valga subrayar – irrefutables de un monumental fracaso. De modo que, urgido breviario, el título de Moreno León no versa sobre el socialismo, no hacia el cual vamos, sino del que estamos de regreso, tras una amarga estafa de las que también sabe la historia universal.

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