La prosopopeya del voto

Pese a la creencia popular y lo mucho que se nos ha remarcado, la finalidad de la democracia no es el voto o la elección; el voto es un conducto para llegar al verdadero fin de la democracia que son dos cosas: separación de poderes y control (entendido como la limitación) del ejercicio del poder para que no se convierta en arbitrario.

Buena parte de los problemas de la democracia es que la gente desconoce ¿qué es la democracia? La idea del sufragio no hace que una democracia sea buena o mala; puede indicarnos síntomas, pero lo que nos denotará si hay una auténtica democracia, es el ejercicio del poder dentro del cual el voto adquiere, desde luego, un papel importante pero no el protagónico ni el principal. Hoy en Venezuela estamos frente a este dilema una vez más. Lo que nos plantea el equipo de campaña del candidato a la Presidencia de la República, Henry Falcón, es cuando menos un mito; es una visión fútil, desdeñosa y plañidera de democracia, todo lo cual resume una ignorancia monumental sobre el origen de democracia y su auténtica razón de ser en los tiempos contemporáneos.

Un estado totalitario que coopta el voto e implementa unas elecciones como las del próximo 20 de mayo en Venezuela, que pintan de todo menos de ser libres, secretas o universales, deja a quienes concurren a este hecho una sensación de lucha que en realidad es una simulación de lucha; una dinámica de bicicleta estática, totalmente inservible. La campaña de Henry Falcon es un avión de papel que se derriba fácilmente con una batería antiaérea de argumentos:

  1. En sistemas totalitarios no hay elecciones, hay simulacros de aprobación que de una u otra forma se convierten en la fachada de democracia de la que todo régimen totalitario busca revestirse. Estos simulacros buscan darle legitimidad y atornillar en el poder a quienes gobiernan. Normalmente los totalitarismos avanzan de forma premeditada por lo que su ascenso y perpetuación en el poder no es inmediata; lleva un tiempo y es planificada. Si pudiésemos establecer una similitud, podríamos decir que el mecanismo utilizado por un sistema totalitario para avanzar es ir mermando las instituciones hasta reducirlas, en función de lo cual, establecen como silogismo: si hay elecciones entonces hay democracia. Ya vimos que esta idea de democracia no solo es equivocada, sino que facilita la pretensión de todo régimen totalitario en envilecer el liderazgo opositor.
  2. Condiciones mínimas: Toda elección viene a significar un acuerdo de convivencia. De esa manera se organiza el sistema para que haya alternancia, equidad, y para que el ejercicio del poder y el ascenso a éste sea civilizado. Todo acuerdo de convivencia es una negociación y en una negociación el aspecto más importante es el reconocimiento del otro. Si el régimen totalitario no reconoce a sus opositores como iguales competidores a él, claramente su intención es no querer negociar con ellos; simplemente los va a aplastar. Por lo tanto, tendrá más privilegios que ellos, y como se trata de en un estado totalitario, a la hora de “la competencia” abusará del poder: hará más campaña electoral, tendrá más aparición en medios, utilizará dinero público mientras que exige a su adversario que el dinero que utilice provenga de fondos privados nacionales, al tiempo que hostigará a los privados que financien a ese adversario disminuido. Redistribuirá los centros electorales, dándole mayor ventaja a aquellos cuya tendencia electoral sea a su favor; decidirá cuáles países y personas pueden ser observadores internacionales (escogiendo a sus aliados ideológicos); hostigará a los empleados públicos para que estos lo favorezcan y voten por el candidato del régimen (importantísimo recordar que Venezuela es uno de los países con mayor cantidad de empleados públicos, ni siquiera potencias como EEUU, Alemania y China, cuentan con semejante nómina de empleados públicos en virtud de su densidad poblacional. Venezuela tiene alrededor de 3 millones de empleados públicos, 15% del Registro electoral que ronda los 20 millones de inscritos y habilitados para votar). Por último, custodiará los centros y, finalmente, contará los votos.

En este sentido, se incumplirán las condiciones mínimas en toda elección: sufragio no es universal, si frente al éxodo tan tremendo de venezolanos hacia el exterior, el estado retrasa trámites migratorios y entrega de documentos, y si no garantiza mediante jornadas de inscripción suficientes, que venezolanos que se encuentren en otros países puedan votar, entonces no es universal ese sufragio. Secreto del voto (si se coacciona al 15% de los electores que son empleados públicos, y, por otro lado, al 65% de la población (…) los 13 millones de venezolanos que de acuerdo con el gobierno chavista han tramitado el carnet de la patria, y prácticamente se les obliga a votar por el candidato del régimen so pena de perder beneficios como las bolsas de comida, pensiones o becas de estudio, entonces no existe secreto del voto). Auditoría, en Venezuela jamás se ha auditado el 100% del registro electoral y los procesos inherentes al acto de votación, esto no deja certezas ni aporta confianza en el resultado. Organismo electoral viciado por su proximidad al régimen. Actualmente, 4 de los 5 rectores del CNE que deberían ser imparciales, son afectos al régimen y varios de ellos, así como buena parte de los directivos de la institución, se encuentran afiliados al partido de gobierno. No habrá observación internacional calificada. El organismo regional que cuenta con mayor pericia para observación de procesos electorales es la OEA. Esta, así como la Unión Europea han rechazado participar. Software electoral manipulado en elecciones de 2017. No existe Garantía e Impugnación de resultados, los tribunales con competencia para recurrir o impugnar resultados, se encuentran en manos del gobierno chavista.

