Cuatro modelos de Democracia
Uno de los términos más debatidos en la historia de la teoría y filosofía políticas es el de Democracia. El término ha sido ampliado en diferentes ocasiones, abarcando diversos ámbitos como el político, social, económico, ciudadano, entre otros. Referirse a un sistema como democrático puede significar tantas cosas que hallar concordancias en el significado y uso del término no es tan usual como pudiera pensarse.
Aquello denominado como democrático por un individuo o grupo puede no serlo para otros. Los indicadores y criterios utilizados para señalar a la Democracia son altamente susceptibles a la diferenciación. ¿Cómo y en base a qué indicamos que un sistema político es democrático? ¿De acuerdo con el número de comicios celebrados? ¿La división de los poderes públicos? ¿La conservación de las libertades de los ciudadanos? ¿La participación o ausencia de ellos en lo público?
Dependiendo del criterio utilizado y el lugar de enunciación donde estemos colocados, denominaremos a un sistema como democracia o no. El asunto no es sencillo si se desea ser inquisitivo y preciso con las palabras. En este artículo, voy a proponer cuatro perspectivas respecto a la democracia que no necesariamente deben ser mutuamente excluyentes; pueden ser complementarias unas de las otras.
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Democracia Representativa
Esta primera perspectiva es común entre los ciudadanos comunes, quizás una muy cercana a la concepción regular de la palabra democracia y la de un gobierno democrático como lo entendemos en el siglo XXI.
La Democracia Representativa está determinada por la división de los poderes públicos de la tipología clásica de Montesquieu (Poder Legislativo, Judicial, y Ejecutivo), pero no basta con que los poderes estén separados; deben ser ejecutados por entidades distintas para evitar ser acaparados por un poder político particular. Además, deben poder anularse mutuamente para que así ninguno pueda sobreponerse a los otros dos. Es decir, debe haber un sistema de pesos y contrapesos.
Se realizan elecciones para así decidir quiénes serán los delegados de la sociedad civil en la esfera política. El voto, generalmente, es secreto y universal, y los electores cuentan con opciones ya que existe pluralidad de fuerzas políticas. Se defiende el derecho a la propiedad privada.
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Democracia Formal
Hablar de Democracia Formal nos distancia un poco de la perspectiva anterior debido a que ésta no se concentra tanto en los rasgos del sistema político de un territorio, las “condiciones de juego”, sino en las características de la vida que el gobierno de dicho sistema debe o debería garantizar para sus ciudadanos. Nos estamos refiriendo, entonces, a un modelo sustancial o integral de Democracia.
¿Qué es aquello que un modelo formal de democracia debe asegurar? Escuelas donde las personas se puedan formar, un sistema de salud confiable, resolutivo y accesible; hogares, oportunidades laborales, un sistema penal que minimice los delitos de toda índole, entre otros rasgos. Podemos decir, entonces, que los pilares de la Democracia Formal son los siguientes:
- Educación
- Vivienda
- Seguridad
- Libertad
- Salud
La Democracia Formal halla su razón de ser y fundamento en la defensa de los Derechos Humanos mediante la inversión en las estructuras que conforman a la sociedad.
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Democracia Participativa
La Democracia Participativa está directamente relacionada con el grado de interacción de los miembros de la sociedad civil con las actividades públicas y la organización del Estado. Este modelo de Democracia tiene por apellido “Participativa” porque el Poder no está concentrado en un órgano o conjunto de ellos, sino que está descentralizado. Esto mismo ocurre con la propiedad, suprimiendo así el escenario de cualquier tipo de monopolio.
Existen instancias sectorizadas para la administración del poder; si bien aún existe un órgano estadal que ocupa la posición fundamental en la jerarquía, el ordenamiento jurídico-legislativo del Estado permite la existencia de figuras locales que administren el Poder de modo más particular, atendiendo las necesidades propias de la región donde están ubicadas. Naturalmente, la sociedad civil no es un elemento pasivo en este modelo, sino que cumple un rol central y protagónico al involucrarse notablemente en cómo se administra el poder y los recursos de la nación.
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Democracia Elitista
La última perspectiva de Democracia que revisaremos en este artículo presenta semejanzas con la primera, pero ésta tiene un trasfondo distinto. Partimos desde la idea de que el Poder es un fin por el que compiten diversas fuerzas políticas consideradas como grupos de élite. La pluralidad de partidos políticos que buscan posiciones de influencia exige establecer un sistema de elecciones en el cual las propuestas se enfrenten entre sí y sea el pueblo quien tenga la última palabra.
El sistema de elecciones se basa en el voto secreto y universal de las personas, donde cada una se le permite votar solamente una vez. Las minorías integran el sistema político, pero su participación suele ser reducida y dispareja si la comparamos con la del grupo mayoritario. El grupo que gana la posición de dominio administra y gobierna otorgándole espacios a las demás fuerzas políticas.
Conclusiones
Hemos revisado que la Democracia puede referirse a muchos aspectos de la sociopolítica y económica. Es un término amplio y con una riqueza conceptual nutrida por siglos y siglos de discusión entre autores de todas las épocas. Nos ocuparemos en otro momento del problema en el uso de la palabra y por qué es origen de tantos enfrentamientos y conflictos políticos.
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