LA TELEVISIÓN VENEZOLANA, ¿ESTO ES LO QUE HAY?
Por María Alejandra Rivas
La televisión es un medio de comunicación que a lo largo de los años se ha convertido en un factor de gran influencia dentro de los hogares en Venezuela y el mundo. Representa un medio que debido a su fácil acceso es capaz de generar cambios de conducta, de maneras de pensar, además se convirtió en un medio educativo y de formación ideológica. Estos factores tienen ventajas y desventajas, por una parte podemos agradecerle a la televisión la forma tan didáctica de informarnos, recrearnos pero a la vez podemos culparla por su facilidad de manipularnos y convertirnos en lo que justamente quiere.
Podemos hacer referencia totalmente al libro “El Mago de la cara de vidrio” de Eduardo Liendo, no existe mejor ejemplo para comenzar hablar de la manipulación televisiva que éste libro, el personaje principal nos muestra todo esa alienación que causa lo que vemos y lo que nos enseña la televisión de forma general, desde lo más educativo e informativo hasta lo más soez y vacío. Aunado y en consecuencia a esto tenemos las conductas que tomamos gracias a la muestra de cada uno de los programas que vemos y con los cuales nos sentimos identificados, tanto así que podemos llegar a sentirnos identificados sin dificultad, de padecer lo que los actores padecen, de involucrarnos como si fuésemos nosotros mismos los afectados del acontecimiento.
La televisión es un miembro más de la familia, lo vemos casi como un semejante y como leí en un ensayo “somos capaces de cambiar el mobiliario de la casa sólo para tener una manera mucho más cómoda de verla” y todo esto para recibir de ella justo lo que ella quiere, más no lo que le pedimos. Y es que ¿desde hace cuánto nosotros somos participe de las cosas que recibimos? Tenemos muchísimos años sin ser los electores de la programación. Nos dan lo que quieren y según eso muchos argumentan que “al público se les da lo que exigen”, ¡qué engaño!.
No creo que tenga la suficiente edad para hablar sobre el avance o deterioro de la televisión venezolana, quizás mi memoria más remota me lleve a programas como Nubeluz, El Club de los Tigritos y el Sábado Sensacional de Gilberto Correa, soy de la época del fin de los 80 entonces puedo considerarme una noventosa con orgullo.
Ahora, esa razón tampoco me excluye para decir, comentar y expresar mi gran decepción sobre la programación que nos brindan los canales nacionales hoy día. El ejemplo más inmediato que puedo citar es el saliente programa “¿Hay Corazón?”, conducido por la talentosa periodista Caterina Valentino. Confieso que no toleraba ni 10 minutos del programa, me parecía grotesco, amarillista y con un mínimo de contenido productivo para la sociedad, con esto no quiero ofender a la conducción y producción del programa, porque sé que estaba hecho para y con el fin del entretenimiento rápido, fácil y directo hacia un público específico , punto totalmente válido, ahora mi crítica va dirigida hacia el por qué de la copia o creación de programas tan empapados de contenido sexual; si tenemos el público, tenemos el canal, tenemos el dinero, por qué no jugar con el entretenimiento y la educación, si sabemos que somos un factor de copia de conducta y de influencia cultural ¿por qué no buscamos interactuar de forma inteligente con el público?.
Siempre hablamos de que queremos una sociedad más ciudadana, más amable, menos conflictiva y con mucho más sentido del respeto y las buenas costumbres, pero todo este discurso se cae y desvanece al ver el contenido de los programas que nos ofrecen a nivel nacional. Muchas veces he pensado que nos ven como grandes tontos manipulables, y realmente para nuestra desgracia lo somos, pero también pienso que nosotros mismos somos capaces de elegir entre ser manipulados o no. Existe un sector de la sociedad que no se da cuenta del daño que nos causan ciertos programas, existe otro sector que se da cuenta pero aún así continúa siendo testigo y protagonista del daño, y existe un último sector que se da cuenta y hace caso omiso del intento de manipulación. Allí están los tres puntos de elección, el que no lo sabe, el que lo sabe pero no le importa, y el que lo sabe y se aleja.
