EL COLAPSO DE AMUAY. POR MARÍA JOSÉ CASTRO
Por María José Castro
Según la Organización Mundial de la Salud, salud pública es la «ciencia y arte de impedir la enfermedad, prolongarla vida y fomentar la salud y eficiencia mediante el esfuerzo organizado de la comunidad para que el individuo en particular y la comunidad en general se encuentre en condiciones de gozar de su derecho natural a la salud y longevidad«.
En nuestra Constitución de 1999 se consagra la salud pública como un derecho social fundamental, tal y como se menciona en los artículos 83, 84 y 85. Se establece que el Estado gestionará y financiará un sistema público nacional de salud, el cual será gratuito y descentralizado. Asimismo, supervisará y regulará tanto las instituciones públicas como las privadas.
Sin embargo, recordemos un poco cuáles fueron los hechos vividos el pasado fin de semana. Aproximadamente a la 1:10 am del 25 de agosto de 2012 hubo una explosión en la Refinería de Amuay en Jubibana, Estado Falcón. Según fuentes oficiales fueron tanques de gases inflamables. Los habitantes de Punto Fijo pensaron que se trataba de un temblor, y luego desde sitios alejados pudo apreciarse el incendio. La onda expansiva causó daños en aproximadamente doscientas viviendas.
El Hospital Pediátrico de Judibana y el Cetro de Salud cercano a la refinería sufrieron daños. El Hospital Calles Sierra es el principal de la ciudad y no cuenta con una unidad de quemados.
En nuestra Constitución se garantiza el tratamiento oportuno y una rehabilitación de calidad, pero la realidad es muy distinta. Falta de insumos básicos, infraestructura y equipamiento deficiente, son solo algunos de los innumerables problemas que atraviesan los centros de salud pública.
Tras los acontecimientos se activaron dispositivos especiales en el Hospital Universitario de Maracaibo y otros centros de salud de la Red Hospitalaria Nacional en el Zulia. Los heridos de gravedad fueron trasladados al Centro de Atención Integral Para el Quemado del Hospital Coromoto, en Maracaibo, siendo el único en su estilo y grado de especialidad en Venezuela. Pero está realmente capacitado para atender una tragedia tan grande como la vivida en la Península de Paraguaná, si su capacidad física es la siguiente:
- 15 camas para la atención de pacientes.
- 2 Quirófanos y 1 sala de Emergencia.
- Un helipuerto
PDVSA el año pasado generó un 69% más de derrames de crudo que en 2010, para totalizar 4.052 incidentes. Durante el primer semestre de 2012 se reportaron diecinueve incidentes en sus áreas de operaciones: explosiones, incendios, derrames de petróleo, fallos en las operaciones de refinerías, pozos y unidades de almacenamiento. Solo siete de estos accidentes ocurrieron en el Estado Falcón. En este periodo murieron dos trabajadores y más de una decena resultaron heridos. A este número lamentablemente se le suman los 41 muertos y 86 heridos del pasado fin de semana.
En el mundo petrolero, la inversión en seguridad, cuidado y competencia operativa es muy elevada, porque así lo exige el peligro implícito en esta industria. La explosión de la refinería de Amauy, que forma parte del segundo complejo refinador más grande del mundo, demuestra nuestra poca capacidad para enfrentar desastres.
El gobierno actual se caracteriza por la centralización de las Instituciones Públicas. Cada día, la salud venezolana colapsa más. Actualmente se encuentra plagada de conflictos de todo orden: laborales, infraestructura, insumos, cantidad y calidad de personal, costos, precios, centralización y controversias con las instituciones privadas. Se ha acostumbrado a improvisar y minimizar los daños.
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