  1. Ilegalización de organizaciones políticas para impedir o dificultar que las mismas puedan postularse a la elección. Pese a que se esgrime la baladí excusa de la ley de participación política para invalidar a las plataformas políticas opositoras, y revestir la medida como una medida legal, no se da el mismo tratamiento al partido en ejercicio del poder, lo que evidencia un claro caso de ventajismo y competencia desleal.
  2. Inconstitucional. El artículo 292 de la Constitución de la RBV, establece en su inciso quinto, la potestad del Poder Electoral, que recae en el Consejo Nacional Electoral, la organización, administración, dirección y vigilancia de todos los procesos electorales de cargos de representación. La disposición constitucional es clara en ese sentido y escapa a interpretaciones. El inciso primero del mismo artículo establece que, cualquier otra duda o vacío jurídico en materia electoral será, asimismo, asumido por el Poder Electoral, y al final de artículo supra indicado se precisa que, estas disposiciones se establecen de este modo, para proteger y garantizar “la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales, así como la aplicación de la personalización del sufragio y la representación proporcional”.  La aparición en escena de la Asamblea Nacional Constituyente fue una clara jugada política para dejar sin efecto al Poder Legislativo legítimo en Venezuela. Desde su instalación, viciada de nulidad, como cada uno de sus actos, ha intervenido en la convocatoria de 3 eventos electorales (sin tener competencia sobre ello y en una clara alusión a la ley): Regionales (15OCT´17), municipales (10DIC´17) y presidenciales (Mayo2018). Si bien es cierto que las mismas se corresponden con la fecha de culminación del mandato presidencial, el Consejo Nacional Electoral es el único órgano investido de poder vinculante para realizar dicha convocatoria sin menoscabo de lo previsto en el numeral segundo del artículo 236. En tal sentido, en atribución del artículo 350 de la CRBV, todo funcionario o civil está en la obligación de desconocer y oponerse a cualquier acto que menoscabe las competencias, derechos y deberes establecidos en el texto fundamental, tal como el establecimiento de un poder paralelo cuya naturaleza sería en cualquier caso (de darse las condiciones para su convocatoria e instalación apegados a derecho) es la de redactar un nuevo texto constitucional, y no la de legislar. Quien participe en este proceso electoral, de acuerdo a lo previsto en la Carta Magna y como fundamento del estado de derecho, está incurriendo en su violación en la misma medida que lo hace quien ejecuta el acto administrativo.  
  1. El mito del “entreguismo”. Negarse a votar en futuros procesos electorales no es entregar los espacios. En el mes de diciembre del año 2015, siete (7) millones de venezolanos fuimos a votar para escoger una nueva Asamblea Nacional. La intención era impedir que el régimen de Maduro siguiera ocupando espacios y avanzando en la construcción de un estado comunal. Así, por amplia mayoría electoral, se eligieron 112 diputados con la intención de que estos, en uso y competencia de sus atribuciones, efectuaran una interrupción vía constitucional, del mandato de Nicolás Maduro. Pero los diputados no cumplieron la tarea. Se Perdió un año completo sin nombrar a los nuevos magistrados del TSJ y a los nuevos rectores del CNE. Esta es la mayor demostración de que el régimen desconocerá cualquier vía electoral, bien sea inhabilitando o negando un proceso electoral (como ocurrió con el referéndum revocatorio negado en 2016) o bien sea desconociendo la voluntad mayoritaria expresada en las ánforas electorales, tal y como ocurrió con el mandato popular de diciembre de 2015 y el 16JUL´2017 (el Plebiscito). La AN era un espacio opositor que se perdió por inanición o por complacencia; en todo caso se perdió. Es absurdo comparar un proceso complejo de esta naturaleza, con el mito del ladrón en mi casa, con lo cual se argumentaría que salirse de la casa (de la jugada) equivaldría a que me termine de robar. En este caso, participar en el proceso te haría esclavo de un círculo vicioso, más parecido al mito de un roedor enjaulado: donde la carnada (el queso) son las elecciones (revestidas de una utopía de salvación, puesto que si me da de comer me quiere vivo) y el entretenimiento sería alguno que otro espacio, sobre todo, si se atiende el hecho de que hoy persisten más de 200 personas tras las rejas por delitos de naturaleza política.
  • Vulneración del software y sistema de escrutinio de smarmatic. el voto no es inviolable.

