A todos ustedes

Un año fuera de los cubículos de nuestros temores, cuando decidimos tomar un pincel y comenzar a pintar desde nuestras sienes el cafecito pintoresco ubicado en la , un calendario completo luciendo pestañas que arden. Un año ya desde la primera decisión tomada, acto complejo para aquel entonces y que no ha resultado más sencillo con el paso del tiempo; un año que nos depuró, nos atravesó, nos compuso y nos llenó de muchas alegrías, enormes amigos y hermosos resultados.

Hace un año ya que abrimos al público con nuestra propuesta de café, gastronomía y espacio, desde entonces hemos visto los resultados de la constancia y vivido en la piel lo que significa crecer junto a muchas personas en este momento. De los desmayos aprendimos qué habríamos de hacer cuando levantáramos los ojos, de la paciencia conocimos las manos que nos atajaban y logramos esperar aun cuando no resultaba grato. Cuando queríamos subir aprendimos a bajar, cuando queríamos ir a un lado tuvimos que aprender  a transitar por el otro; ha sido el resultado de la aventura terrestre que es mancharse las manos con ese polvillo marrón que huele tan sabroso. Ante lo que no sabíamos pudimos erguir la espina dorsal para poder usar correctamente los pulmones.

De abrir las puertas nos ha quedado la presencia de cada uno de los clientes que hemos visto pasar por las mesas.  Las señoritas caraqueñas siguen siendo las mismas de siempre, tal y como escuchamos de nuestros mayores que eran antaño, coquetas, altivas y risueñas, siendo capaces de cruzar por cualquier lado con su bamboleo gracioso; mientras, los muchachos, pensativos en sus puestos,  presentan un variopinto de personalidades propias de los hombres que saben muchas cosas y no se han dado cuenta. La gente joven que sueña no se ha extinto, de hecho, como buenos soñadores son imposible de asesinar, su naturaleza, que clama a la creación, es inmortal; y tal es el ahínco en muchos, que se les queda como compañía a lo largo de sus vidas, es así como se puede topar por estos lares con ancianos de ideas tan vigentes, a la espera de una brecha que les permita convencer las ganas ajenas.

Junto a todas estas maravillosas personas hemos crecido. Hemos sido, de cierta manera, parte de algunas rupturas que, para cada quien, se enmarcarán como clásicos de una vida en esta tierra, y sus penas, en ocasiones, también han sido nuestras y así como a ustedes, nos ha tocado sobreponernos al cambio y abrazar las nuevas maravillas que también trae consigo. Hemos sido víctimas de sus oportunidades y nos ha encantado tenerlos por acá haciendo de las suyas de esa manera, burlando los tiempos y las circunstancias para imponer la realidad a su manera y desde sus propias venas. Hemos sido sorprendidos con actos de bondad y con palabras odiosas también, y les damos las gracias por habernos hecho sentir que estábamos vivos, pues cada emoción que han desatado en nosotros, cuando por algún motivo nos han visitado, nos ha sido evidencia de que sigue existiendo un corazón que late debajo de estas camisas. Nos han mostrado una realidad de esta realidad que ha resultado pieza fundamental para nosotros en medio de todo, gracias a ellos hemos afrontado mejor los días.

Desde hace un año que comenzamos esta carrera, ustedes, nuestros amigos -de un día, de algunas ocasiones o de un para siempre-, han sido el pistón que nos mantiene constantes. Nos han devuelto la seguridad cuando la hemos perdido, logrando mantenernos de pie durante doce meses y con intenciones de seguir muchos más. A todos ustedes:

Gracias, muchas gracias.

Barbara Uzcategui
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