Antes de realizar el artículo comenté con varios grupos de personas sobre el tema y justamente me encontré con los mismos sectores. Unos comentaban que no importaba lo que pasaran ya que eso era lo que todos querían ver, otros decían que no importaba lo que pasaran ya que podías cambiarlo, y otros coincidían conmigo en el hecho de que era mejor omitir lo que pasaban y buscar dentro o fuera del medio un medio de entretenimiento más productivo. Hubo alguno que dijo lo siguiente “la televisión nacional no es mala sólo aquí en Venezuela, en realidad es así en todo el mundo”, le di la razón pero de igual manera pensé “¿entonces como en los demás países la televisión nacional es mala aquí también debe serlo?” Pensé… “¿si en los demás países se odiasen todos unos a los otros aquí también nos odiásemos?”, es decir, ya que como en el resto del mundo es normal aquí también debe serlo, me parece muy vacía esa idea.
Es como dejarse llevar por lo que el mundo dictamina, siento que si en el mundo la televisión se dedicara a dar y ofrecer calidad aquí llenaríamos nuestra frente de sudor para poder estar a la par pero como en el mundo nos venden cualquier cosa qué más da, aquí también. ¡Qué gran tontería! ¿Por qué no esforzarnos en generar varios cambios de conducta? Es más, me atrevo a decir que ¿por qué no hacer una especie de prueba? Si cambiamos lo que mostramos puede que lleguemos a generar un gran cambio cultural y así obtener mejores decisiones a nivel político, social, cultural, quizás nos llevemos la gran sorpresa de ser un país con personas con mucho más sentido inteligentemente crítico.
Hace unos años un profesor muy querido de la universidad nos hablaba sobre la Alegoría de la Caverna, es una alegoría que cuenta la historia de un grupo de personas atadas con cadenas por la cabeza y las piernas impidiendo así su movimiento, atrás de ellos había un muro y detrás de él había un grupo de personas con una hoguera que gracias a ella ofrecían un reflejo hacia el lado de los prisioneros y les mostraban una realidad que sólo ellos querían que viesen, siendo estas imágenes la única realidad conocida por los demás. Luego nos cuentan que uno de los hombres logra volver su cabeza y ver que sólo eran imágenes proyectadas por otros seres iguales a ellos por lo que es obligado a salir de la caverna, a ver por medio de sus propios sentidos todo lo que es real. Después de toda esta experiencia baja de nuevo a la caverna donde están todos sus demás compañeros y este le cuenta lo que ha visto y lo que realmente pasa. Para su desgracia ninguno de ellos le cree y lo toman por loco, creyendo que sólo esta deslumbrado por haber sido testigo de la luz del Sol y luego enviado de nuevo a la oscuridad, tanto así que serían capaces de matarlo por querer hacerlos ver una realidad que para ellos no existe.
No puedo dejar de comparar eso con lo que vengo hablando, ya que entonces todos nos limitamos a aceptar lo que nos venden porque ¿esa es nuestra única realidad? ¿Porque no existe alguna otra? ¿Porque es la “verdad mundial”? ¿Por qué no ser capaces todos de virar nuestras cabezas y empezar a exigir mejores contenidos para nuestras mentes y nuestra forma de vida? ¿Por qué nos conformamos con todo lo que nos dan? ¿No somos capaces de producir algo mejor que el resto del mundo? No lo creo.
Entonces, cualquier persona que vea otras ideas, otras formas de pensar será tildada de loca y diremos “es que en los demás países es así, ¿para qué cambiar nosotros?” No estoy de acuerdo, creo que somos un país con suficiente sentido de la creatividad y ganas de generar cambios sociales y culturales, pienso que todo empieza con una autocrítica, con una vista a otras realidades, y así darnos cuenta que no lo estamos haciendo bien.
Podemos entretener al público dándoles justo lo que quieren pero no en un horario 24/7, porque entre novelas, malos chistes, politiquería y programas doble sentido no llegaremos a mucho. Algunas personas me dijeron que el factor fundamental de los programas de bajo contenido era el poco presupuesto, pero a la vez siento que sigue siendo una excusa, hoy día es cierto que vivimos en un país con dificultades para invertir en buenos contenidos televisivos, pero tampoco podemos creernos que todos los canales están en quiebra, creo que todos los canales tienen un gran capital sólo que no están interesados en invertir tanto porque no les es factible, no les es rentable, por eso siguen vendiendo lo que tienen y nosotros seguimos comprándoles porque “no tenemos opción”.
En Venezuela tenemos mucho talento, nuestros actores de novelas y series tiene gran potencial, nuestros conductores de programas se que hacen todo lo que pueden para ser cada vez mejores, además nosotros como público somos personas con gran capacidad de crítica constructiva, seamos más capaces, arriesguémonos a pensar diferente y exigir a todos los medios que nos vendan inteligentemente lo que tienen, sin caer en el mundo de “esto es lo que hay”.
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