 

La empresa Smarmatic dio a conocer la primera semana de agosto de 2017, que había detectado una maniobra fraudulenta en relación con la manipulación y vulneración de los protocolos de seguridad del software de escrutinio que viene suministrando al gobierno chavista desde mediados de la década del 2000. En pocas palabras, en otro reciente fraude electoral, para la elección de la ANC el pasado 30 de julio de 2017, se adjudicaron al menos 1 millón de votos más, de los que originalmente había obtenido el chavismo. Todo ello, certificado por la misma empresa que proporciona este software y que informó no poder cuantificar con certeza la cantidad de votos que en total, fueron sumados de forma fraudulentas para engordar las cifras de participación. Eso quiere decir que, según Smarmatic, las máquinas de votación son vulnerables y por tanto el voto no es confiable, tal como lo exige el artículo 292 de la CRBV. Por tanto, concurrir a cualquier evento de naturaleza electoral, con un software informático vulnerable, es acudir a un fraude seguro.

  1. Sucesivos procesos electorales en Venezuela, no contarán con observación internacional, hasta tanto no se revisen los mecanismos de participación, se lleve a cabo una auditoria al REP, la renovación del poder electoral, auditoría de todas las etapas del proceso, se establezcan condiciones que permitan la competencia y la participación, se permita observación internacional por parte de organismos especializados, se lleve a cabo la firma de un acuerdo de gobernabilidad y respeto de las condiciones con árbitros imparciales y se libere a todos los presos políticos. Esto se desprende de las medidas adoptadas por el Sistema Interamericano y el Sistema Europeo de Protección tomadas en abril de 2018.
  1. Desconocimiento internacional de elecciones. Medio centenar de países, la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea y sus órganos, la Declaración de la Cumbre de las Américas, realizada en Lima en abril de 2018; además de un considerable número de intelectuales y ex jefes de estado y de gobierno que se dan cita en el Grupo IDEA y que sumarían más de 30, han dicho que desconocerán las elecciones convocadas por la dictadura venezolana y los resultados que de esta consulta artificial y carente de legitimidad se emanen. En consecuencia, el régimen chavista se enfrenta a un nuevo aislamiento por parte de los organismos multilaterales y se expone al no reconocimiento de su gobierno en los meses próximos a esta elección. Por otra parte, la negativa de los partidos de oposición agrupados en el Frente Amplio (otrora Mesa de la Unidad Democrática) y Soy Venezuela, a participar de este proceso, plantea necesarias dudas de legitimidad y seguridad democrática. El resultado de un proceso electoral viciado, desde el momento mismo de su convocatoria, será más que evidente ante los ojos del mundo. La mayor muestra de ello es que no existe una verdadera campaña electoral. Quienes hoy se presentan como presuntos opositores a Maduro para reñir en esta contienda, hacen uso de un mecanismo de simulación de lucha.
  1. Encuestas arrojan que 7 de cada 10 venezolanos no tienen confianza en el Poder Electoral. Y no es culpa de los venezolanos. No se puede creer en un organismo que hizo trampa el 30 de julio de 2017 con la supuesta elección de la Asamblea Nacional Constituyente. No se puede creer en un CNE que hizo trampa en las elecciones de gobernadores y de alcaldes. No se puede creer en un CNE que inventó 10 millones de firmas para que Maduro rechazara el decreto de Barack Obama. No se puede creer en un CNE que tiene 2 años sin hacer elecciones para escoger a los 4 diputados de Amazonas. En Amazonas no se han hecho elecciones parlamentarias para impedir que la Asamblea Nacional, controlada por fuerzas opositoras, recupere su mayoría absoluta.
  2. Henry Falcón: ¿colaborador con el régimen u opositor deseado? Lo cierto es, el evidente hecho de que Henry Falcón no es definitivamente el candidato que represente al sector democrático. La razón es que Falcon y su escaso equipo de campaña opinan que, sí se puede ir a elecciones en dictadura, con lo cual asume que un régimen de corte totalitario, acusado de narcotráfico, paramilitarismo y terrorismo internacional, hará unas elecciones democráticas y transparentes. Semejante abuso a la inteligencia de los incautos. Opina también, al haber firmado un escueto acuerdo con el régimen de Maduro, que todas esas mínimas condiciones que he mencionado están dadas, y el proceso está blindado de legitimidad y transparencia. Henry Falcón avala con su participación, una flagrante violación a la Constitución. Falcón también cae en el aberrante mito de “no participar favorece al régimen” y allana el camino a la dictadura; no contento con ello, califica de entreguistas a quienes no colindamos con su atroz masacre a la democracia. Por si eso fuera poco, insiste en que la única manera de sacar al gobierno es asestando un golpe electoral tan fuerte, que de pronto y sin darse cuenta, pueda parecerse al del 6 de diciembre de 2015. Para finalizar su ejemplar vacilación carente de lógica, advierte que de ganar él, el resto de los gobiernos del mundo tendrán que darle reconocimiento. Pareciera, curiosamente, que la oposición a Falcón sea la MUD 2.0 y Soy Venezuela, en lugar del chavismo. Ataca a los primeros y al segundo ni con el pétalo de una rosa.
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