La moneda venezolana fue pulverizada
Editorial #474 – Miseria

Foto: Reuters

 

Muchos afirman que la economía en Venezuela, en uno de esos giros de ironía a los que el chavismo nos tiene acostumbrados, está hoy dolarizada. 

Lo dicen por lo que ven. El bolívar ha perdido tanto valor que ahora una gran parte de las compras se hace directamente en dólares, no solo las de montos grandes, sino también en comercios pequeños. 

Hay negocios que no tienen problema en aceptar y dar vuelto de un billete de 100 dólares, pero no tienen cambio para 50.000 bolívares (dos dólares, aproximadamente). Esto refleja una realidad que advertimos durante años: la moneda venezolana fue pulverizada. Hoy no vale nada.

En un país donde esa es una realidad, es normal que la gente busque resguardarse en cualquier otra moneda que preserve su valor. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es, ¿cómo en una coyuntura como la venezolana, donde incluso rigen sanciones por parte de los Estados Unidos, vemos circular tantos dólares, sobre todo en efectivo? La nuevas formas de subsistencia de los venezolanos pueden explicar, en parte, eso.

Casi cinco millones de venezolanos han emigrado en búsqueda de oportunidades pero también para poder ayudar a los familiares que dejaron atrás. Es por eso que las remesas se han convertido en un motor importante de lo que queda de economía en el país. Así mismo, existe otro sector que está viviendo de sus ahorros. Son muchos los que están repatriando dólares que tenían afuera para poder subsistir.

Tampoco podemos ignorar la creciente actividad criminal que es una realidad en Venezuela, desde la minera hasta la de tráfico de sustancias ilegales, lo que sin duda inyecta también una cantidad grande de dólares en efectivo a las calles.

Es por eso que ahora los productos y servicios ya tienen como referencia su precio en dólares, ante una incesante hiperinflación que en bolívares los obliga a actualizarlo casi diariamente. Lo peor de este escenario es que, en un país donde el salario mínimo es solo dos dólares al mes, el constante aumento de precios  hace que cualquier cosa sea impagable para millones de venezolanos. 

Este escenario genera una burbuja económica donde vemos una dolarización informal, un mayor abastecimiento de productos -que hasta hace poco no se encontraban- a precios mayores que en otros países, y, como ya es costumbre, una inmensa mayoría de venezolanos para los que sobrevivir es cada día más difícil.

Mientras tanto, y como ocurre desde hace años, nuestra única certeza hoy es que mientras no exista un cambio político y una reforma estructural del modelo económico, lo único que podemos esperar es más miseria.

Miguel Velarde
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